treasure • minayeon

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Parada justo en la puerta, pensó sí era buena idea entrar sin golpear o hacerlo. No quería que Nayeon la mandara a la mierda sí sabía que se trataba de ella.

Tomó aire, y golpeó. Escuchando el silencio, intentó otra vez, nada.

- Nayeon, por favor.- habló en alto para ser escuchada.- Dejame pasar.

- Andate.- respondió.

Y su voz estaba tan rota que hubiera prefiero no escuchar nada.

- Quiero saber como estás.

- Estoy bien.

- No, no lo estás.

- No lo sabes.

- Lo sé.- confiada, cerró los ojos y suspiró.- Sos fácil de leer.

Escuchó un silencio otra vez, pensó en irse cuando nada más pasó. Antes de dar el primer paso, la puerta se abrió.

No sabía qué dolía más, sí su voz rota o su cara destruida.

Porque no era un simple labio partido, era un moretón en el ojo y otro en el pómulo. Dolían, se podía ver.

Algo volvió a hacer presión en el pecho de Mina.

- Lee esto, ¿Cómo pensás que estoy?

A Mina le dolieron esas palabras, ella trataba de ser amable.

- ¿Podemos hablar? - propuso tímida.

Y Nayeon hubiera dicho que no sí no se viera tan linda de esa forma.

Entró a su cuarto, al menos, Nayeon tenía razón en algo. Ya las dos conocían la pieza de la otra.

- Te escucho.- dijo la mayor sentándose en su cama.

- Primero que nada, odio a tu mamá.

- Somos dos.

- Segundo, te odio a vos. Pero más odio es a la gente de mierda. Mirá, me caes para el orto, pero ni vos ni nadie se merece ser tratada así.

- ¿Vos qué sabés si me lo merezco?

- Nayeon, por dios, te conozco desde hace mucho. Ni siquiera podés robarle los lápices a alguien del salón sin sentirte culpable.

- ¿Cómo sabés eso?

- Te lo repito, sos fácil de leer.

Nayeon no dijo nada.

- Podemos hacer las paces.- propuso con la intención de hacer un bien.- Lo acepto, está bien, no más peleas.

- ¿Segura?

- Bueno, no tantas peleas.- pensándolo bien, era difícil no insultarla pero podía hacerlo.- Pero tenés que irte de esta casa.

- No te preocupes por eso, mi mamá me echó ayer. Jihyo está acá para ayudarme a llevar mis cosas a su casa.

- Entonces, ¿Vas a vivir con ella ahora?

- Por un tiempo, si.

Mina se sintió repentinamente aliviada.