Capítulo 9

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Semanas después, Jake y yo empezamos a juntarnos y a conversar mas en el colegio. Hablábamos de cualquier cosa que se nos viniera a la cabeza solo para tener algo que decir. Nos reíamos de cualquier cosa, parecíamos tontos, pero si estaba con él no me importaba, no me importó que me vieran junto a él ese día, no me importó que me vieran como a un bicho raro. Se ha ganado mi confianza y me ha tratado muy bien después de lo que pasó. Ya no pienso en nuestro pasado, no hay porqué hacerlo, solo algo sigue en mi cabeza.

Es saber qué siente por mí. 

No sé qué es lo que piensa de mí, me dejó intrigado con lo que me dijo en el hospital. A lo mejor me quiere como amigo y como nada mas, pero hay ciertas cosas en su comportamiento que pueden decir lo contrario. Sin duda, gracias a ello, me he llevado fuertes alucinaciones en mi cabeza que me han confundido aún más. Las posibilidades de estar con él son imposibles en estos momentos. Piénsalo.  Él tiene novia, una reputación, una buena vida. ¿Por qué sacrificar eso por un chico?

Me gustaría quedarme con la impresión de que quiere que seamos amigos, nada mas, pero a veces me confunde.

    —¿Y cómo estas con Jake? —Helena y yo nos encontrábamos en la cafetería. Hace un rato que no conversábamos de este tema, ya que cada vez que lo tocaba, Jake se acercaba a interrumpirnos. Gracias a dios no está aquí. Debe estar con su zorra-novia por alguna parte.

    —Bien—respondí— Somos amigos y he aprendido a conocerlo, es muy simpático.... y un poco raro.—le dije mientras mordía un pedazo de manzana. 

    —¿Por qué lo dices? —sonaba seria e intrigada.

    —No lo sé —traté de evitar parecer nervioso, pero no lo logré, lo que hizo que recibiera esa mirada de "explícate"—. ¿Recuerdas lo que te dije acerca de lo que me dijo en el hospital? —asintió— Es que... a lo mejor solo imaginaciones mías pero creo que—me tarde en decirlo, hasta que al fin lo pude escupir— me quiere.—fue como si mil años pasaran antes de que Helena pudiera decir alguna palabra.

    —¿Estás seguro de eso? —arqueó su ceja— No se ve que el sea... ya sabes, de tu lado, sin ofender. —no me ofendió— Además, tiene novia, por desgracia Giselle. Me da pena el pobre, quizás ella ya le este poniendo los cuernos con alguno de sus compañeros de fútbol —nunca había visto a Helena hablar así. Normalmente ella habla con un tono burlesco, pero esta vez está más seria de lo normal. Como si algo le molestara. 

    —Helena ¿Te pasa algo? Estás algo... seria —me miró y solo me sonrió. Por un segundo me pregunté ¿Estará enamorada de Jake?

    —Tranquilo bebe, no pasa nada. Solo es que ser muy graciosa y amable a veces te deja exhausta—ella revolvía mi cabello. Está madurando, me alegro por eso—. Es solo que algún día me gustaría tener un novio.

    —¿Novio?—exclamé— Pero si haz tenido miles de novios.

    —Lo sé, pero estoy cansada de amores pasajeros. Quiero enamorarme de verdad —esa mirada la conozco. No está enamorada de Jake, pero tal vez de alguien más. No quiero preguntar, sería demasiado grosero. Si algún día decide contármelo estaré dispuesto a escuchar—. Ahora vamos a clase que llegaremos tarde. —me agarró del brazo y fuimos a clase de Educación Física.

Cuando la clase  comenzó, el profesor Christian, quien como siempre gritando, nos dijo que debíamos hacer dos equipos para jugar baloncesto.—¡Thompson y Evans, ustedes serán los capitanes de los equipos! ¡Escojan!—como a Jake le tocaba hacer equipo me eligió para ser su compañero. No era muy bueno jugando pero daba todo lo que podía. 

El partido comenzó, nuestro equipo partió un poco lento. Jake y un compañero llamado Chris eran los únicos que corrían tras la pelota, mientras Helena y yo nos quedábamos juntos tirando la pelota al aro para anotar aunque sea un punto. Yo cuatro puntos y Helena tres, mientras que Jake anotaba 10 puntos seguidos. Aún así íbamos perdiendo diecinueve a veintiuno. A Jake se le veía muy empeñado en ganar. No le gusta perder y cuando lo hace se pone de mal humor. Minutos más tarde Jake me lanzó la pelota y anoté un punto mas. El siguiente punto definía quien ganaba. Solo quedaban treinta segundos para que terminara el partido y la única forma de anotar era de tirarla mas allá de media cancha, algo casi imposible para mí. A Jake lo acorralaron y no tuvo más remedio que lanzar la pelota, la cual agarré. Busqué a algún compañero para que la lanzara pero casi todos estaban bloqueando a los demás, a excepción de Helena que estaba a mi lado.

Odio/AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora