Capítulo 17

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Desesperación. 

Confusión.

Rabia.

Miedo.

 Soledad. 

Desesperación por no saber donde está.

Confusión del por qué él no me dijo nada antes de lo que pasara.

Rabia por no poder hacer nada. 

Soledad por no estar a su lado. 

Habían pasado cinco días desde que David fue secuestrado, me sentía muy mal, no podía dormir, comer, ni siquiera pensa.

¿Por qué Giselle nos hace esto? 

Quiero a David, no a ella, por lo más inmadura que ella sea tendrá que entenderlo.

    —¿Jake? ¿Puedo pasar? —Alexa entró a la habitación y se sentó a mi lado— ¿Estás bien?—no. No lo estaba, pero lo último que quiero hacer es que preocupara ya que ella debe estar peor que yo. Perder a un hijo o pensar que lo perdió debe ser desastroso para una madre. 

    —Si, estoy bien. —dije mientras unas lágrimas corrían por mis mejillas, no podía disimular que estaba mal, David es mi vida, y sin él, la mía no tiene sentido. Suena melodramático y trágico porque así lo es. 

    —Ya veras que encontrarán a David. —quebró en un llanto, al igual que yo. Nos abrazamos y lloramos como dos pares de niños. A pesar de todo parece más calmada que yo, es como si toda la responsabilidad cayera en mí. No es que no se preocupe, sé que lo hace, pero creo que intenta cuidar de mí emocionalmente. Soy un desastre.

    —¿Si no es así?—se que lo que digo suena cruel, pero existe la probabilidad. Giselle odia a David, y si está con ella, sería capaz de hacer muchas cosas, cosas que me aterran de solo pensarlo. Como odio esta sensación. Es aún peor de cuando estábamos en el colegio. 

    —No digas esas cosas, lo encontrarán, te lo prometo. —Alexa me dio un pequeño beso en la frente. Me hizo sentir bien. Se lo agradezco con toda mi alma. Desde que llegué ha sido como un padre en el que puedo confiar, alguien que realmente me ha podido escuchar.  

Helena llamó a los minutos después. 

Ella igual ha sido de gran ayuda. Las dos me entregan fuerzas que yo no sé de dónde sacar. Ya veo por qué David las considera especiales a ambas.

Después de unos minutos salí del cuarto y fui al baño a darme una ducha. Al mirarme en el espejo, me vi, todo destrozado, con la cara casi desfigurada, pero me sentía más mal de lo que me veía. Me metí a la ducha y me di un largo baño. He estado muy sentimental estos días, pero es hora de relajarme un poco. Me lo llevo encerrado en el cuarto de David y no he salido desde que desapareció. Me siento inútil, no sé que puedo hacer para encontrarlo, no hay rastro de él, ni una pequeña pista de su paradero. No puedo hacer nada y eso me da rabia.

Salí de la ducha y fui al cuarto a vestirme, lo cual hice muy rápido. Bajé para acompañar a Alexa. Ella cocinaba algo, lo que parecía un rico filete, pero no tenía hambre. Hambre es lo ultimo que tengo ahora.

    —David ven aquí y... —dijo por confusión. Arrojó la cuchara de palo al suelo por el error mismo. Fue igual de sorprendente escucharla decirlo. Fue como si su corazón se detuviera en seguido—. Lo siento Jake.—¿Por qué las disculpas conmigo? ¿Acaso no la dejo tener un momento de debilidad por mi culpa?

    —No te preocupes. Lo entiendo, no es fácil. —le di un abrazo. Esto es muy difícil para ambos.

    —Entonces ¿En qué quieres que te ayude? —le dije mientras recogía la cuchara.

Odio/AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora