Cap. 16 "Lágrimas de recuerdos"

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—?¿Cómo llegaste justo en ese momento?

—Un policía vino diciendo que la señora que te retuvo confesó que te habías ido con alguien.

—Ya veo.

—¿Cómo estás?

—Cómo podría estarlo, estuve a punto de que me dañaran una vez más.

—Siento no haber ido antes.

—No te disculpes, si no fuera por ti, ni siquiera estaría aquí.

No sabía que decirle, contarle todo lo que me dijo aquella señora sería demasiado para ella, primero debía conocer su pasado:

—¿Qué pasó cuando eras pequeña?

—¿Por qué lo preguntas?

—Por esa señora. Te conocía.

—Ella era mi tía, me cuidaba cuando mamá murió.

—¿La querías?

—No, ella me trataba mal, solo quería mi casa.

—¿Y soportaste sus tratos hasta ahora?

—No, ella me botó de mi casa.

—¿Y? —ella me miró con desconcierto—, quiero decir, ¿qué hiciste?

—Conocí a un señor, se llamaba Benito. El era mi abuelito, o bueno, lo llamaba así de cariño porque el me dio el amor que mamá me había dado.

Mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, pero intente disimularlo para que ella no se percatara:

—¿Y dón-dónde está él ahora?

—No lo sé, crecí en un orfanato, no te lo comenté pero estudie, escogí una carrera gracias a un doctor que me atendió en el orfanato.

—Esas cosas se dicen. Me obligaste a pasar vergüenza.

—Lo siento —sonrió tiernamente—, no podía decirle a nadie porque quería encontrar a mi abuelito.

—¿Cómo ibas a hacerlo?

—Las personas con dinero tienen muchas influencias, además su papá era abogado y creí que podría ayudarme, pero ya no tengo esperanzas, vi como esos chicos vinieron de la nada y golpearon a mi abuelito sin ningún tipo de remordimiento —se detuvo en su relato—, ¿Estás, estás llorando?

Me limpié el rostro y me giré para evitar que me viera:

—No, es el polvo.

—Oye, aquí no hay polvo. ¿Ya dime que te pasa?

—Nada, espero que regreses a mi casa, señorita.

Diciendo esto salí de la habitación con la intención de ir a casa pero no podía, mi corazón me decía que tengo la obligación de contarle a Luciana lo que esa señora me confesó, ella debía saberlo :

—Oye —le dije desde el marco de la puerta.

—Que, ¿no que te ibas?

—Necesito una terapia —comenté sentándome en una silla y acercándome hasta ella.

—Bueno, dime, ¿qué te aqueja?

—Es un secreto.

—¿Entonces por qué quieres que te ayude? No hagas bromas.

—Oye, se trata de un secreto que debo contar a alguien, no es mío.

—Ah, bueno dilo.

—Es que —hice una pausa corta— si lo digo ella sufrirá mucho.

—¿Quién es ella? ¿Acaso una novia? —me codeó ligeramente.

—No, una amiga.

—¿Ajá? Y porque dices que sufrirá.

—Por qué es algo que debe saber de su pasado.

—Bueno, si es algo que "necesariamente" tiene que saberlo, dícelo, pero si no es así, no tienes porque hacerle daño por algo insignificante.

—Vale. Gracias.

—A veces me da miedo la  frialdad co...—no dejé que continuará hablando porque la abracé sin decir nada—, ¿que te sucede? ¿Por qué me abrazas? ¿Es que te gustó? ¡Ey!

—Prométeme que no dejarás de abrazarme.

—¿Qué?

—Solo hazlo.

—Está bien, tranquilo, te lo prometo.

Y me abrazó, quizás pensó que lo necesitaba pero otra era la realidad:

—Antes de que a tu tía se la llevarán, le pregunté que relación tenía contigo, solo tenía curiosidad por saber que te ataba a ella y entonces me contó tu historia.

—Que chismoso que eres, y ¿por qué me preguntaste si ya sabias?

—Ella llegó a contarme más de lo que quería saber —continué—, me contó que después de que te hechará de tu casa, se arrepintió y fué a buscarte.

—¿De qué estás...?

—Entonces te encontró, te vió con un ancianito al pie de un árbol; ella, ella llamó a tres de sus conocidos para traerte y para ello debían eliminar a la persona con la que estabas. Tú tía mandó a golpear a tu abuelito.

El agarre de Luciana en mi espalda era cada vez más débil:

—No, dime que lo que me acabas de decir no es cierto.

—Luciana —respiré profundo para poder terminar ese relato tan dolor para ella—, tu-tu mamá no sufrió ningún accidente.

Sus manos cayeron a los costados, solo era yo quien la abrazaba:

—No sufrió ningún accidente porque fué tu tía, quien la atropelló.

Luciana... *(terminada)*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora