Sin la aprobación completa del castaño ahí estaba él esperando a la llegada del pelirrojo que luciendo imponente como siempre a paso lento se acercaba junto con uno de sus sirvientes -Hey- saludó y abrió la gran puerta que iluminó los ojos de Haru al recibir los rayos del sol
Siguiéndolo fue guiado hasta un nuevo lugar que no notó en su primera visita -Oh…- fue lo único que emitieron sus labios al observar el gran cristal que encerraba en el variedades de peces que en su vida creía poder ver
-¿Te gusta?- le encantaban -Es uno de mis mayores tesoros- sonrió orgulloso -Pero aquí viene lo más importante que hasta ahora tengo de posesión- atento se quedó perplejo al observar cómo en un nado sublime y poderoso un tiburón blanco nadaba coronándose como el dueño del estanque -Es hermoso ¿No lo crees?
-Sí, es increíble. Me gusta.
-A mi me fascina, tenemos casi la misma dentadura- bromeó pero era verdad el parecido
-Leí que son depredadores ¿No se alimenta de los demás?- pues ahora que lo observaba a detalle los demás peces nadaban como si nada, sin temor del gran pez.
-No, ya que no le falta comida no tiene la necesidad de cazar a los demás.
Haru lo comprendió y quería seguir observando pero fue llamado por el sultán para que fuera hacia el ficticio mar. Sin aviso el pelirrojo comenzó a desvestirse frente a él y por alguna extraña razón su piel era realmente blanca a diferencia de la suya y la de Makoto que estaban levemente quemadas por el sol -¿No te quemarás?- pues si estaba así de blanco probablemente debía protegerse de los rayos ultravioleta
-No importa. Tengo este color porque no salgo mucho del palacio, en realidad me gustaría alcanzar a tener tu tono de piel- Haru lo imitó y removió la ropa de sobra que llevaba mientras el otro se aproximaba para hacer más notorio la comparación de colores -Mira la diferencia- rió y Haru sonrió -Vamos- una vez más lo sujetó de la muñeca halándolo hacia el agua tibia y la arena suave -¿Sabes nadar?
-Si- en tiempos muertos Makoto enseñó cuatro estilos de nado y a pesar de aprenderlos solo se sintió cómodo con uno de ellos
-¿Hacemos una carrera hacia el otro extremo?
-Creo que sería peligroso- lo era realmente ya que así como Rin lo quería la piscina parecía no tener fin y podría chocar con el borde contrario si no tenía cuidado
-Es verdad- pareció comprenderlo -Vayamos al otro extremo y hagamos una carrera de regreso para que reconozcas el recinto- así como lo dijo emprendieron juntos el arribo hacia el límite contrario sin prisa
-Es grande- más grande de lo que imaginó
-¿Crees que no puedas lograrlo?- la dentadura afilada se mostraba en una risa soberbia -Si quieres admitir que es demasiado para ti, solo hazlo.
-Si tu puedes hacerlo entonces yo también- no había pasado demasiado tiempo con Rin pero había notado que era competitivo y no le gustaba para nada perder, al parecer eran iguales.
-Entonces hagámoslo ¡Hey tú!- gritó a su sirviente que observaba desde la orilla llamando su atención -¡¿Puedes contar hasta cinco?!- el joven afirmó -Este conteo será de práctica- esta vez se dirigió a Haru -¡Cuenta!- e inició el conteo de prueba y al tenerlo asimilado ambos, el pelirrojo y moreno se prepararon para el real
-¡Cinco!- fue la señal para lanzarse al agua.
Al sumergirse por completo notó la presencia del otro junto a él.
Lo sentía, la sensación de nadar con Rin era muy distinta a la experimentada con Makoto, Makoto transmitía calma y serenidad con su nado pero con el pelirrojo era completamente diferente, lo que le transmitía era poder, el poder de querer ser el mejor y se sentía muy bien. Dispuesto a darle pelea aceleró intentando mantenerle el ritmo y terminó igual de exhausto que el otro al llegar a la otra orilla
-¡¿Quién ganó?!- exaltado preguntó Rin a su sirviente
-Fue, fue...- estaba inseguro de dar el resultado -Fue un empate
-¡¿Empate?!- volvió a gritar y Haru esperaba lo peor sin embargo la reacción de su contrario fue inesperada -¡Si!- golpeó el agua festejando -¡Increíble Haru, eres increíble!- se aproximó para abrazarlo sin estar completamente seguro -Por un momento mientras nadabamos sentí que perdía ¡Si, si, si!- volvió a gritar pues hasta ahora debido a su posición nadie, absolutamente nadie compitió en serio con él a pesar de pedir que lo hicieran y era la primera vez que se sentía en las mismas condiciones que los demás y para nada un sultán por eso estaba tan feliz que esa sonrisa y euforia contagió al moreno
-Yo me esforcé- pues es lo que hizo
-¡Es lo mejor que me ha pasado en la vida!- suspiro dejándose caer de espalda para flotar boca arriba y Haru lo imitó -Gracias- en esa posición el pelirrojo estiró su mano para alcanzar la contaría poniendolo nervioso pero nuevamente su sonrisa lo hizo calmar apretando la mano de Rin aceptando su nueva amistad
Después de su competencia fue tiempo de retirarse cada uno a sus deberes -¡Nagisa, Nagisa!- Rin exclamó llamando a su consejero -¡¿Dónde estás?!
El pequeño rubio se asomó desde la plata alta de la habitación -¿Qué ocurre?
-¡Necesito…- no podía ni hablar de la emoción -¡Necesito que…
-Tranquilo, respirar- e intentó recuperar el aliento
-¡Necesito que averigües todo sobre Haruka!
-¿Haruka?- su petición se le hizo extraña -¿El acompañante de Mako-chan?
-Si
-¿Por qué?
-¡Porque es increíble!- ahí estaba esa sonrisa una vez más y Nagisa supo que ese tal Haru-chan debía ser especial
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Crisantemo
Fanfiction-Te enseñaré para que así no dependas de nadie mas y puedas ser libré- fueron las palabras que Makoto le dedicó a Haru quien estaba cansado de ser un simple esclavo