2. Viviendo en un Apocalipis

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Negan rebusca en los bolsillos de sus vaqueros y en breves segundos unas llaves hacen un leve tintineo en el interior del vehículo. Antes de abrir la puerta el hombre se gira hacia ella, acariciéndose la barbilla de forma pensativa.

- Mira, no nos conocemos de una puta mierda - comienza. Ivy entrecierra los ojos ante el lenguaje - pero visto que hay un montón de tipos muertos arrancándole el cuello a la gente me parece que lo mejor es que permanezcamos juntos. ¿Te parece bien la idea? - pregunta levantando una ceja.

El hombre le inspira cero confianza. No es que juzgue demasiado a la gente, que también, es que simplemente le ha visto reventarle la cabeza a dos seres con un extintor y ni inmutarse cuando han agarrado a ese chico y se han puesto a devorarle. Todo muy normal. Finalmente asiente lentamente, no encontrando ninguna otra opción viable.

- No se te ve jodidamente convencida pero qué le vamos a hacer - eleva los hombros. Es un tipo de gestos bruscos - Espero que hables más que esta mierda porque a mí no me puedes callar la boca.

Ambos salen del coche, mirando a su alrededor, completamente alertas. Solo se ven dos seres a los lejos, caminando con un leve tambaleo. Negan mete la llave en la cerradura y abre la puerta de su casa, haciéndose a un lado para que pase la mujer.

Ivy echa un vistazo a su alrededor nada más entrar. La casa no es muy espaciosa, pero tiene un aspecto hogareño y humilde. Negan pasa por su lado después de cerrar la puerta y se deja caer en el sofá con una especie de gemido triunfante. Se queda de pie observándole sin moverse, insegura sobre qué hacer. No iba a manchar la casa de un desconocido con la sangre reseca pegada a sus piernas.

Probablemente notando que la sombra de la mujer silenciosa no está presente, levanta un poco la cabeza y le echa un vistazo.

- Vamos, siéntate joder, como si estuvieses en tu casa.

Toma asiento en un sillón frente a él, adoptando una pose incómoda. De repente se acuerda del teléfono en su bolso y lo saca para enseñárselo.

- Lo tengo sin batería - Negan se sienta para quedar cara a cara - ¿Tienes un cargador para Xiaomi?

Le lanza su teléfono en respuesta. Ivy lo coge al vuelo con un poco de dificultad por la sorpresa.

- No hay internet ni cobertura. Esa chatarra se ha vuelto inservible - comenta de mala gana - Ni siquiera sé si hay puta electricidad - alarga la mano dándole varias veces al interruptor de la luz sin éxito - puta mierda.

Ivy suelta los teléfonos sobre la mesa, lanzando un suspiro. Ha llegado el apocalipsis, no le cabe la menor duda. Una vida sin comunicación es como volver a la Edad de Piedra. No cree poder soportarlo.

La barriga le ruge por el hambre. Prácticamente se le había olvidado lo hambrienta que estaba con tanto traqueteo. Se echa rápidamente las manos sobre el estómago y puede sentir los colores acumularse en su cara. Está tan roja como un tomate. Las aparta velozmente adolorida: el efecto de la anestesia se estaba pasando.

- Perdona mis modales, ha sido un día de mierda - se pone en pie. Ivy le imita - Llevo toda la semana metido en el hospital pero creo recordar que me quedan algunos Yatekomo. ¿Se te hace el de pollo?

- Ese está bien, gracias - tampoco iba a ponerse exigente. La comida es comida.

Le sigue hasta su cocina. Quizá deberían dar las gracias porque la vitro sea de butano en vez de por luz. Negan cruza los dedos antes de abrir el grifo. 

- ¡Sí joder! - exclama al ver salir un chorro de agua.

Mientras deja la pasta al fuego se sienta en la mesa, mirándola entretenido.

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