No me olvides #OLVIDADOS#3 (COMPLETA)

CAP 35-Jamás

PUNTO DE VISTA DE

Me subí al auto tan rápido como mi cuerpo me lo permitía. Mi madre se subió adelante en silencio.

-Vamos a casa- le indicó al chofer.

-Necesito ver a Christian-dije.

-Su madre acaba de morir, nos es éticamente correcto que...-

-¡Al diablo con lo ético! ¡Quiero verlo!- grité ya harta de todas estas estupideces. Lo único que quería era estar junto a Christian en este momento tan difícil. Un par de lágrimas se escaparon de mis ojos al pensar en aquella mujer tan amable y de sonrisa débil, pero real. Algo especial en este mundo tan falso.

-Está bien- cedió mi madre para mi sorpresa. Finalmente si tenía algo de humanidad.

Me bajé del auto en cuanto llegamos a la casa y toqué el timbre. Fue su padre quien abrió la puerta, aún con rastros de lágrimas en el rostro.


-Buenas Ta...-

-Christian está arriba- me dijo directamente.

Le agradecí y subí las escaleras. Todo estaba oscuro, como si la casa hubiese muerto con la señora Owen.  No sabía que diablos haría ni que diría, ya que nunca había perdido a alguien cercano a excepción de Elizabeth. Aun así me esforzaría por consolar a Christian.

Si, había terminado conmigo y me había roto el corazón en mil pedazos, pero había sido mi culpa y no era momento de pensar en eso. Toqué la puerta un par de veces con las piernas temblando.

Y si no queria verme?

La puerta se abrió despacio dejando ver a un Christian totalmente...

Inexpresivo.

Tomé su rostro entre mis manos esperando detectar algún rastro de tristeza, pero no había nada de eso. Era pura indiferencia.

-Qué haces aquí?- preguntó en un tono de voz automática mientras me alejaba.

-Quería ver cómo estabas. Me dije que necesitarías apoyo y...-

-Y porqué crees que necesitaría tu apoyo? Estoy bien solo- me respondió firmemente.

 Me dispuse a responder, pero ninguna palabra salió de mis labios. No estaba acostumbrada al rechazo.

Me dije que tal vez actuaba así porque se sentía dolido, todos perdemos el control cuando la tristeza nos ciega, pero Christian lucia relajado. El mensaje quedó más que claro : Christian no me quería.

Sin humillarme más, bajé las escaleras y luego de despedirme del señor Owen, salí de la casa prometiéndome no volver jamás.

PUNTO DE VISTA DE

Me senté en mi cama muy despacio en plena oscuridad. Sabía que lo que le había dicho a Amanda era cruel y que no se lo merecía, ella solo quería ayudar. Pero no quería. No quería ayuda de nadie.

 Nada podría traer de vuelta a mi madre, así que en qué me podía alguien ayudar?

Mi respiración excesivamente calmada era lo único que se escuchaba en mi habitación.

La había perdido. Y no había nada que pudiese hacer para cambiarlo.

Vinieron a mi mente todos los momentos difíciles que compartí con aquella mujer tan fuerte que tuve el honor de llamar madre. Su sonrisa, su bondad que tanto criticaba porque me parecía una debilidad, su delicadeza...

Cada aspecto de su valiosa personalidad desfilaba frente a mis ojos como una película, torturándome cada segundo. Mi cuerpo se sentía pesado, cerca de la inercia, perdido en un sentimiento que no entendía pero que me devoraba desde dentro.

Primero Julián, ahora mi madre.

Cuál era el punto de seguir viviendo si todo lo que quería se esfumaba en un instante?

Y Amanda...

Su traición aún ardía en mi mente, pero seguía diciéndome que era mi culpa por confiar tan libremente mi corazón. Cómo pude pensar que no lo destruiría?

Me quedé allí un largo tiempo pensando en un futuro que no tenía ganas de vivir y en un pasado del que me arrepentía más que nada.

Tomé mi teléfono y vi que Ziel me había enviado toda la información sobre el funeral. Cerré los ojos con fuerza de tan solo imaginarlo. La muerte parecía haber decidido burlarse de mí.

Le envié un mensaje agradeciendo y sin esperar más me puse de pie.

Tenía una banda de la que encargarme.