Seúl, año 2019
"Nunca te diré que aquella noche,
yo también soñé contigo.
Nunca te diré que resucitaste a mis mariposas,
que me diste alas y caí.
Nunca te diré que yo también quería,
solo si tú querías. Y si no, también.
Nunca te diré que perdimos el tren
mientras soñábamos con volar.
Nunca te diré que este valiente,
a fin de cuentas, solo es un cobarde más"
***
Llegó el gran día. Los meses previos a la Gran Gala de los MAMA ni siquiera habían pasado lentos. Las Navidades en familia, los pequeños sustos que el embarazo de Yeri les había dado, la apretada agenda a consecuencia de su nominación y las interminables horas de estudio habían conseguido que Febrero llegara antes de lo previsto. Despedirse de Yeri fue más duro de lo que pensaba; hacía ya varios años que no salía del país sin ella, la vida del músico itinerante ya no le llamaba la atención y vivir nuevas experiencias sin ella ya no era algo que mereciera la pena. Yeri se reía y le recordaba que podrían vivir separadas durante dos días, pero algo en el interior de Chaeyoung se mantenía alerta.
Tzuyu y ella aterrizaron en el Aeropuerto de Incheon a primera hora de la mañana del sábado. Alguien de la Academia fue a recibirles y entre risas, les preguntó si estaban preparadas para el maratón que les esperaba.
Al tratarse de una artista internacional y haber despertado un gran revuelo con su canción, los medios coreanos habían colapsado la agenda de Chaeyoung para el sábado. Todos querían entrevistarle, tomar la foto de rigor en exclusiva por si aquella emigrante regresaba a Berlín el domingo con la estatuilla bajo el brazo. En condiciones normales se habría quedado más tiempo para atender sus compromisos profesionales, que no iban a ser pocos, pero incluso Tzuyu comprendió que no eran las mejores fechas para alejarse demasiado de una Yeri a punto de dar a luz.
El embarazo se estaba desarrollando con algún que otro contratiempo y, aunque los médicos ya aseguraban tenerlo todo bajo control, no descartaban la posibilidad de que el bebé llegara antes de tiempo. Ni un MAMA, ni un Oscar, ni siquiera un Grammy, valían lo suficiente para Chaeyoung como para perderse la llegada de su primer hijo. Llega un momento en la vida en el que las prioridades cambian.
El chófer les condujo hasta el Seoul Auditorium Hotel, ubicado junto al propio aeropuerto. El trayecto duró apenas unos minutos y, tras descargar la pequeña maleta de mano que llevaban consigo Tzuyu y Chaeyoung, tomaron las llaves que ya tenían en su posesión gracias al contacto de la Academia y se dirigieron a su habitación para dejar sus pertenencias y comenzar con el trabajo.
La comodidad de alojarse en el mismo hotel donde tendría lugar la celebración nocturna era todo un punto a favor para poder cumplir con la programación establecida. Miró su reloj: las diez y diez de la mañana. Le quedaban por delante siete horas de contestar a las mismas preguntas una y otra vez. Los periodistas a veces demostraban tener muy poca imaginación, por eso le encantaba cuando aparecía alguien que rompía todos los cánones con alguna pregunta políticamente incorrecta o, al menos, algo medianamente inteligente que le pusiera contra las cuerdas. Cuando esto ocurría, menos veces de lo que desearía, le gustaba guardar silencio unos segundos, escudriñar los ojos de quien tenía delante y tratar de devolverle el momento incómodo. Llevaba ya demasiados años en esta profesión y había aprendido a reconocer quién realiza estas preguntas con la seguridad que aporta una dilatada experiencia como bagaje o quién actúa movido por las ganas de comerse el mundo tan propias de los que están empezando.

ESTÁS LEYENDO
Lo que nunca fue - MICHAENG
Подростковая литератураAl borde de su muerte, Chaeyoung no puede evitar recordar a Mina y el breve instante de vida que compartieron en Berlín. No era su momento ni su lugar. Descubre una bonita historia de amor de dos almas unidas por siempre por un invisible hilo rojo. ...