- Ha sido impresionante tío, en serio. Eres simplemente alucinante.
Alguien debería decirle que elevar así el ego de Negan podría dar lugar a serias consecuencias.
Habían pasado dos días desde que se habían convertido en un grupo de cinco. Al final habían tenido suerte en la gasolinera, y Negan había podido fardar de escopeta delante de los demás. Ahora el tiro al mordedor se había convertido en su juego preferido. Ivy prefería más bien el tiro al conejo: tener la barriga llena empezada a ser un lujo.
- Pues os juro que esta es la puta primera vez que toco un arma en mi vida - comenta entretenido, agarrando un trozo de carne - la cabeza de ese cabrón ha volado por los aires como si fueran gominolas.
Por fin Ivy tenía gente a la que mirar raro cuando Negan decía frases sin sentido. Por fin podían comunicarse también por las miradas devueltas.
Negan le había ofrecido a "dejarle jugar a reventar cabezas" pero la mujer había pasado. Una cosa era sobrevivir y otra muy distinta eso.
- A ver ahora cómo cojones nos entretenemos - Negan bosteza. Se le ve muy cómodo, como si toda la situación se tratase simplemente de una pesadilla y ahora mismo estuviese de camping con sus mejores amigos. Raro - Propongo hacer una ronda de preguntas incómodas. Empiezo yo: ¿Cuántos...?
La oscuridad es aterradora. Siendo una noche sin luna en mitad de un bosque, solo el fuego se ocupa de iluminar alrededor de los cinco. Ivy lo ve antes que ninguno de los hombres.
A pesar de estar en un ambiente distendido, Ivy no ha bajado la guardia. Se debe más a su incomodidad por estar en pleno bosque de supervivencia y sin higiene que a la situación en sí. Posiblemente ella no volvería a sentirse cómoda.
- ¡Negan! - no puede evitar llamarle a él. Lo tiene justo en frente, y el mordedor está a punto de alcanzar su cuello.
La mujer se lanza hacia él para socorrerlo, aunque no sirve de mucho. Negan solo necesita un golpe seco para quitárselo de encima. Se queda junto a él con miedo de que aparezca otro a su espalda.
- Joder tíos, esto ha sido una locura - ambos echan un vistazo alrededor de la hoguera - ¿Tíos?
Varios muertos están devorando a quienes habían sido sus breves compañeros de viaje.
- Oh
Ivy se sorprende al concordar con Negan. No sentía pena en ese momento, ni histeria ni... Nada. Simplemente ahí estaban.
Un sentimiento de repulsión hacia sí misma hace que se concentre en otra cosa, evitando mirar la cara desagarrada de Paul. ¿En qué momento había perdido su capacidad de vomitar ante situaciones como esa?
Negan alarga la mano para agarrar el bate de Paul y empieza a matar muertos como si hubiese nacido para ello. No tarda más de unos breves segundos en acabar con todos sin esfuerzo.
- Bueno, joder... - deja caer el bate, lanzando un suspiro - No ha durado mucho.
Ivy agarra la escopeta de las manos de Richard, vigilante. Negan se echa la mochila a la espalda, sacando la linterna y echando a andar.
- ¿No deberíamos... Decirles unas palabras? ¿Despedirnos de ellos?
Negan la mira sin una emoción clara en sus ojos. Ivy lo nota vacío...igual que ella. Después de dos semanas conviviendo, ambos habían adoptado la misma medida ante la tragedia: no aceptarla, suponer que todo va a pasar, no encariñarse ni... Sentir que es real. Solo seguir.
- ¿De verdad quieres perder el tiempo en esa mierda?
- No - la respuesta le sabe demasiado inexpresiva a la propia Ivy. Demasiado cruel. Negan se acerca a ella, y cuando parece que va a hacer un gesto de ánimo se agacha para volver a coger el bate manchado de sangre. Lo guarda en lo alto de su mochila.
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El Santuario
FanficCuando todo comienza, Negan no tiene un propósito: su vida se termina junto con la de su esposa, no siendo más que una cáscara de supervivencia. Todas las personas a su alrededor mueren y él sobrevive. Él e Ivy. La vida se convierte en algo tan nimi...