Capítulo 4

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Caminaba por los pasillos del colegio como si buscara algo, pero en realidad lo hacia para relajarme, estaba muy alterado como para quedarme quieto pensando en lo que acababa de decir. Sabía que no podía llevarme bien con él, sabía que tarde o temprano algo como eso sucedería. Ahora solo tengo que pensar en cómo ganar y adelantarme antes de que diera el primer golpe. Soy malo pensando en planes, en especial cuando tengo la mente dando vueltas. Necesito ayuda.

Recorrí todo el colegio buscando a Helena. Si de algo estaba seguro es que solo no podré hacer nada, así que necesito su ayuda. No la encontraba, ahora cuando más la necesito no se aparece.

Busqué por cada rincón del colegio, pero no podía encontrarla. Le pregunté a mis compañeros de clases si la habían visto y me dijeron que la habían visto con Jake en el pasillo cerca del baño. No puedo creer que ella esté con él, después de todo lo que me hizo, sin duda tendré una larga conversación con ella cuando la encuentre.

    —¡Helena! —dije una vez que logré encontrarla. Pude ver a Jake unos instantes pero luego de que mi cabeza dejara de expulsar humo me di cuenta de que se había ido. 

    —David ¿Qué te pasa? —Helena hablaba como si no supiera lo que pasaba. ¿Qué le habrá dicho Jake?

    —¿Que qué me pasa? —ella me miraba con susto y confusión— Te vi con ese idiota. ¿Qué hacías hablando con él? 

    —Pues él estaba haciéndome unas preguntas?     

    —¿Qué clase de preguntas?      

Helena me miraba asustada.

    —¡Oh!—reaccionó— Creo que metí la pata.

    —¿A qué te refieres?  

    —Prométeme que no te vas a enojar por favor —yo solo levanté una ceja, intrigado—.  Lo que pasa es que Jake se acercó a mí y me preguntó si yo era tu mejor amiga, me empezó a preguntar cosas sobre ti, me dijo que se hicieron amigos y los problemas que habían tenido los habían solucionado. Me dijo que quería saber cosas sobre ti porque quería conocerte más.

    —¡¿Helena qué cosas te preguntó? ¡¿Y qué cosas le contaste?! —la ira que tenia por dentro provocaba que mi cuerpo ardiera en llamas. Helena me miraba muy asustada y arrepentida.

    —Primero partió preguntándome cosas normales como tu nombre completo y tu fecha de nacimiento. Luego se puso más específico y me preguntó acerca de cosas a las que les tuvieras miedo —ella hablaba como si fuera la peor persona del mundo. Estaba furioso con ella por decirle todo eso a Jake, pero sabía que ella no tenia la culpa, Jake fue el que le mintió diciendo que eramos amigos, y se nota que Helena no lo hacia con malas intenciones—. Le dije eso y por alguna razón terminamos hablando de tu alergia hacia las picaduras de abejas. —un suspiro fue lo primero que salió de mí y luego logré calmarme un poco. 

    —Helena, no tienes la culpa de esto. No te sientas así. Él fue el que mintió. Ya sabes ahora por qué lo odio tanto. Es un maldito egoísta insensible que no sabe nada más que irritar a la gente. Ahora debo pedirte ayuda con algo y espero que me ayudes, es más, me lo debes. —no puedo negar que estoy un poco enfadado con ella pero si yo hubiera estado en su lugar creo que habría hecho lo mismo.

Después de que logramos calmarnos debido a lo sucedido, tomamos la iniciativa y comenzamos a idear un plan para destruir y adelantar.

    —Muy bien, él lleva la delantera ¿Pero cómo podemos adelantarnos y reunir información sobre él? —me preguntaba mientras caminaba en círculos.

    —¡Tengo una idea! —dijo dando un pequeño salto— Me dijiste que sus horarios coincidían en algunas clases ¿cierto?—asentí— Pues mantenlo ocupado por unos momentos en la clase que viene de Educación Física. Asegúrate de que no salga del gimnasio.

    —¿Qué planeas hacer? —la verdad cuando Helena trata de vengarse de alguien es muy cruel y malvada, a veces se pasa un poco, pero siempre termina disculpándose con la persona a la que le hace daño. Es muy amable y no le gusta guardar rencor, pero observo su cara y veo que es diferente, creo que no le gustó que Jake le mintiera.

    —Déjamelo a mí. Ya debemos a ir a clases y no te olvides, mantenlo ocupado.—no estaba completamente seguro de cómo lo haría pero debía intentarlo, de una forma u otra. 

Ya había llegado el momento. La clase había comenzado. Helena le dijo al profesor Christian que se sentía mal, por lo que la mandó a la enfermería. Capté su jugada, así que ahora me toca hacer lo mio. 

    —¡Anderson!—gritó. Siempre grita— ¡Equipo rojo!—estábamos listos para jugar un partido de voleibol. La tarea de mantener a Jake ocupado ya está en marcha.  

    —Espero que estés preparado, niño. —me dijo al otro lado de la malla, ya que él era del equipo azul. Sacó una araña de juguete de su bolsillo, el cual al verla, aunque sabía que no era de verdad, hizo que me pusiera nervioso. Como odio esas cosas. Helena debió haberle dicho todo. 

    —¡Comiencen! —el profesor gritó, dando inicio al juego. Yo no hacía mucho, solo cuando la pelota venia hacia mí la lanzaba hacia arriba para que otro le pegara. En un momento me puse a pensar en Helena.

¿Qué estará haciendo?

Helena:

Le dije al profesor que me sentía mal y necesitaba ir a la enfermería, el aceptó y salí del gimnasio. Cuando me escabullí por los pasillos, traté que ninguno de los profesores me viera fuera de clases. Ya estaba cerca de mi objetivo cuando escuché a alguien en el pasillo del frente y para suerte mía el baño estaba a mi lado por lo que me encerré en él. Pasaron cinco minutos para que la voz se fuera, creo que era la inspectora. Cuando salí no había nadie, así que di unos pasos y llegué a por lo que venía.

Hice memoria de lo que pasó hace unos minutos.

    —Espero que te haya servido, y también espero que ambos se traten bien a partir de hoy.—eso fue lo que le dije cuando terminé de contarle acerca de David. Fui tan ingenua al no darme cuenta.

    —Te lo agradezco. Será muy útil esta información.—luego de eso había escuchado el grito de David.   

Me siento una tonta. La peor amiga que existe. 

    —Por favor que esté aquí.—me dije. Estaba en frente del casillero de Jake.

David:

    —¿Por qué está tardando tanto? —seguía pensando en qué estupidez puede estar haciendo Helena.

    —¡Anderson! —escuché el grito del profesor a la vez que un dolor en mi nariz hizo que me cayera al suelo. Alguien lanzó el balón a mi cara y estoy cien por ciento seguro de quien fue.

    —Uno a cero ¡Niño! —Jake se reía mientras yo estaba tirado en el piso tocando mi nariz, de la cual salían chorros de sangre. En ese instante vi a Helena entrar, ella corrió para ayudarme a que me levantara.

    —¡Cooper lleva a Anderson a la enfermería! —el profesor seguía gritando. De verdad odio sus gritos y en esta situación no ayudan mucho. Desearía poder sellar su boca para no escucharlo más.

Helena me llevó a la enfermería. Mi nariz estaba roja, no solo por la sangre si no que también estaba muy hinchada. La enfermera dijo que aplicara hielo y el dolor pasaría. Me facilitó la bolsa con hielo y salí de allí. Vi a Helena sentada afuera, se paró y me dijo:

    —Misión cumplida. 




Odio/AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora