Capítulo 17

50 25 125
                                    

Brisa.

Le doy la manta para que pueda taparse. Le he ofrecido la antigua habitación de mi hermano, pero Privel prefiere dormir en el sofá para no molestar demasiado.

No molesta, pero no quiere hacerme caso en eso.

– Buenas noches – digo con intención de marcharme a mi habitación.

Sitúo las manos en el sofá para impulsarme hacia arriba, pero su voz me detiene.

– ¿Por qué habéis roto Yefrem y tú?

Me siento en la obligación de darle una explicación, sin entender por qué.

– Bueno, en esta vida hay personas que están mejor separadas que juntas – intento buscar las palabras correctas – Él y yo no estábamos hechos para estar juntos.

– Eso estaba claro, pero no entiendo porqué no te diste cuenta antes.

Me sorprendo por su contestación. Es decir, woo que directo.

No sé si lo ha dicho en forma de broma o es una especie de reprimenda hacia mí.

– Privel... – arrugo las cejas para que entienda que no quiero juegos – Quiero decirte que lo del beso también fue la gota que colmó el vaso.

Sonríe. El muy... saca una sonrisa socarrona y feliz que me sorprende por sentirlo de una forma cínica hacia su mejor amigo.

– ¿Estabais mal?

¿Por qué tanto interés?

– No, solo que no había amor.

Ya lo he dicho. No sé si es lo que quería escuchar, pero lo he dicho. No es secreto para nadie que lo que yo siento por Yefrem es algo amistoso y no ha llegado a rozar nunca lo romántico. Yo pensaba que algo sí, aunque fuera un poco, pero no.

– No se puede amar a alguien cuando tu corazón pertenece a otro – suelto sin pensar y me arrepiento al ver la cara de Privel al instante – Es un dicho. Déjalo.

Asiente algo perdido y se queda mirándome. Yo también lo miro y siento este momento parecido al de la discoteca, en el callejón. Los dos solos, de noche, mirándonos y hablando sin filtros sobre nuestra vida.

Siento un hormigueo por las manos, que sacudo con rapidez por miedo a notar algo que no quiero.

– ¿Oficialmente estás soltera?

– Sí – respondo sin tapujos.

– ¿Y abierta a otras personas?

Lo noto nervioso y me preocupo por si es un efecto más de la desintoxicación. Acaricio su mano para darle seguridad, pero parece alterarse más aún. Aparta la mirada, no la deja en ningún lugar más de dos segundos, mueve sus dedos en círculos y vuelve a mirarme de una forma más significativa.

¿He mencionado que no soy buena entendiendo las indirectas?

– ¿Estás insinuando algo?

– Bueno, es que... eh...

– ¿Qué te ocurre? – me preocupo al verlo balbucear.

¿Puede que esté sufriendo un ictus o un shock cardíaco? Padece algunos síntomas: sudoración, apariencia estrés, nervioso...

– Es complicado.

Miro el sofá y las mantas que hay sobre él.

– ¿Quieres que te deje dormir?

¿Tiene sueño? ¿Es eso?

– ¿Eh? ¡No! ¿No te enteras, no?

– ¿De qué?

Millones De Símbolos ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora