13. Uniones (parte 1)

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- Así que...vas a ser mi enfermero privado ¿Mm? - preguntó con una mirada pícara Fuyuhiko a un muy sonrojado Misaki.

El mayor aprovechó que estaban solos en la habitación del hospital donde estaba ingresado por la herida del disparo para coquetear con su castaño. Por suerte sólo le había dado en el hombro, aunque habían tenido que hacerle una cirugía para sacar la bala, no había sufrido mayor daño y sólo estaría esa noche hospitalizado.
Misaki se acercó un poco avergonzado hasta la cama del mayor. Cerró los ojos concentrándose y tomó las manos de Fuyuhiko sintiendo su rudeza y su calidez.
Con el rostro preocupado, le miró con un deje de regaño.

- Hiko-san...por favor, no bromees con eso, podrías haber muerto...-dijo al borde de las lágrimas Misaki.

Fuyuhiko miró los verdes ojos de su castaño y borró la sonrisa de su rostro, poniendo una expresión seria. Lo que iba a decir no quería que Misaki pensara que era una broma.

- Ojalá lo hubiera hecho, así podría estar contigo para siempre, amor.

Misaki abrió los ojos impresionado por lo que había dicho. Negó con la cabeza frenéticamente, mientras las lágrimas resbalaban por su rostro.

- No...no amor, no digas eso...yo, yo no querría que te fueras así...

Fuyuhiko suspiró resignado. No iba a decirle que él mismo acabaría con su vida, si no supiera que se enfadaría con él tanto que llegaría a odiarle.

- Sólo quiero volver a casa...odio los hospitales.

Misaki soltó una risilla divertida.

- Oh...asi que...eres uno de esos malos pacientes que no obedecen las indicaciones del doctor... ¿Verdad?

Fuyuhiko sonrió a su vez, no podía negar que le había descrito a la perfección.

- Bueno...si fueras tú quien cuide de mi, sería bueno y haría caso...pero luego tendrías que darme una recompensa.

- Con que es así... ¿Mm? - dijo Misaki acercándose más, mientras se mordía el labio inferior de una forma tan inocente y sexy que Fuyuhiko notó un tirón en su entrepierna - ¿y que recompensa..

En ese momento la puerta se abrió dejando ver a una enfermera rubia y bastante linda, que se acercó al paciente para tomarle la temperatura.

-¿Cómo se encuentra Usami-San? - preguntó con una sonrisa coqueta.

Era evidente que la enfermera estaba interesada en Fuyuhiko, y lo dejaba bien claro con sus insinuaciones.
La luz de la habitación comenzó a parpadear, haciendo que la enfermera se acercara más al mayor.
En el momento que tuvo la osadía de preguntarle si cuando le dieran el alta, quería ir a tomar algo con ella, los fluorescentes se apagaron con un chasquido bastante amenazador.

Fuyuhiko divertido, miró a Misaki que observaba con odio a la enfermera atrevida. Si que era celoso su lindo castaño.

- Lo siento - dijo Fuyuhiko mirando a Misaki, que le devolvió molesto la mirada - pero ya tengo novio y le amo más que a nada en el mundo.

La cara perpleja de la enfermera no tuvo precio según Misaki. Cuando escuchó la palabra "novio" sólo pudo balbucear una despedida y con una mirada incómoda se marchó de la habitación. En cuanto se fue, las luces se volvieron a encender.

- ¡Que descarada! - dijo molesto aún Misaki - si hubiera podido la hubiera arrastrado de esos cuatro pelos de escoba que tenía.

Fuyuhiko rompió a reír en carcajadas.

- ¿Cu...cuatro pelos de....es...escoba?-repitió a duras penas entre carcajadas y luchando por respirar.
Misaki no pudo evitar reír también. La risa de Fuyuhiko era demasiado contagiosa.
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Asami y Akihito se sentaron cansados de esperar. Estaban por decirle a Mikhail que ellos ya se iban a ir y que si quería, el podía quedarse con el joven Usami, cuando las puertas de la sala de espera se abrieron dejando ver al inspector Kuroda junto a un joven con lentes y pelo y ojos oscuros.

Como en el cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora