XII. ☆ Divine aconseja ☆

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Ante no saber qué hacer, reí

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Ante no saber qué hacer, reí.

—¿Debería ofenderme? —pregunté, usando el mismo tono burlón.

Beth, no obstante, no estaba riendo, sino que tenía en su mirada una convicción sincera que pocas veces se consigue en un humano, estaba segurísima y ¿emocionada?, por eso.

—Eres una bruja —repitió—. No lo niegues, lo sé. Vi lo que hiciste con esa moto.

Recordé vagamente el incidente en la cancha de baloncesto y la expresión casi temerosa que Marco había mostrado al cuestionarme al respecto, distaba mucho de ese gesto alegre y de eureka en los ojos de Beth.

—Se estrellaron y ya —defendí, sin caer en cuenta de que dar esa explicación automáticamente me convertía en culpable—. Vamos a buscar tu vestido, aún tenemos una hora.

Beth negó con la cabeza.

—Eres bruja, Karma. No eres la primera que me cruzo en la vida, no me voy a comer el cuento de que lo imaginé. —Parpadeé varias veces, perpleja y con un nerviosismo creciente—: Y ni siquiera intentes borrarme el recuerdo, conmigo no funciona.

No tenía aún esa idea en la cabeza con respecto al incidente de la moto, pero saber que no era una posibilidad me dejó más indefensa, es más, solo saber que ella conocía esa posibilidad me produjo náuseas. Hablaba tan segura, tan convencida, como si no hubiera ni una sola explicación humana que se amoldara a lo que pasaba, como si el que yo fuera bruja era lo único viable.

Consideré mis opciones inmediatas; hacer un escándalo en mitad del almacén no era prudente, negarlo rotundamente sabiendo por dentro que era cierto, tampoco, pero la única opción que quedaba era aceptarlo y por algún motivo eso me pareció de lleno incorrecto.

—¿Por qué... cómo es que...?

Detesté vacilar, me hacía parecer inferior, como si hubiera perdido el rumbo de la conversación. Una punzada de desconfianza se me instaló en el pecho viendo a Beth y esa camaradería que había gozado con ella minutos antes hablando de Marco, me pareció lejana.

Ella debió notar mi recelo porque con una voz menos eufórica, intentó hablarme:

—No se lo diré a nadie. No creas que... —Calló para acomodar lo siguiente a decir. Su mirada se endulzó más, con el color de una disculpa y la urgencia de explicarme—. A ver, yo no soy bruja, mi bisabuelo lo era pero hasta mí no llegó la magia. Dije que no eras la primera que se me cruzaba porque hace un tiempo salí con un brujo, y no tengo malas intenciones, lo juro. Lamento soltarlo tan abruptamente, es que no lo esperaba de ti.

Mis ojos entrecerrados eran fieles a mi desconfianza, pero supuse que no creerle era injusto... al menos de momento. Me aferré a esa chispa de cariño que ya había cultivado por Beth para mantener la calma.

Karma de Estrellas  •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora