《He bad》 kookmin.

03. Años.

/Narrador/

Las manos inexpertas de Jimmy se movían por los aires intentando alcanzar la caja que Jimin le había pedido, su empeño era notable, pero al cabo de unos intentos más logró obtener el preciado objeto, con sus cortas piernas corrió hasta el cuarto de su hermano mayor y le entregó el cubo con total desespero.

Su mente infantil se sentía presionada por lo que sucedía y transmitía su hermano, estaba exasperado y poco podía comprender el verdadero peligro que yacía en el cuarto junto al hombre de negro.

-Gracias -Le respondió Jimin antes de besar su cabeza -Espera abajo, ve la televisión y toma unas galletas del cuarto de mamá, cuando acabe bajaré y estaré contigo ¿Vale?

-P-pero el hombre ese... -Intentó apuntar dentro del cuarto del rubio mayor, pero Park no lo dejó mirar, obstruyó su visión con su cuerpo.

-Estará bien, lo cuidaré muy bien -El castaño asintió con miedo -No estés asustado, no pasará nada, no te dejaré solo por mucho rato Jim.

La puerta se cerró a los pocos segundos cuando Jimin pudo avanzar hasta la cama donde el pelinegro sostenía su vientre con un rostro confundido, quizá desorientado por la gran cantidad de luz que ingresaba tras las delgadas cortinas blancas del cuarto de Park.

Logró limpiar sus manos en su baño luego las desinfectó con alcohol y se colocó los guantes que estaban bien guardados en su empaque. El herido lucía fatigado, sumándole sus facciones ajenas a las locales que estaban acostumbradas a observaba por el pueblo.

¿De done venía aquel tipo? Podía asegurar que no le incomodó la extrañeza, pero le hizo querer investigar un poco más... descubrir si él era quien le ayudaría con aquella alocada idea que venía incubando desde hace mucho tiempo en su cabeza.

Logró parar el sangrado con lo que había hecho antes, pero ahora tocaba la parte más dura de todas, el notar si algún órgano había sido dañado o algo por el estilo, pero Jimin no sabía nada de anatomía humana, solo sabía coser y curar algunas heridas. Ese podría ser uno de los mayores problemas de su vida.

-Luces fatal -Le dijo el pelinegro mientras Jimin limpiaba la herida antes de retirar las improvisadas gasas.

-No tanto como tú -Le aclaró irónico, pero la gran mano manchada y un tanto callosa tocó la piel de su brazo desnudo.

- ¿Eres lampiño? -Intentó curiosear el otro en su poca lucidez.

- ¿Acaso eso importa? -Preguntó Jimin moviendo el brazo del tacto ajeno -Intenta no moverte demasiado, cambiaré las gasas y desinfectaré lo que más pueda. No sé si esto es peligroso o algo, no tengo idea.

El que estaba siendo atendido como pudo lo miró ofendido - ¿No eres hijo de un médico o algo?

- ¿Luzco como uno? -Regresó la idea con diversión -Tengo la edad para ser con suerte, un granjero promedio, sé cuidar animales, ya sabes.