Puedo escuchar pequeñas voces que se van con el paso del tiempo. Mi cabeza aún no reacciona pero mi mente está intacta. Es como si fuera capaz de pensar pero no de hacer funcionar mi cuerpo. Susurro, con la esperanza de decir algo, pero hablar no tiene sentido, no ahora. No hay nada que decir. No puedo decir nada. Estoy muerto, en un sentido totalmente diferente. Quizá todo lo bueno y lo feliz se fue completamente por el retrete.
¿Por qué?
Después de todo este tiempo.
—¿David? ¿Pasó algo, cariño? —mi madre observaba mi cara de niño asustado. Traté de alguna forma ocultar lo que me pasaba. Debía ser discreto y ocultar lo que había pasado. Me calmé. Minutos atrás estaba normal, estaba feliz. Debo recordar ese sentimiento y volver en el pasado para disimular.
—Nada, es que tengo un poco de sueño.—puede que haya convencido a mi madre, pero Jake seguía mirándome como si no se lo creyera. Después de eso mi madre me sugirió que tomara una siesta. Fueron miles de comentarios desubicados de lo que pasó esta mañana con Jake, pero decidí ignorarlo e ir a mi cuarto.
Fui lo más calmado posible para no levantar sospechas. En el camino miles de gotas corrían por mi frente. Respiré profundamente para no perder el control. Lloraría si fuera necesario. Es que me da rabia de que todo fuera así, todo para nada.
¿Qué es lo que voy a hacer?
Otro intento de calmar mis pulmones llenos de veneno y humo fue ir al baño y lavarme el rostro. Lo cual no funcionó. Cada vez me estremecía más ante la incapacidad de pensar y resolver este problema.
Lo peor es que tuvo que ser ahora, cuando al fin pensaba que me libraría de todos los problemas que podría tener. Mi cara estaba hecha un desastre, no creo que Jake se tragara esa gran mentira. Me senté un segundo para calmarme un poco. Tal vez el problema es que pienso demasiado.
Cerré mis ojos. Es increíble ver esa oscuridad dentro de mí, una oscuridad que no parece oscuridad. Entre la luz y la sombra traté de no pensar, de no darle importancia a algo tan grave. Caí rendido ante la desesperación. Podía sentir mis latidos descontrolados y nerviosos. Mis manos sudaban como si estuviera haciendo ejercicio. Miraba mis ojos en el espejo, veía mis pupilas contraerse misteriosamente. Era raro. Podría vomitar, desmayarme en cualquier momento.
Entre pensamientos más calmados buscaba una solución, algo que hacer para no repetir la misma historia. Esto no puede pasar de nuevo. Había sido amenazado, por nadie más que el diablo en carne y hueso. Recibí un mensaje que básicamente decía que debía encontrarme con ella en una parte especifica de aquí. De no ser así la vida de mi madre estaría en juego, también la de Jake. Todo eso sin decir las amenazas y consecuencias de decirle a alguien acerca de esto. Puede que me esté vigilando.
—Giselle.—dije con desprecio. Su nombre era tan repugnante que me daban nauseas. Lo siento por todas las que se tuvieron que llamar así, no es nada personal, pero el nombre es horrible, el perfecto nombre para un asesino maniático y desquiciado.
¿Oí que se volvió loca y se la llevaron a un manicomio? ¿O a una cárcel?
Tal vez fue mala información. Lo que sé es que está libre. Puede ser por el poder o el dinero que tiene. Es increíble. Pagaría por mis crímenes si hubiera hecho lo que ella hizo. Es algo que cualquier ser humano haría, debería hacer.
Esta vez no dejaré que nadie salga lastimado. El miedo de que alguien salga lastimado por esto me come por dentro. Pienso en Jake, que mágicamente está en la puerta del baño.
—¿David? ¿Puedo entrar? —traté de calmarme antes de dejarlo pasar, esperando que no sospechara nada— ¿Qué sucede? Estás algo agitado.
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Odio/Amor
Teen FictionCreí que enamorarse sería solo una experiencia más. Como un rayo en medio de una tormenta, tan repentino y tan natural. Me enamoré de alguien dispuesto a hacerme sufrir, a hacerme feliz, a hacerme querer y a hacerme odiar. El problema no fue el...