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—Eres un completo idiota —Seungmin volvió a decir en un susurro, las lágrimas saliendo libremente de sus ojos

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—Eres un completo idiota —Seungmin volvió a decir en un susurro, las lágrimas saliendo libremente de sus ojos.

Hyunjin no soportó ver tal imagen y sin pensarlo dos veces, avanzó hacia Seungmin y lo envolvió en sus brazos, mojándolo en el proceso por el estado en que estaba su cuerpo al haber corrido hasta la casa del ojiazul bajo la lluvia. Seungmin era ligeramente más pequeño que Hyunjin, así que al abrazarlo, sentía que lo envolvía por completo con su cuerpo.

La cara de Seungmin quedó apretada contra la comisura de su cuello con su hombro y sintió como esta zona se humedecía con las lágrimas calientes del ojiazul. También se percató de cómo el cuerpo del menor se estremecía contra el suyo y lo apretó con más fuerza hacia él.

Sus cuerpos calzaban como piezas talladas a la perfección la una para la otra. El roce de su piel con la de Seungmin provocó que su cuerpo se envolviera en escalofríos. Su pecho dejó de sentirse tan apretado y su espalda dejó de sentirse tan pesada. Se sentía ligero, como flotando.

Al fin estaba donde debía estar.

—Perdóname, Seungmin —Susurró Hyunjin al oído de Seungmin y el ojiazul sacó sus brazos -que habían quedado atrapados entre su cuerpo y el de Hyunjin- y rodeó su cintura, posando sus palmas en la espalda del pelinegro y casi clavando sus dedos en esta —Perdóname, perdóname. Sé que soy un idiota pero por favor perdóname.

Hyunjin repetía esas palabras una y otra vez en el oído de Seungmin con suaves susurros, como si sus palabras fueran caricias que entraban por los oídos del castaño e iban directo a su corazón. Y la verdad es que esas palabras sí resultaron ser las caricias que Seungmin necesitaba; poco a poco, sus sollozos fueron disminuyendo hasta que solo quedaron unos pequeños espasmos en su cuerpo, de esos que se provocan cuando has llorado mucho.

Seungmin se removió un poco en sus brazos y Hyunjin soltó un poco sus agarre; al fin lo había tenido en sus brazos y no planeaba soltarlo pronto.

Seungmin sacó su cabeza de la comisura y también soltó una de sus manos, que se habían agarrado fuertemente a la gabardina empapada de Hyunjin, atrayéndola cerca de su cara. Hyunjin soltó una de sus manos y la llevó hacia la del menor. Sin articular palabra alguna, Hyunjin entendió que Seungmin quería que removiera su guante. Su fría y temblorosa mano soltó el broche al primer intento y lo removió con suavidad, revelando su nombre marcado de por vida en la mano del ojiazul.

Con un suspiro cansado, volteó la mano del más pequeño y la atrajo hacia su boca y plantó un beso en el dorso de la mano. Cerró sus ojos e inhaló la esencia que emanaba la piel del menor. Por alguna extraña razón, el aroma de aquella se le asemejaba al aroma de la vainilla.

Cuando abrió sus ojos, se encontró con que aquellos ojos azules lo observaban. Estaban rojos y sus párpados estaban irritados. Hyunjin sintió cómo su estómago se retorció al recordar que él fue el provocante de aquello.

—No te merezco —Hyunjin susurró y sacudió ligeramente su cabeza para luego bajar su mirada.

—No huyas de nuevo, por favor —Dijo Seungmin con su respiración agitándose otra vez.

—No lo haré —Dijo rápidamente al ver los ojos de Seungmin llenarse de temor y al sentir su mano apretando el agarre sobre su mojada gabardina. Después de esas palabras, Hyunjin pudo ver como todo el cuerpo del menor se relajó de nuevo —No volveré a ser tan idiota, lo prometo.

Seungmin soltó un suspiro tranquilo y volvió a pegar sus cuerpos, apoyando su mejilla sobre la clavícula de Hyunjin y este apoyó su mejilla sobre el cabello de Seungmin. Momentos después sintió su cuerpo estremecerse por el frío y se dio cuenta de que el menor también había empezado a temblar, probablemente del frío también puesto que ahora estaba casi tan mojado como Hyunjin; en el abrazo, su ropa había absorbido todo el agua que chorreaba su cuerpo.

—Debes cambiarte de ropa ya mismo o vas a pescar un resfriado —Hyunjin susurró sobre la cabeza de Seungmin y este negó ligeramente con su cabeza.

—No quiero soltarte —Dijo Seungmin y Hyunjin sintió como todo su interior se derretía enternecido. ¿Cómo había sido tan idiota como para huir de esto?

—Yo tampoco quiero soltarte, pero no quiero que nuestros primeros días juntos de verdad los pasemos enfermos —habló Hyunjin y no fue hasta que lo verbalizó que se dio cuenta de lo que sus palabras significaban.

Este es el verdadero inicio de su vida con Seungmin.

Seungmin se soltó suavemente del abrazo y se quedó viendo a su alma gemela. Sin pensarlo dos veces, ambos se fueron acercando lentamente y unieron sus labios en un pequeño beso. Hyunjin sintió electricidad en sus labios y que su corazón había explotado. El mayor alzó su mano derecha y la posó sobre la mejilla de Seungmin, acariciando suavemente con sus dedos. Después de unos instantes, ambos separaron sus labios y abrieron sus ojos. Al mirarse, las caras de ambos se adornaron de sonrisas.

—Ven conmigo —Dijo Seungmin y tomó la mano del mayor, jalándolo hacia las escaleras en dirección a su habitación.

—Ven conmigo —Dijo Seungmin y tomó la mano del mayor, jalándolo hacia las escaleras en dirección a su habitación

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αlmαs gєmєlαs ♡━ нуυимιи.|| αdαpтαcιóɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora