|Capítulo 20|

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Mire otra vez el tatuaje en mi muñeca, me acuerdo el momento en el que me lo hice, ese dolor placentero que solamente se da cuando están pintando tu piel con pintura permanente.

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El número de la mala suerte. Me lo hice el tiempo que estaba sumergida en mi depresión, hace ya un año. Me representa tanto como su significado, al igual que las malas decisiones.

— Aquí es —Le dije al taxista mirando el GPS en la pantalla de mi celular. Puto el momento en que le preste mi auto a mi Thomas porque el suyo estaba en el taller. Le pagué al hombre y baje— Tenga cuidado, estos lugares no son buenos —Dijo, se fue tan rápido como le cerré la puerta.

Mire la dirección que había marcado en el GPS, o más bien la dirección que saque del correo de mi padre, era un lugar al aire libre, música, mucha gente vestida de diferentes maneras, autos estacionados, alcohol y lo que parecía ser una pista de carreras, las únicas luces que había eran la de los autos alumbrando todo el lugar, no había nada más alrededor.

Cinco sagrados segundos fueron los que tardó el mundo en acordarse de mi. Miradas asquerosas de las mujeres, hombres mirando descaradamente, chiflidos, comentarios sexistas, chiste asquerosos y más miradas. No pude evitar pensar si Kylian estuviera, me lo imagino saliendo de algún lugar y encarar a algún chico "Repite lo que dijiste" y después tan típico de él mostrarle la fuerza de su puño. Pero él no estaba, yo vine por mi cuenta y por un solo motivo.

Me acerque a un hombre y una mujer que estaban hablando, apenas me vieron me miraron de arriba a abajo, la mujer levantó una ceja y el hombre me sonrió divertido.

— ¿Saben si aqui esta Tobias Ivanov? —Pregunte, no pretendo ser educada porque aquí seguramente nadie lo es, pero tampoco quiero faltar el respeto porque bueno eso seria una estupidez viendo que vine sola.

La mujer me ignoró y se dedicó a mirar mi vestimenta, claro un jean negro y una musculosa gris es bastante diferente a su top rojo y short de jean, el hombre pareció tener piedad de mí.

— No conozco a nadie con ese nombre bombón, pero si estas perdida te puedo hacer compañia —Okey okey, esto se está yendo un poquito de mis manos y en cualquier momento la mujer de top rojo me va a saltar a la jugular.

Había demasiadas personas y con cada paso que daba me miraban de arriba a abajo, fue una estupidez venir sola, me sentía indefensa. Me quedé un rato largo al costado de un auto a observar todo, no me apoye por si el dueño se enoja.

— ¿Lindo no? —Dijo una rubia con los labios bien rojos acercándose con otras tres mujeres, hizo un gesto con la cabeza señalando el auto, asenti. La mire curiosa tratando de saber porque me vino a hablar cuando la mayoría me miraba como pez fuera del agua— Te vi llegar y no pude evitar pensar que haces, no pareces de aquí —Las otras tres mujeres se apoyaron en el auto mirándome— Si viniste a apostar busca a Leo, él es quien maneja todo.

Me enderece, si el tal Leo sabe todo tiene que saber a quién estoy buscando, no puede ser que Tobias Ivanov sea un fantasma, por algo estaba esta dirección en el correo de mi padre— Muy bien — Le dije a la rubia asintiendo y me fui con las piernas temblando.

Atravesé el mar de autos y gente, un hombre estaba recibiendo plata apoyado en el capó de un auto, castaño rapado, con un arito en la nariz, estaba rodeado de otros dos hombres, me acerque a él fingiendo una seguridad que perdí en el momento que llegue. Mientras más me acercaba la sonrisa de estos tres hombres aumentaba.

— ¿Eres Leo? —Le pregunté al que tenía todo ese fajo de billetes en la mano, me miró de arriba a abajo. Puse los ojos en blanco, llegué hace un rato y me miraron mas asi que en toda mi vida.

Secretos peligrososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora