XXX. ☆ Corazón correspondido ☆

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El viernes como prometió, Gris estaba en la entrada de Midwest cuando Ray y yo llegamos

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El viernes como prometió, Gris estaba en la entrada de Midwest cuando Ray y yo llegamos. Estaba con su novio y ninguno estaba precisamente contento de estar ahí.

Ray estacionó cerca de ellos cuando le anuncié que eran de quienes le había hablado, apagó la moto y se bajó conmigo. Esta vez se quitó su casco y pensé que era la primera vez que lo hacía cuando me llevaba a algún lado. Un par de miradas aterrizaron en él, pero fingió no notarlas cuando nos encaminamos hacia la pareja. Gris me sonrió, algo forzado, pero lo hizo justo antes de mirar con curiosidad a mi compañero.

—Hola, Gris —saludé, sonriente. Luego miré a Diego y sonreí más falsamente—. Hola, Diego, siempre es un placer verte.

No me respondió en absoluto, pero le dedicó una mirada desconfiada a Ray.

—¿Cómo estás, Karma? —dijo Gris, consciente de la tensión que su novio daba. Noté que le dio un codazo disimulado antes de mirar a Ray—. Y hola, mi nombre es Grishaild.

Estiró su mano con amabilidad y Ray sí le sonrió con cortesía.

—Soy Raymond. Karma me ha hablado de ti... y de tu novio. No exageró en absoluto.

Le puse a Ray una mano sobre el antebrazo para que no fuera tan grosero. Diego se lo merecía, sí, pero a la vez él no valía la pena.

—Y él es Diego —dije yo—. Siempre da esas malas miradas cuando conoce a alguien, Ray, no te lo tomes personal.

—No te metas conmigo, Karma —me espetó, apretando los dientes.

—¿O qué? —intervino Ray—. No seas tan sensible, Karma no te ha hecho nada.

—Eso no es asunto tuyo —arguyó Diego.

—Lo es y lo será de ahora en adelante. Haz de cuenta que Karma y yo somos una persona, si tienes problemas con ella, los tienes conmigo.

—Ray... —reclamé, halándolo un poco. Gris hacía lo mismo con Diego, avergonzada de él—. No pasa nada. Diego ladra pero no muerde.

Admito que me encantaba provocarlo porque Diego era como un fosforito a la mejor palabra de mi parte se encendía de rabia. Era gracioso incluso cuando no me agradaba ni poquito. Ray sonrió burlón, pero a Diego se le pusieron rojas las orejas posiblemente de rabia. Su novia era, dentro de lo que cabe, un encanto de persona, no comprendía cómo podía estar con un patán como esos.

—Creo que debo irme ahora —musitó Ray, luego miró a Gris con una sonrisa seductora que casi me hace reír—. Fue encantador conocerte, Gris, espero verte de nuevo.

—Su nombre es Grishaild, completo —le ladró Diego.

—Pero Gris suena más lindo. En fin, fue un placer. No contigo, Diego, eres despreciable.

Karma de Estrellas  •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora