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"Me cansé de ser una duda constante,

de querer por completo,

de recibir a medias.

Me cansé de ser una promesa,

como esa que nos hacemos cada primero de enero

y que nunca cumplimos

¿Por qué esperar a otro año, otras circunstancias...

otra vida?

Si no puedo ser ahora, ya no quiero ser.

Pero ojalá fuéramos"

***

A pesar de los buenos propósitos de enmienda, Chaeyoung no conseguía quitarse a Mina de la cabeza. Cuántas veces se había prometido a sí misma que esa sería la última canción que le escribiría o que esa sería la última noche que pensaría en ella y nunca lo había conseguido. Después de aquel día que la vida le había regalado, olvidarla se había convertido en una tarea mucho más complicada.

Las cosas con Yeri iban bien, nada había cambiado y ella había decidido convertirse en la esposa modelo que algún día fue. Pero antes, le quedaba por hacer una última cosa. Asuntos pendientes que nunca deberíamos posponer por nada ni por nadie. Volver a liarla... volver a buscarla. Recordó que mientras cenaban, le habló de lo incómodos que son los asientos en la aerolínea con la que había viajado a Berlín y que le sorprendió especialmente lo pequeño que es el aeropuerto tratándose de una capital tan grande e importante. Entonces, Chaeyoung le explicó que Berlín cuenta con dos aeropuertos: Tegel, el principal, y Schönefeld, el secundario.

Solo tuvo que buscar los vuelos a Seúl desde Schönefeld para el día de su vuelta para tener de nuevo localizada a Mina. Habían cometido el error de no intercambiar los teléfonos y no tenía otra forma de encontrarla que volver a asaltarla en plena calle. Primero fue en la puerta de su hotel; ahora, en el aeropuerto. Siempre supo que si alguna vez en la vida se la iba a jugar, iba a ser por ella.

Por suerte el vuelo salía a media tarde, por lo que no tuvo que buscar ninguna excusa para encubrir su ausencia en el hogar. Saldría tarde del estudio, como la mayoría de los días. Incluso, casi con total probabilidad, llegaría antes que Yeri a pesar de que el camino que tenía hasta el aeropuerto era aproximadamente de una hora con un trasbordo en Ostkreuz para tomar la línea color vino hasta la última parada. Sentía miedo: a ser rechazada, a llegar tarde, a no volverla a ver y quedarse con ese sabor tan amargo creciendo día a día en sus entrañas.

La parada de metro del Aeropuerto de Schönefeld era algo impersonal y carente de vida a pesar de soportar un multitudinario tráfico diario de personas y equipajes. No se encontraba dentro del propio aeropuerto, si no que había que atravesar una larga calle bien acondicionada para su cometido.

Cuando llegó hasta la terminal de salidas, miró a su alrededor nervioso. Ni rastro de ella. Decidió permanecer en la puerta principal a pesar de que el cielo comenzaba a llorar de forma débil. Si no había ido con una antelación desproporcionada, tendría que pasar por allí sí o sí. Ya solo quedaba que quisiera verle y escucharle.

Chaeyoung sintió de repente una mezcla entre miedo, ilusión y nerviosismo. Quizás aquello solo era una excusa para ella para volver a verla, aunque sabía que el desenlace de aquel encuentro podía terminar de matarla en vida, quizás lo único que buscaba era volver a empotrarse contra su mirada y decirle en silencio que solo por ella querría siempre ser mejor persona. Imaginar un solo segundo más a su lado era suficiente recompensa, aunque después tuviera que soportar la mayor humillación de su vida. Le esperaban de nuevo muchas noches en vela, eso no lo dudaba, muchas lunas frente a su guitarra y su libreta de letras componiendo canciones que se tararearían en todo el mundo, sin que las voces de aquellas personas anónimas supieran que estaban siendo portavoces de un daño real. Si todos supiéramos las historias que realmente esconden las canciones que escuchamos...

Lo que nunca fue - MICHAENGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora