/Narrador/
La bandeja pesaba un poco menos que lo usual, no se sentía realmente seguro de lo que debía darle a Jungkook para que comiera en ese estado, por lo que preparó un poco de sopa, algo liviano para su débil cuerpo.
Sonrió porque recordó que de débil no tenía nada, al menos eso aparentaba para él, un futuro granjero que solo conocía la fuerza animal.
Con cuidado abrió la puerta, observó la silueta que descansaba sobre su cama, en silencio dejó los alimentos en una pequeña mesa cercana y corrió a cerrar la puerta con seguro, no quería ser descubierto en ese instante, no cuando finalmente el pelinegro había conciliado el tan ansiado descanso.
Al volver no dudó en cubrir el magullado cuerpo con una manta, se aseguró de abrir una de las ventanas para que el aire corriera un poco el aroma a medicamentos y alcohol, tímidamente cubrió la comida, tomó uno de los libros de por allí y se aproximó a la puerta, pero antes, decidió dejar un mensaje.
"Volveré en dos horas, intenta no morir en el intento, come cuando despiertes, quizá no estará caliente, pero espero puedas comer un poco" Escribió en un fino trozo de papel de su libreta, rasgó la hoja y la dejó al alcance del pelinegro y salió de la habitación con una sonrisa satisfecha en su rostro.
Se encontró al volver a su familia terminando de comer lo que se había preparado antes, Jimin algo retrasado tomó asiento junto a su castaño hermano, el menor lo miró y sonrió como de costumbre.
-Terminaré de limpiar lo que me habías pedido papá -Habló el rubio acariciando las hebras marrones de Jim.
-Oh, gracias -Sonrió el otro -Te lo estaba por pedir, al parecer los Kim necesitan una mano con algo.
-¿Pasó algo? -Preguntó el rubio antes de tomar un poco del jugo que estaba en la jarra.
-Al parecer algo tiró sus cercas, y necesitan levantarlas antes de que los animales escapen -Suspiró dejando sus cansadas manos sobre la mesa, los ojos claros de Park indagaron lo que acontecía en ese momento.
¿Qué era ese extraño suceso de sus vecinos? ¿Habrá otro como Jungkook por allí? Sus cejas demostraban duda, y su boca un puchero de aquellos que hacía sin querer cuando estaba pensando profundamente.
Con dudas salió de casa, aprovechó que el lodo estaba seco en su gran mayoría, notó que las huellas del auto de Jin seguían allí, las pisó un poco para no levantar sospechas a los adultos de por allí, sobre todo al astuto Thom.
Observó nuevamente el granero, no se había percatado de lo obvio de aquella "puerta secreta" si es que le podía llamar así, buscó con la mirada alguna señal que Jungkook hubiera dejado, tal vez un objeto fuera de lugar o una prenda.
Descubrió que todo estaba en orden, no estaba sucio, bueno, no más de lo que se podía soportar. Caminó hasta el sitio en donde encontró al pelinegro horas atrás, revolvió la paja seca que estaba manchada con sangre seca por algunos sitios, la mezcló con la que estaba unos metros más al fondo, la que pronto sería usada para fogatas y demás. Al mover un poco más escuchó el sonido metálico caer y chocar con el suelo. Era un teléfono que a luces demostraba que el pelinegro era su dueño, ese color y modelo eran realmente ajenos a ese tranquilo sitio en medio de la nada. Curioso intentó desbloquear el móvil, tocando algunas veces la pantalla táctil, pero solo respondió una vez presionó el botón redondo debajo de la misma. Señalaba la hora y la fecha, deslizó la pantalla, pero esta le pedía una contraseña, que al parecer era bastante larga.
Con un gesto amargo guardó el aparato en su bolsillo trasero y siguió buscando algo perdido, algo que le perteneciera o pareciera que le perteneciera al herido que dormía en su cama.
Nada más que un teléfono en el granero. ¿Y si probaba suerte con los alrededores? De seguro más cosas aparecerían por allí.
Dio una larga vuelta al granero, no había más que huellas y césped.
-Es extraño... ¿Cómo llegaste hasta acá, Jungkook? -Murmuró mordiendo uno de sus dedos, esa pregunta lo tenía perturbado desde que vio los ojos del pelinegro, irónicamente era un peligro si se perdía en ellos.
Imaginó que se encontraría con el transporte del tatuado, o con una clara señal de que algo lo orillo a correr y refugiarse en su propiedad, pero no. Todo a lo lejos y dentro estaba en orden, parecía que se escabulló por sus medios, por unas piernas débiles que por suerte lo llevaron a encontrarse con él.
Miró el paisaje, la montaña en la cual vivía era conocida por su altura y por la gran vista que tenía del bosque a los pies de la misma, un sitio en donde la naturaleza ajena al hombre reinaba a sus anchas.
-Quizá vaya mañana para investigar -Habló antes de que el viento despeinara sus cabellos, sonrió e intentó volver a su casa, pero observó la ventana que había dejado abierta un rostro recientemente familiar.
Jungkook lo miraba, de seguro lo venía haciendo desde hace un rato, porque sus ojos parecían cómodos bajo la luz que tanto decía odiar.
Jimin palideció un instante, se sintió analizado en cuestión de segundos, esos oscuros ojos vieron todo lo que hizo, tal vez sabía lo que estaba haciendo.
Desvió sus ojos hasta el suelo, se vio atrapado por quien suponía era el prisionero de la historia, pero tan solo se encontró con las flores silvestres siendo pisoteadas bajo sus pies. Un brillo peculiar vislumbró cerca, un metal llamativo le reclamaba el estar tendido en el suelo. Ansioso y analizado por Jungkook caminó hasta el brillo peculiar, estiró su brazo hasta el suelo y alcanzó el objeto.
-Un cuchillo -Musitó mientras lo sostenía a vista y paciencia de su reciente inquilino de origen extraño, casi tan extraño como la verdadera intención de la arma en su mano izquierda.
¿Qué hacía ese objeto entre sus flores?
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Calicagirl📱: OHNO, se viene uwu, dejen sus teorías locas en este apartado.
Aquí 🐷💓
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《He bad》 kookmin.
Fanfiction《He bad》 kookmin. Él lo tiene cuando quiere, lo tiene cómo quiere, lo tiene porque quiere. Él es tan malo. Muy malo. Él es el malo. Él es el mal. . . .