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Bajé hasta la pequeña habitación. JungWoo estaba absorto, revisando algo en la computadora.

Mire todas las armas que tenía y elegí una, cuando me giré, JungWoo me miraba.

—Cuídate, ¿quieres? —dijo apenas me vio con el arma.

La enfunde, guarde el cubre bocas en uno de los bolsillos de mi pantalón, puse mi gorra, y estuve listo.
Note que JungWoo veía noticias sobre el diputado Kim SeungHon.

Volví a subir las escaleras, escuchando de nueva cuenta a JungWoo diciendo un Cuídate.

Abordé mi auto y conducí hasta donde él vivía. Estacione mi auto unas calles más atrás y me escabulli hasta su despacho por la parte trasera de la casa. La última vez que estuve aquí fue porque una curiosa niña no dejó cometer mi objetivo de volarle la cabeza, y todo gracias a JungWoo, el cual aceptó esto sin mi consentimiento.

Cómo sea, el sujeto estaba hablando consigo mismo sobre qué un tal Jung HoonSung lo había dejado fuera de algún plan, y que por eso, mañana debía de reencontrarse con él.

Por alguna razón, aquel nombre se me hacía sumamente conocido.

Me encontraba detrás de la enorme cortina color café que cubria la mayor parte del ventanal, cuando él se levantó a tal vez encender la lámpara que estaba en su escritorio; cuando decidí salir, con mi arma en lo alto.

—No te muevas —mencioné, cargando el arma, y note como aquel sujeto se estremeció.

Quedó inmóvil, con la mano en el aire.

—¿Quién es usted? —preguntó.

—Yo haré las preguntas. Y usted las responderá —aclaré—. ¿Deberíamos iniciar ya?

—¿Qué?

Su mano comenzó a escabullirse por el escritorio, note la intención que tuvo de tomar su celular, pero fui rápido y le lancé la navaja que tenia en mi bolsillo; tomándolo por sorpresa.

—No, no, no —comenzó a susurrar—. ¿Qué quieres de mí?

—¿Qué pasó en el orfanato Hanil hace más de once años? Necesito que me diga la verdad, no tolero las mentiras.

Mi arma apuntaba directamente a su cabeza.

—¿Esto es chantaje? ¡Yo no sé nada!

—Respóndame.

La tensión en su cuerpo se hizo aún más visible cuando moví mi arma aún más cerca.

—Espere, espere... Yo solo era el director ahí. Yo no tuve nada que ver con sus muertes... Por favor... Por favor no me mate. No vi su rostro, no diré nada a la policía.

Claro que no lo harás.

—Lo que pasó hoy... Lo olvidaré. Nunca lo mencionaré, pero, por favor, déjeme.

Comenzaba a exasperarme.

—No. Estas equivocado... Esa no es la respuesta que yo quería —comenté.

—¡No me mate! Por favor...

Odia que imploraran, y también que gritaran.

Pero antes de siquiera apretar el gatillo, la misma voz de la niña resonó por todo el lugar, mencionando un:— ¡Abuelo!

Salvado por la campana~

Gire a ver la puerta con detenimiento, la luz entró al instante y sólo opte por esconderme en el lugar más oscuro que pude encontrar. La respiración del sujeto delataba lo mucho que le había asustado lo que acababa de pasar.

For You ➸ LucasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora