04. Deber.

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/Narrador/

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/Narrador/

Las grandes, pero delicadas pisadas de Jin lograron doblar la madera de los peldaños bajos sus pies, mientras que Jimin desnudaba su cuello un poco del grueso suéter, el sonido penetraba en sus oídos, se sentía culpable, le costaba respirar con cada pisada que daban mientras seguían al pequeño Jim hasta su cuarto, algo que tenía alterado al rubio era la lentitud con la que dudaba, estaba jodido y lo sabía... pero no había nada más por hacer.

Jin miró por la ventana un paisaje relucientemente puro, sin querer, un recuerdo fugaz de ambos corriendo por aquella zona hizo que el mayor sonriera algo complacido, había llevado una buena y larga vida junto a Jimin. Su melena castaña se meció en busca de una mejor vista del menor, pero solo consiguió ver un rostro algo preocupado, más de la cuenta.

-Jimin -Lo llamó el más alto bajando la voz - ¿Algo más para decir?

El rubio levantó la vista algo cohibido, su amigo sabía elegir con una gracia maldita las palabras correctas para hablar, detestaba sentirse pequeño y diminuto, eso no lo hacía mala persona ni nada, pero a Park siempre le costó un poco el saber responderle, pues Jin solo sabía hablar bien, muy bien.

-Bueno, solo entra y por favor, ayúdalo -Pidió el menor totalmente apenado, un acto que casi salía naturalmente, no podía detener su actuación por un segundo -Lo encontré esta mañana, intenté ayudar lo que más pude, por favor.

Al llegar al segundo piso Jimin toma la mano de su hermano menor, lo jala hasta su cuerpo y lo abraza unos momentos mientras suspiraba aliviado, porque había llegado la ayuda desde el cielo y porque estaba todo bien. Podía tranquilizarse un poco.

-Gracias por avisarme -Murmuró el rubio y besó la cabellera del menor -Por favor ve a tu cuarto, estaremos con Jin ayudando al caballero, ¿Qué tal si jugamos un poco después, eh?

- ¿Caballero? -Preguntó Seokjin antes de tomar el pomo de la puerta -Jimin.

El rubio asintió y abrió sin pensarlo demasiado, allí en el suelo yacía un adolorido y quejumbroso pelinegro, se alertó al sentir unos pasos venir hasta él, pero no podía hacer demasiado mientras se encontrara en esa situación, él herido y desarmado contra alguien.

-Oh dios -Murmuró Jimin y corrió a atender al otro -Dios, no te muevas. Me estabas llamando, perdón por no venir antes, Jin. Ayúdame.

La última palabra fue una extraña mezcla de súplica y dolor -C-claro -Terminó por decir antes de auxiliar al rubio, se percató de que la contextura del herido era mayor a lo que creía, de seguro era un fortachón.

- ¡Agh! -Gritó el foráneo al sentir que las manos de Jin sin querer tocaron su vientre - ¡Mierda mi herida!

Seokjin alarmado lo dejó en la cama mientras buscaba explicaciones de un Jimin que simplemente se encontraba ahora sin suéter, intentando ver como se encontraba aquel hombre, apoyó su mano en la cama para ver y tocar la frente del pelinegro, al parecer la fiebre no había disminuido ni un poco.

《He bad》 kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora