12. Todo Acabó.

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Cuando Misaki se apareció de nuevo frente a Fuyuhiko, la situación era extremadamente peligrosa.
Sumi sensei había llevado a punta de pistola a los tres hombres hacia el jardín en la parte trasera de la casa.
Fuyuhiko, Shinnosuke y Keiichi se encontraban de rodillas con las manos tras su cabeza.
Keiichi sollozaba quedamente, no podía creer que su padre hubiera cometido semejante crimen y que encima fuera a terminar con su vida también.
Tōdō miró de reojo al joven a su lado. Podía sentir el miedo, la impotencia y el dolor emanando de él en fuertes oleadas. Le hubiera gustado abrazarle en ese momento, pero no se atrevió a moverse por miedo a provocar al asesino y que disparara sobre ellos.
Por su lado, Fuyuhiko temblaba de ira contenida al observar al hombre que había terminado con la vida de Misaki de forma tan horrible. Parecía que ese iba a ser el fin de todos, pensó derrotado el mayor de los Usami, ojalá hubiera pensado antes un plan o hubiera avisado a Kuroda o Asami. Incluso a ese idiota que pretendía a su hijo.

- Keiichi...esto no tendría que haber sido así hijo...- pareció decir con pesar Sumi sensei - ojalá nunca hubieras descubierto mi secreto, ahora tendré que matarte al igual que a estos dos.

- ¡Por favor padre! - pidió desesperado Keiichi - ¿cómo puedes hacer esto?¿Qué locura se adueñó de ti?

- ¡Fue su culpa! - señaló muy molesto una pequeña sección de tierra que parecía haber sido removida hace un tiempo y que resaltaba entre el césped del lugar.

Fuyuhiko y Tōdō miraron asombrados el lugar y enseguida entendieron que debía ser la sepultura de Misaki. Ese maldito no sólo había violado y asesinado al castaño, también había ocultado su cuerpo de forma que jamás lo hubieran encontrado, conservándolo para sí.

- Eres un jodido enfermo - siseó con rabia Fuyuhiko.

En ese momento Misaki volvió y al ver la situación trató de tomar la pistola de manos de Ryouichi, pero el miedo a que les pasara algo a Usami y a Tōdō hacía que no pudiera concentrarse lo suficiente.

- La ayuda está en camino...tenéis que ganar tiempo - dijo Misaki, poniéndose junto a Fuyuhiko.

Tōdō miró hacia Misaki un momento y luego asintió de manera imperceptible. Debía intentarlo, puede que no fuera buena idea azuzar a un asesino, pero con suerte le haría hablar y ganaría tiempo.

- Está aquí ¿sabes? - dijo Tōdō mirando al mayor de los Sumi.

Ryouichi miró confuso a Shinnosuke.

- ¿De qué hablas? - cuestionó apuntando al joven con su pistola.

- Misaki, está aquí - dijo Tōdō con seriedad, tratando de esconder el terror que sentía.

- Lo sé... Yo mismo enterré aquí a mi amado - dijo con una sonrisa que de no ser por las circunstancias hubiera sido encantadora.

Tōdō tragó saliva nervioso por la reacción de Fuyuhiko que, sólo apretó los dientes y tensó el cuerpo intentando no abalanzarse contra ese tipo y pegarle una paliza. Misaki sabiendo lo que intentaba Tōdō, trató de posar sus manos sobre los hombros de Fuyuhiko calmándolo al instante.

- Tks, Tks, Tks, Tks...- chasqueó Shinnosuke con la lengua - está entre nosotros, puedo verle y te odia.

Tōdō sonreía burlonamente al ver el rostro enojado y dolido de Ryouichi.

- ¿Qué demonios dices? - exigió enfadado - Misaki jamás me odiaría.

El joven taxista sonrió al notar que había tocado una fibra sensible en ese monstruo y no tardó en volver a pinchar en el mismo lugar.

- Oh...si que te odia, te odia por lo que le hiciste, asesino...

-¡CÁLLATE! ¡CÁLLATE! ¡ES MENTIRA! - dijo desquiciado acercándose a Tōdō con el arma temblorosa - ¡Yo no quería hacerle daño! ¡Fue su culpa! ¡Por estar con ese idiota de Usami Akihiko! ¡Si me hubiera aceptado no habría pasado nada de esto!

Como en el cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora