Capítulo 29

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Jake:

No creí que las cosas me resultarían así. Me niego a perder a David, no de esta manera. Sí, estoy molesto, es por eso que no dije ni una palabra antes que se fuera, porque sabía que si lo hacía las cosas se tornarían oscuras nuevamente. No es que vaya a dejar que esto suceda, pero David es el de la decisión.

Al fin y al cabo fui yo quien lo dejó ir, fui yo el que decidió hacerlo. Tan solo si hubiera tomado la decisión menos cobarde y quedarme para hablar las cosas puede que nada de esto hubiera decidido.

El hermano de Giselle se estaba quedando en la casa del chico que amo, y no puedo dejar que eso me deje atrás. No puedo llegar de un día para otro a su casa, no puedo hablar con Alexa. Como dije antes, todo depende de él. Puede que vaya contra mi personalidad orgullosa de no ser una de las opciones, pero estoy dispuesto a esperar, a jugar, a combatir por el chico que nunca dejó de creer en mí, el chico que me dio un hogar, el chico que me dio una familia. No quiero recordar esto en un par de años como una simple experiencia, porque es importante, es algo que no quiero perder.

Es lamentable que me haya dado cuenta muy tarde, pero la discusión que tuvimos fue estúpida, sobre todo mi reacción. David puede cuidarse él mismo, era yo el inseguro quién creía que no debería dejarlo ir.

Entré nuevamente, viendo a menos gente. La mayoría pareció desaparecer de la pelea que tuvo David con aquél chico. Me preguntó cómo es que se armó esa pelea, si incluso él lo conocía. Aún así la gente continuaba bailando, y la mayoría parecía no darle importancia al asunto. Me veían destruido, podía sentirlo. Todos me miraban como si supieran lo que me estaba pasando. El amor de mi vida me acaba de dejar, no del todo, y por la persona a quien más temía, al que pensaba que llevaría a David por un mal camino. Quizá qué cosas le habrá dicho desde que se quedó en su casa.

Encontré una cabellera alborotada en el camino, sostenida de la cintura por unas manos con uñas pintadas de azul. Esas uñas me parecían familiares. Alguien me empujó, un chico con una chaqueta de deportes que parecía extremadamente apurado y nervioso. Traté de no darle importancia, el chico me miró como si hubiera visto un fantasma, así que lo dejé pasar. Puse mi vista curiosa nuevamente hacía las dos féminas frente a mí, ahora se besaban. Fue ahí donde me di cuenta que conocía a ambas. Conocía esa melena, porque la había visto hace poco, era Jess, y esas uñas no eran nada más y nada menos que de Lyra. Abrí la boca de una manera que no se puede describir, era una mueca deforme tratando de parecer sorprendida.

No entendí absolutamente nada. No sabía que a Jess le fueran esas cosas (pero ahora que lo recuerdo sé que no está en todos sus cabales, después de todo me besó a mí también), menos Lyra. Suele hablar mucho de chicos y de sus aventuras. Nunca pensé que podría ver tal escena ocurrir.

Me acerqué, porque quería interrumpir. No le daría la satisfacción a mi ser de no preguntar y dejarlas estar.

—¿Me perdí de algo? —comenté haciendo que ambas se despegaran desesperadamente. Jess arregló su cabello como si pudiera hacerlo. Lyra me miró avergonzada.

—¡Jake! —dijo nerviosa— ¡Pensé que estabas con David!.

—Lo estaba, pero se fue cuando tuvo la oportunidad. —miré a Jess, esperando ver una mirada perdida, pero estaba más o menos estable. No parecía estar mal, pero no bien del todo.

—Mejor me voy. —dijo Jess. Pude notar cierta incomodidad en sus miradas, como si quisieran despedirse de una mejor manera. Luego me miraron a mí. Les levanté una ceja para que dejaran de hacerlo. Al final la chica, torpemente, se fue del salón, dejándonos solos a Lyra y a mí.

No dijo ni una sola palabra después de eso, solo suspiró. Lyra no es de las que se callan, pero en este momento estaba casi muda.

—Jamás habría pensado que eras una de esas.

Odio/AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora