Como en el cielo

1. Compañeros De Piso.

Al día siguiente, despertó con un fuerte dolor de cabeza, como si sufriese de una resaca.
No había pasado buena noche por un mal sueño y parecía estar más cansado que el día anterior.
Con un suspiro resignado, hizo a un lado las mantas y fue al baño a tomarse una larga ducha. El agua tibia logró terminar de despertarle y algo más animado, abrió el armario para buscar la ropa que usaría ese día.
Su desconcierto fue enorme al ver el armario totalmente vacío. Confuso, envolviendo la toalla en su cadera, se dirigió al salón.
Y ahí estaban, en el centro de la amplia sala sus meletas aún sin deshacer.
Fuyuhiko se mesó el cabello que aún goteaba un poco y se masajeó las sienes tratando de aliviar la jaqueca.
Juraría que había deshecho el equipaje, pero era evidente que no.
Llevó las maletas al dormitorio y con un extraño dejavù, colocó la ropa en el armario dejando un elegante traje gris oscuro y una camisa blanca fuera.
Se vistió rápidamente y al comprobar la hora, maldijo por lo bajo y echó a correr hacia la estación.
No podía creerlo, iba a llegar tarde a la reunión.

Con unos minutos de retraso, Fuyuhiko se presentó ante el presidente de la editorial y su viejo amigo, Isaka Ryuichiro.

- ¡Ah! Usami-san, bienvenido a ediciones Marukawa - dijo sonriendo y extendiendo la mano que Fuyuhiko estrechó en un cálido saludo.

- Gracias Isaka-san...por darme una oportunidad.

- Mi viejo amigo, me sorprendí mucho cuando me llamaste para decirme que te divorciabas de Natsuko, pero me alegro por ti por tomar esa decisión - dijo Isaka reclinándose en su sillón y cruzando las piernas en una cómoda postura - me pareció muy valiente desligarte del apellido Usami, eso si fue temerario de tu parte.

Fuyuhiko sonrió levemente. No era el primero que se lo decía. Todos sus conocidos e incluso sus hijos se lo habían advertido. Pero él ya no soportaba ese matrimonio sin amor y lleno de traiciones por parte de Natsuko.

- ¡Asahina! Trae el contrato de Usami-san - pidió Isaka a su secretario - muy bien...- dijo el presidente tomando los papeles y poniéndolos ante Fuyuhiko - firma aquí...tus iniciales aquí... ¡Perfecto! Bienvenido a ediciones Marukawa, empiezas el lunes.

El mayor se despidió con un amistoso abrazo de su amigo y salió del edificio camino de regreso a su nuevo hogar.

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- ¿Pero qué....? - exclamó Fuyuhiko en el suelo.
Al entrar al apartamento se había tropezado con sus maletas que, aunque pareciera imposible, volvían a estar en la entrada y llenas con su ropa, como si nunca las hubiera deshecho.
No podía ser...estaba totalmente seguro que había colocado sus cosas.
Una serie de golpes y portazos resonaron, haciendo que un escalofrío recorriera la columna de Fuyuhiko, que se puso en pie, mirando por todo el apartamento, buscando el origen de los ruidos.
De repente los golpeteos pararon. El silencio era incluso más siniestro que los ruidos de antes.

Fuyuhiko tragó en seco.

- ¿Hay alguien aquí? - gritó sintiéndose un poco ridículo.

El silencio reinaba en el lugar.

- ¡Si hay alguien salga ahora! ¡esta es mi casa! - dijo un poco más seguro.

En ese momento, notó un dolor agudo en su cabeza y todo se hizo negro. Solo alcanzó a oír una voz que decía "Ugh, se me fue la mano"
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- ¡Hey! ¡Tú! ¡Oye!...¡Despierta!...¡Largo de mi casa!

Fuyuhiko abrió los ojos y trató de enfocar la figura que se cernía sobre él. Le dolía la cabeza terriblemente.

- ¡Vamos despierta y largo de mi casa!