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Seúl, año 2073

"No hacen falta largas conversaciones,

lo mejor que le podemos decir a alguien

siempre se resume en dos palabras:

¿Cómo estás?

Saldrá bien.

Estoy contigo.

Te quiero.

¿Más vino?"

***

-Y en ese momento, la miré. La miré y le di en solo dos segundos más amor del que probablemente nunca nadie le daría. Me morí por dentro y entendí que nunca sería mía. Me resigné. Debería haberle pedido que se quedara a mi lado, debería haberle dicho que mi vida era ella. Pero en lugar de eso, la dejé ir. Por ella. Por mí. Yo qué sé... quizás mejor así...

Mientras le cuento mi historia a mis nietos, no puedo ocultar las lágrimas que siempre asoman a mis ojos cada vez que recuerdo la última vez que la vi. Aquella escena de aeropuerto fue uno de los momentos más especiales de mi vida. Tal y como había sospechado en su momento, cincuenta y siete años atrás, nunca sabría cómo explicar aquello en toda su inmensidad. Dos personas que se miran con esa mezcla de cariño y resignación a no poder ser...

A estas alturas de la narración, mis nietos están totalmente enganchados a la historia, incluso juraría que la pequeña Mina se está emocionando. En sus ojos noto que quieren saber más. Pero por desgracia, no hay más que contar.

—Supongo que cogió ese vuelo —pregunta Hyunjin.

—Así es, lo cogió, se marchó y nunca más supe de ella. Fin de la historia —me detengo a pensar si estoy siendo demasiado dura, pero aquello sigue ardiendo en mi interior con la misma intensidad que en aquel momento.

—¿Nunca la llamaste? ¿O ella a ti? —esta vez es Mina quien se interesa por la mujer gracias a la cual se llama así.

—Veréis. Mientras nos despedíamos junto al control de seguridad, le dije que me diera su teléfono. Creo que su mente ya estaba empezando a conectar con Seúl o que ya estaba siendo consciente que aquello no estaba bien y que era mejor dejarlo así, porque a pesar de todo, me dijo que debíamos ponerlo una vez más en manos del destino. Aún recuerdo sus palabras exactas: "El destino nos ha juntado una vez, si realmente debemos acabar juntas, se las ingeniará para que volvamos a encontrarnos". Me gustó aquel concepto tan romántico y recordé que era el hilo argumental de una de mis películas preferidas, Serendipity. Inevitablemente, con su despedida, mi mente también volvía a conectar con Yeri, con vuestra abuela. Y comprendí que quizás era mejor no tener ninguna tentación de volver a buscarla o de llamarla en cualquier madrugada de añoranza. Y creedme que he tenido muchas de esas.

—Abuela, hoy en día es muy fácil encontrar a las personas. ¿Quieres que lo intentemos?

—Hyunjin... —Mina, a pesar de haber empatizado con la historia, trata de frenar a su hermano, tan idealista como su abuela—. A la abuela no le haría mucha gracia. Y ahora ya, ¿para qué? Ya no solo han pasado los años. Ha pasado la vida. La oportunidad de estar juntas la tuvieron en ese momento, ahora ya no. Todo tiene un tiempo y un lugar.

Sé que lleva razón, pero las palabras de mi nieta se me clavan en el corazón. Porque aquello mismo me ha atormentado durante tantas noches... El "¿qué habría pasado si...?" es sin duda la peor sensación del mundo. Quien lo haya pensado alguna vez, sabrá de lo que hablo.

—Tu hermana lleva razón. Además, miradme, al final terminé regresando a Seúl y nunca nos volvimos a encontrar. Supongo que ella se casó con su novia cuando volvió a casa. Si no fue con ella, sería con otra persona, no me cabe la menor duda de que seguro que volvió a encontrar el amor. Ahora será una dulce y guapa abuelita con una historia preciosa en su recuerdo que seguro no contará a sus nietos como la loca de vuestra abuela —quiero introducir algo de humor a la tarde—. Y lo que es más, ella lo tenía más fácil para buscarme a mí, si hubiera querido...

—¿Por qué dices eso?

—Os acordáis de la canción que compuse que se hizo tan famosa, "Lo que nunca fue", la que fue banda sonora de una película, ¿verdad?

—Claro que sí, ¡ganaste un premio con ella!

—Exacto. No es por ser vanidosa, pero con mi nominación, mi cara salió en todos los periódicos y redes sociales del momento, acompañada de la fecha, la hora y el lugar en la que se iba a celebrar la entrega de premios. Si hubiera querido, si aún le importaba...

—Habría ido a buscarte igual que hiciste tú con ella en el aeropuerto...

—Así es. Pero ella nunca apareció. Y eso que la Gala se celebraba en Seúl. Acudí al evento con mi representante, la tía Tzuyu, en lugar de ir con vuestra abuela, y esta pobre ilusa creía que Mina me seguía esperando. Seguramente en cuanto su avión aterrizó, volvió a poner los pies en la tierra y todo esto quedó en una bonita aventura.

—No te pongas triste, abuela.

—Abuela —Mina vuelve a interrumpir la conversación—. ¿Alguna vez se lo has contado a la abuela?

—No. Nunca. He sido siempre una cobarde. Pero me moría de miedo ante la idea de perderla. Os aseguro que también la he querido y la quiero mucho y que me arrepiento de no haber sabido respetarla siempre —tomo aire y aprovecho para beber un poco de agua—. A pesar de eso, ella también tuvo en un momento su propia historia que contar pero, ¿cómo reprochárselo? Preferí tragarme el dolor, porque os aseguro que aquello dolió mucho.

Escuchamos la voz de Sooyoung, mi hija y la madre de Hyunjin y Mina, acercándose por el pasillo. Me siento tranquila y feliz de saber que ahora mi historia tiene unos cómplices que la guardarán con cuidado y que probablemente les servirá para su propia vida. Pero antes, quiero terminar mi relato de la mejor forma que se me ocurre:

—Ante todo, que os quede claro que si volviera atrás, volvería a elegir siempre a vuestra abuela, como os he dicho antes, viviría mis seis vidas de gato con ella.

—¿Y la séptima? —me pregunta Hyunjin mientras los dos esperan la respuesta que ya conocen.

—Con Mina. Mi última vida siempre será para ella.

Lo que nunca fue - MICHAENGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora