"La peor sensación no es que jueguen a perderte,
ni que te odien. O que te hieran.
La peor sensación es no saber por qué no te buscaron
cuando te perdieron, cuando te (amaron) odiaron,
cuando te hirieron"
***
Nunca en toda su vida, Chaeyoung se había sentido tan mal. Había fallado a las dos mujeres a las que más había querido nunca. Volvió a recordar por qué siempre había odiado a las mariposas que anidan en nuestro estómago: cuando somos felices, siempre les decimos a los demás que deben arriesgarse a sentir, que deben jugársela aunque luego se caigan, que sentir siempre merece la pena. El cuerpo es sabio y con el tiempo siempre aprende a eliminar todo lo negativo. Sin embargo, ahora que volvía a probar el sabor avinagrado del desamor, se arrepentía de haberse empachado de la más dulce miel que existe en el mundo. Maldita sensación. Mina nunca le iba a perdonar, le odiaría y guardaría un recuerdo nefasto de aquel encuentro, convirtiéndose en un error; Yeri, su Yeri, sin duda no se merecía esta absurda revancha que se había cobrado. Su conciencia flaqueó y decidió contarle todo: que la había engañado desde el día en que la conoció; que su musa no era la vida, sino una japonesa encantadora; que el destino le había concedido sus deseos y le había dado la oportunidad de volver a saber lo que era pasear con ella, sin miedo, sin culpabilidad; que la había sentido suya durante unas horas y que... No, no podía hacerle eso.
Miró el icono de las llamadas perdidas de su mujer y resistió la tentación de llamarla. No quería hablar ahora mismo con nadie. Le envió un escueto mensaje de texto diciéndole que no podía hablar y que la llamaría enseguida y de nuevo hundió la cara entre sus manos.
"¿Qué has hecho, Chaeyoung? ¿Qué has hecho?".
Pero lo que más le dolía en su conciencia y en su corazón, fue el hecho de no arrepentirse, de saber que inevitablemente tropezaría con la misma piedra una y mil veces más si pudiera hacerlo. Que movería montañas solo por encontrarse con esa piedra. ¿Qué hacemos con el arrepentimiento cuando no es por ti mismo, si no por el otro? ¿Qué hacemos cuando en nuestro interior se libra una lucha entre lo que queremos y lo que debemos? ¿Qué ocurre cuando echas la vista atrás y te ves cometiendo errores que siempre habías juzgado en otros?
Al final, la vida sabe cómo devolvernos la lección para que en el caminar de nuestros días, quien quiera aprender, comprenda que la mayoría de las veces no se trata del bien o del mal, si no que todo está marcado por las circunstancias y que a veces, hasta el peor de los errores tiene su justificación. Solo a veces.
Chaeyoung se debatió entre dejarle una nota o marcharse sin más y optó por lo segundo. Las duras palabras de Mina se le clavaron en el alma y no quiso interferir más en su vida, quizás mejor así. Ella se merecía ser feliz y era cierto que con ella tan solo había experimentado dolor. Se iría sin hacer ruido, aunque a veces el silencio pueda llegar a ser absolutamente ensordecedor.
Deshizo los pasos que hace tan solo unas horas había caminado, esta vez en soledad, con el alma totalmente destruida, y salió a la calle. El cielo de Berlín se encontraba nublado: no había ni rastro de aquellos preciosos rayos de sol que los días previos habían iluminado la ciudad.
Decidió ir caminando en lugar de coger el transporte público a pesar de la gran distancia que existía desde el Hotel de Rome y su casa. En torno a ocho kilómetros, calculó un par de horas de paseo que le vendrían bien para dejar la mente en blanco o terminar de machacársela aún más, pero al menos retrasaría el momento de llegar a casa y encontrarse con Yeri.
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Lo que nunca fue - MICHAENG
Novela JuvenilAl borde de su muerte, Chaeyoung no puede evitar recordar a Mina y el breve instante de vida que compartieron en Berlín. No era su momento ni su lugar. Descubre una bonita historia de amor de dos almas unidas por siempre por un invisible hilo rojo. ...