La Caída del Sol.

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El Panteón divino.

El mundo de los dioses, un basto y extenso reino dónde divinidades de todo tipo coexisten en "paz".

Reinado por la diosa mayor, Gaia, diosa del cielo y la tierra, quien se posaba en su trono de mármol y oro.

La subsodicha diosa era un bella dama de largo cabello blanco como las nubes y ojos azules como el cielo del día, aparentaba unos 30 años y su vestimenta consistía en un vestido blanco con bordados dorados, además de una corona de flores blancas que adornaba su cabeza.

Su semblante usualmente sereno, se veía irritado, pues durante las ultimas semanas había percibido algo inquietante.

Su hermana

Tiamat

El solo pensar en ese nombre le causaba molestia, después de miles de años, la Ex Diosa del Agua mostraba signos de vida.

No podía ser una coincidencia.

Todo comenzó una vez que envió a Aqua al mundo Kono.

Pensó que sería lo correcto enviarla al plano de los humanos, la pequeña mocosa se había vuelto demaciado engreída y no cumplía con sus reesponsabilidades, su comportamiento y su falta de compromiso con su trabajo era inaceptable.

Sin embargo no podía encontrar una oportunidad para deshacerse de ella, su ultimo mal recuerdo...

Pero cuando ese humano hizo aquella petición...de elegirla a ella.

No pudo desperdiciar la oportunidad.

Pero... ¿como no lo pensó? ¿Cómo se le saltó ese detalle?

¿Como pudo ignorar el hecho de que su hermana estaba en ese maldito mundo?

¿Y si Aqua liberaba a Tiamat?

Catástrofe

La ira de la diosa del agua y la tormenta sin duda sería la mayor amenaza para ella y su reinado.

Y peor aun, no era la única que estaba consciente de la presencia de Tiamat.

Plap

Las puertas de su palacio se abrieron, 2 de sus subordinadas ángeles fueron lanzadas al suelo con graves quemaduras en sus cuerpos.

El intruso avanzó dejando un rastro de pizadas de fuego.

Gaia mantuvo una expresión seria, fijando su mirada en los ojos carmesís del hombre frente a ella.

Un hombre joven y moreno, bastante alto, con un cuerpo musculado, sin exagerar, era más como un héroe griego en cuanto condición física, su cabello rojo erizado como llamas y sus ojos carmesís mostraban gran furia.

Su vestimenta consistía en unos pantalones de lana negros, grebas de oro brillante y escarcelas doradas que combinaban con sus grebas, sus antebrazos estaban cubiertos por brazales de oro mientras que sus pies estaban descalzos.

Emitía un aura llameante, y por donde pasaba dejaba pisadas marcadas por el fuego.

-Acturus-habló Gaia impasible.

-ahorremonos las presentaciones, hermana-el seño fruncido del ahora reconocido como Acturus se asentuó-¿dónde está Tiamat?-.

-tsk-la albina chasqueó la lengua, estaba claro que tendría que confrontar a su hermano menor sobre aquel tema.

-tu...-.

-ya bien sabes que el juicio de Tiamat y sus aliados fue decidido y ganó por mayoría, los dioses malavados fueron sellados y expulsados del cielo, y jamás podrán volver, no hay nada más que discutir Acturus-.

KonoSuba: Bendita Sea Mi SuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora