CAP 30-Sonreír con mentiras

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PUNTO DE VISTA DE 

Me encontraba sola en el hospital dejando a mi mente divagar por las miles de preguntas que la visita de Zarah había dejado en mí

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Me encontraba sola en el hospital dejando a mi mente divagar por las miles de preguntas que la visita de Zarah había dejado en mí. 

A pesar de que me había arreglado con Christian, sentía que aún estábamos distanciados. Los secretos siempre son dolorosos cuando se saben, pero no podía culparlo. 

Tomé como pude mi nuevo cuaderno de dibujo intentando plasmar algo en él. Tenía 4 días para enviar mi cuadro a la universidad para el concurso. Me sentía mucho mejor y podría irme del hospital en dos días, pero mi posibilidad de movimiento estaba muy reducida, aunque mejoraba rápido. 

Me encontraba sola en mi habitación ya que le había pedido a Christian que fuera por unos deberes que tenía de la universidad. No podía permitirme repetir materia aunque tuviese como valida excusa el accidente. Mi madre me mataría. 

Mi madre. 

Me había prohibido pensar en lo que Aris me había dicho sobre la pequeña Elizabeth. 

No podía ser cierto. 

Suspiré frustrada al sentir que estaba cubierta de una espesa neblina que no me permitía ver quién eran mis padres en realidad. Tenía tantas cosas que preguntarles, pero sabía que debía callar. 

Deslicé el lápiz en el papel con fluidez recordando el rostro de la pequeña Elizabeth. Había muerto hacia muchos años, pero había convivido mucho con ella al ser la supuesta hermana de Aris. Recordaba sus ojos esmeraldas como los de su hermano. Era también una niña muy seria, aunque amable y agradable. Tracé entonces sus delicados pómulos, su pequeña frente, sus diminutas manos. Ella, era el cuadro perfecto, la clave de muchos misterios y la respuesta a muchas preguntas. 

No había terminado, pero ya sabía que lo que presentaría en el concurso, sería un retrato de aquella niña que nos había abandonado antes de tiempo, pero que permanecía en nuestro corazones como rosa que resiste al invierno. 

Elizabeth, mi hermana. 

Me perdí en el pensamiento de imaginar qué hubiese sido tener a mi lado a una hermana de quien cuidar. Una lágrima solitaria caminó por mi mejilla. Esa lágrima llevaba tatuada  el nombre de Elizabeth. 


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No me olvides #OLVIDADOS#3 (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora