Cap.3 Soy Benito

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—No sé poque mi tía no me quele, yo no le hice nada malo, solo le dije que no vaya al cuarto de mi mamita poque ella duelme ahi. No conocí a mi papito pero yo sé que me hubiera querido tanto como mi mamá. Ahora solo te tengo a ti muñequita linda, abrazalte me recuerda a mamita. Voy a echarme en ese arbol. Tengo sueño, ¿Tu no muñequita? Yo te abrigo. Aqui dormilemos hoy.....

—¡Ay! ¡Mi espalda, cada día este árbol se pone mas duro jeje! Pero que...

Me puse de pie apoyándome en mi bastón, (ya era un viejo de 80 años, sin familia y sin casa, me la pasaba en la calle pero era feliz). Entonces ví a una niña hechada al pie del arbolito.

—¿Niña, me escuchas? —al oir mi voz, abrió los ojitos y me miró asustada—, tranquila pequeña, no te hare daño. Me llamo Benito, y este es mi árbol.

—Tu...¿Tu arbol?

—Si, haber ven, te ayudo a pararte —le dije extendiendo mi mano para ayudarla a ponerse de pie —. ¿Es tu muñeca?

—Chi —respondió con la cabeza baja y una ligera sonrisa en su rostro—me la dió mi mamita.

—Esta linda.

Al parecer lo que le dije la hizo felíz y me mostró su muñequita. Era de trapo y estába un poco húmeda, pero sí era muy linda.

—Me llamo Benito, no tuve una vida fácil y bueno...ay ay, no se porque te cuento mis cosas jeje, dime, ¿Cómo te llamas?

—Me llamo Luciana, mi tia me odia —dijo directa y abrazó aquella muñequita comenzando a sollozar—, mi mamita mulió hace poco y me gustaría que este aqui conmigo.

Sin pensarlo abracé a aquella niña, tan pequeña e indefensa

—Desde ahora vamos a estar juntos. No estás sola.

Con Lucianita era mas feliz, jugábamos, reíamos, hasta comíamos helados.

Ella me ayudaba a pasarme los trapitos para limpiar las ventanas de los autos y asi tener dinero para comer.

—Hijita, pásame el trapito verde porfavor —al escuchar mis palabras, la niña metió el trapo en el balde con agua y asi con chorros, me lo pasó con una sonrisita.

—Aqui tienes Benito.

—Jeje, gracias pequeña.

—Soba bien pala que quede limpiecito.

—Jeje claro que si. ¿Por qué no me ayudas?

—Mmmm —dijo moviendo sus deditos en su barbilla—, ¡Te ayudo!

Y así comenzamos a limpiar, el conductor del carro nos dió más de lo que esperabamos y nos pusimos muy felices.

—Mira mi hijita, ya tenemos para comer mucho.

—¡Chiiiii! ¡Y para mi muñequita tambien jeje

—Si Lucianita, vamos a la tienda.

Ella tomó mi mano y nos dirijimos a comprar:

—¡Buenos dias! —saludé al ingresar.

—¡Aqui no hay limosna, lárguese de aqui!

¿Por qué me trata así?

—¡No le glite a mi abuelito! —dijo la pequeña enfadada al oír como la encargada de la tienda de refirió a mi.

—Déjalo asi hijita, vamos a la vuelta.

Durante el camino, Lucianita no dijo nada, solo caminaba con la mirada fija en el suelo y las manitos juntas, siempre abrazando a su muñeca.

Al llegar a la tienda le dije contento:

—¿Compramos un chocolate? ¿Te gustaría?

—No quelo que te griten —me dijo abrazándome muy fuerte.

—No lo harán, ¿Si hijita?

—Chii, pero...¿nos alcanza para un cocholate?

—Jejje, ay Lucianita, ¡Claro que si! Pideme lo que quieras.

Salímos de la tienda y fuimos a un banquito a conversar un poco.

—Uhmmm, esta liquísimo Benito.

—Que bueno que te gustó mi niña.

—Y a mi muñequita también, mila que feliz que está —dijo emocionada, mostrándome aquella muñequita con sus dos manitos, ¿tanto queria ese juguete?

—Lo veo, esta muy feliz, uy, mira —le señalé la carita—, se ensució.

-Jeje, no sabe comer.

—Y ud. señorita —le dije limpiándole su mejilla —,se ensució también.

Ella rió.

Esta niña tiene una sonrisa encantadora.

Y asi llegó la noche, me quité la casaca que llevaba y se la puse a Lucianita, ella tan solo llevaba un polito corto.

—Pero no me des tu chompa, hace flio.

—Nono, no te preocupes, seré viejito pero soy fuerte.

—Te quelo —me dijo abrazándome muy fuerte y dándome un besito-, descansa.

Luciana... *(terminada)*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora