Capítulo 9

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Privel.

En otras ocasiones me sería difícil decir esto, pero me gusta estar rodeado de gente. Gente que no me pide autógrafos, que no quiere que le pague ni compre nada. Solo gente. Simples mortales.

La compañía de mi hermana no se me ha hecho pesada y eso es extraño. Ella suele ser la causante de mis dolores de cabeza, junto a las drogas.

– Ahora vuelvo – dice Brisa, mientras mira el móvil de su mano.

– ¿Pasa algo? – le pregunta mi amigo.

Ella hace una especie de gesto en la mano para restarle importancia y sale por la puerta del local hacia la calle.

Tengo la necesidad de seguirla, como si mi cuerpo me pidiera que no me alejara de ella, pero me resisto. No quiero parecer un psicópata que la sigue a todos lados. Ya tengo suficiente con haber ido a su casa en plena noche, sumido en las drogas y el alcohol.

Pensando en alcohol... hace casi 24 horas que no bebo y tengo la necesidad de llevarme una botella a los labios.

No se de que hablan en la mesa porqué empiezo a sentir calores por el cuerpo.

Hay muchas cosas que no recuerdo de ayer cuando estaba bebiendo, pero sé que estuve a punto de quitarme la vida.

El alcohol y las drogas son un "problema" para mí, si se puede decir así. Yo no lo veo como un problema, lo veo como una salvación.

Bien puede ser que no duerma bien desde hace tiempo, que tenga perdidas de memoria, que me exalte con más facilidad o que tenga mareos casi siempre, pero solo son daños colaterales de la droga que me ayuda a continuar viviendo.

La necesidad por chutarme heroína aparece en mi cuerpo sin que yo lo pida. ¿Puede que sea eso que llaman síndrome de abstinencia? No lo sé, pero me siento débil y tengo escalofríos por todo el cuerpo, como si estuviera enfermo.

Brisa vuelve e intento mantener las apariencias por ella.

– Siento deciros esto, pero me tengo que ir ya.

– ¿Por qué? – pregunta Enys con preocupación.

El tono de la cara de Brisa ha cogido una tonalidad pálida.

– Mi padre está en el hospital – dice recogiendo su chaqueta y bolso.

– ¿Necesitas que te acompañe? – se levanta Enys, lista para macharse.

Brisa niega con la cabeza y levanta sus cejas. Eso parece bastarle a su hermana que vuelve a sentarse en la silla.

– Nos cuentas luego – le dice Eleazar cuando ella se marcha.

Todos nos sumimos en un silencio interrogativo cuando al fin pregunto lo que creo que todos queremos saber.

– ¿No deberíais de ir con ella? – murmuro hacia los hermanos – Es vuestro padre.

Yefrem asiente con la mirada sobre ellos e Irina parece no entender mucho de que hablamos.

– No – contesta Eleazar – Es el de ella. Somos hermanos adoptivos.

Ahora todo empieza a coger sentido en mi cabeza, aunque aún siento cosas extrañas sobre su familia. Aunque quien soy yo para juzgar a una familia cuando soy el primero que tiene problemas intrafamiliares.

Pagamos la cuenta y nos marchamos del local de karaoke.

Yefrem se ofrece a llevar a mi hermana a su apartamento como buen amigo que es y Enys y Eleazar toman rumbo hacia la academia de baile donde la morena tiene ensayo.

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