Amortentia (Draco Malfoy y tu)

29. Amor

Voy con paso rápido y decidido, con un nudo en la garganta, rezando para que lo que me ha dicho Brad sea mentira.
Llego al pasadizo, y al final de él, un impaciente Malfoy estaba esperándome.

-Se puede saber por que has tardado tanto? Me estaba poniendo nervioso.- dice en tono incriminatorio.

Pego un portazo, y le miro de la manera más fulminante que puedo.

-Ahora mismo vas a decirme a qué ha venido lo de Brad, y también por que desapareces así.-

-Ese estupido me ha provocado.-

-No te ha provocado, por que si no fuera verdad eso que él dice, no te habrías puesto así.- sentencio.

-No me puedo creer que estes de su parte, después de lo que te hizo.- dice enfadado.

-Pues si no es verdad desmientelo!.- le grito

-Quiero saber donde te metes cuando no vas a clase, y cuando desapareces así.-

No obtengo respuesta por parte de Draco.

-Malfoy, quiero que me lo digas.-

Nada.

-Por favor Draco, dímelo.-

Sin mirarme, se dirige hacia su mesilla de noche, abre la cerradura y saca un taco de hojas.

-Quieres saberlo? Pues aquí tienes.
Ayudo a mi padre con el negocio familiar, cosa que me ocupa mucho tiempo. Nuestra situación económica ha empeorado, y eso es lo que me hace estar más tenso.
Dumbledore está enterado y al tanto, por lo que estoy exento de algunas clases.-

-Por que no me lo habías dicho antes?.-

-Me daba vergüenza admitirlo, siempre hemos presumido de nuestro estatus social, no podemos permitirnos que se sepa esto.-

Como no, su ego y su reputación vale más que todo...

-Y esto es lo que no podías contarme? Por lo que estabas tan a la defensiva?.- Digo ofendida.

-Creía que teníamos la suficiente confianza como para contarnos estas cosas.- Afirmo dolida.

-Entiéndeme tú a mi, nunca había estado en una situación así.-

Cojo los papeles y empiezo a revisar todos y cada uno de los apéndices de contratos, negocios, pactos, compras, ventas y la situación económica.

No pinta bien, pero realmente no termino de fiarme.

-Enséñame tu brazo.- le pido.

-Que?.- pregunta sorprendido.

-Que me enseñes tu brazo.- endurezco el tono.

-No me lo puedo creer.- Dice riendo irónico.

-Sigues sin creer y sin confiar en mi.-

-Si no tienes nada que esconder, enséñame el brazo.-

-Esta tarde me has visto sin camiseta, y no tenia nada.-

-Pues otra vez.-

Con el ceño fruncido y de mala gana, se quita la chaqueta y la camisa.
Nada en ninguno de los dos brazos.
Los examino de cerca, y no hay ni un solo indicio de ninguna marca tenebrosa.

-Mirame a los ojos.-

El chico rubio hace caso y me mira.

-Quiero que me prometas, que no tienes nada que ver con los mortifagos.-

-te lo prometo.- dice desviando la mirada.

-Draco, mírame a los ojos y dímelo.-

De un momento a otro nuestros ojos se conectan, de esa forma tan especial que nos une tanto.