Leandro hizo un leve movimiento, como si fuese a levantarse de su silla. Lana colocó rápidamente su mano arriba de la del muchacho, buscando contenerlo.
Facundo se les acercó con paso decidido.
—Así que ahora andas con este —dijo una vez que se situó cerca de ellos —. Tan inocente no eras, después de todo.
—¿Qué quieres? —Leandro no iba a permitir que despreciara a Lana en su presencia.
Facundo ni siquiera lo miró.
—No pienses que tu numerito me importó —continuó —. De todas formas, todos sabían que eras una loca.
Sentía mucha rabia y quería golpearlo, pero respiró profundo. Eso era lo que él buscaba.
—¿Cómo está tu "amiga"? ¿Necesita cabello nuevo?
Lana tenía dos formas de responder al miedo: o se hacía un capullo y temblaba dentro de él, cerrando las puertas para protegerse, o bien se volvía agresiva para ocultar lo que verdaderamente sentía. Por algún motivo, tener a Leandro a su lado le hacía optar por lo segundo.
—Está en perfectas condiciones, pero yo que tú, me cuidaría. —Siseó en respuesta.
—¿Por qué no te largas? —Leandro no podía aguantar la presencia del indeseable ex de Lana.
—Oh... O si no, ¿qué?
—Mira, no me interesa tener esta conversación —la muchacha tenía que frenar la inminente pelea —. Así que vete. Guarda un poco de dignidad.
—¿Tú me hablas de dignidad? —Se mofó su ex —¿Así como vas vestida? ¡Y a unos días de que te dejara, ya le estás chupando el pito a éste! ¿Con qué descaro me hablas de dignidad?
Leandro se incorporó de golpe y le propinó un cabezazo a Facundo en la nariz. El desagradable muchacho trastabilló hacia atrás, tapándose la cara con las manos. La sangre comenzó a escaparse rápidamente por su barbilla.
—¡Oye! ¡No quiero peleas aquí! —El empleado de la heladería le gritaba a Leandro con un celular en alto —Llamaré a la policía si no se van.
—No es necesario —respondió —. No vale la pena.
—Vamos, por favor —Lana lo abrazó con fuerza, un poco para evitar que la pelea continuara y otro poco para controlar su angustia.
Él la miró y su furia logró aplacarse un poco. No quería lastimarla, no esperaba hacerle sentir mal en lo más mínimo.
—Tranquila, vamos.
Emprendieron la vuelta al departamento, sin mirar atrás, con paso firme.
—¡Esto no va a quedar así! —Facundo les vociferaba desde su lugar, sin moverse por culpa de la rabia que lo poseía en esos instantes.
—No lo escuches —Lana estaba decidida a dejar a ese muchacho donde pertenecía: en el pasado, detrás de una puerta cerrada bajo siete llaves.
—¿Quieres quedarte a dormir?
Lana yacía desnuda, envuelta entre las sábanas de su cama. Leandro la observaba acariciándole el cabello. Ella le había hecho una pregunta que le provocaba mucha vergüenza y eso, al muchacho, le generaba mucha ternura.
—¿Quieres que me que quede? —Le respondió mostrandole una amplia sonrisa.
—Sí —Lana se tapó el rostro, se sentía muy vulnerable, pero no podía reprimir las ganas que sentía.
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Sálvame
RomanceUn corazon roto y un pasado que atormenta... Nada parecia querer cambiar en la vida de Lana Shark, una triste y solitaria muchacha de ojos verdes, hasta la madrugada del 9 de julio... Esa noche todo cambio para siempre.