2. Incomodidades.

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De pascuas a ramos. La azabache llegaba sin demoras a sus clases perspectivas. Por lo regular, era gracias a su yuzuko.
La chica puntual, pero eso no quitaba que fue un total desastre.
Por esta vez, la rubia se había metido en problemas: puso pegamento en el asiento de algún profesor con malos tratos; – según decía la rubia –.  Mei, fue asignada para presidenta del consejo estudiantil, así que estaba encargada de mantener el orden de la academia de cualquier alumna siga las reglas de manera errónea.

Caminaba por los pasillos verificando su papeleo sin que tenga ninguna falta de ortografía. Sin mantener la vista al frente, choco contra un cuerpo, haciendo que los papeles cayeran al suelo esparciendo se por aquel camino. Alzó la mirada y era la silueta de su hermanastra. Coloco los papeles en orden, sin la ayuda de ojos glaucos.

Okogi, deberás acompañarme a la oficina del director – vocifeo, arqueando las cejas con cierto desprecio a la chica.

Aún no se acostumbraba a tener una hermanastra a su lado, viviendo bajo el mismo techo, cosa que no estaban avanzando en su relación. Solían gritarse más de lo normal, ciertos choques eran fuertes. Incluso al mirarse de reojo comenzaban a exclamarse.

¿Ah sí? No puedo, pero debería – reto a la chica cruzando sus brazos, mostró una sonrisa victoriosa y con superioridad.

Obedece de una buena vez – intento jalar su abrazo en dirección aquel cuarto de regaños.

Nou.

Camino por el pasillo, y de un momento a otro saco su dedo en medio con la vulgaridad de comer pito.
Ante esto, mei bufo. Iría detrás de la chica pero una mano sostuvo su hombro. Miro encima de este y era su compañera de labores:

Himeko momokino.

– Debemos preparar los informes para esta semana. – voz era tan irritante.

Vamos.

Tenía unas inmensas ganas de ir tras la rebelde pero sería una perdida de tiempo. A la hora siguiente, mei se encontraba nuevamente rectificando los papeles.
Al alzar la mirada se encontró con la tes lechosa, quien estaba haciendo acorralada por un compañero de su clase.
Atenta y sin hacer un ruido mayor, se escondió entre un arbusto, tras otro y otro. Hasta ser audible la conversación.

Deberías besarme ¿No te parece? – con voz coqueta e aventurera se dirigió a yuzu.

¿Por qué debería? Además – agrego con atrevimiento – tu olor es de pescado muerto.

Con una de sus manos cubrió su nariz impidiendo el oxígeno a sus fosas nasales y con la otra abaniquea su espacio personal, como si de eso dependiera. Por su lado el mayor enfado ante las acciones infantiles de la mayor. En un movimiento rápido la giro quedando su trasero al ras de su pene, provocando un poco de excitación en el alumno.

– oh, mierda. Venga ya, largemonos y vayamos a coger durante un buen rato.

– Cariño, sabes perfectamente que soy lesbiana.

Mei abrió tal cuál platos sus ojos. ¿Acaso escuchó bien? Por su puesto que lo había hecho, pero anteriormente su abuelo declaró que ese amor era erróneo para cualquier alpha y omega. Por lo tanto ella sabía que no era ese pensamiento era de un "borrego".
Cubrió sus manos de tal impresion y no sacar ni siquiera un suspiro.

El joven reclamaría sobre el porque, – claro que algunos chicos le molestaban y tenían el típico dilema: – al no tener un buen sexo con un verdadero hombre sabría que solo estaba confundida. Yuzu defendío su postura, diciendo que en verdad estaba segura de su orientación sin importar con quién se haya acostado. Además era un completa virgen.

Vete a la mierda yuzuko.

– bye, bye tesoro.

Pov. Yuzu
A

mitad de día. Las clases terminaron dejándome libre. Me dirijo a mi casa sin tener alguno que otro plan; no hay compañía buena para hacer travesuras.
Caminaba con las manos metidas en la bolsa de uno de mis tantos suéters que me regaló mi madre en mis cumpleaños.
Llevaba unos audífonos, escuchando a casi todo el volumen algunas canciones de pánic at the disco y avril Lavigne.

Y comencé a meditar un poco sobre el matrimonio actual de mi madre. Tiene pocos meses habré conocido aquel barbudo castaño con ojos violáceos; iguales al de su hija. Son tan parecidos y diferentes a la vez, el padre tan lindo y amable; su hija tan arrogante y estúpida.

Puedo comprender que, mi madre buscaba alguien quien la quisiera después de mi padre; Un reverendo hijo de puta, golpeaba a mi madre cuando se le daba la gana incluso no estando borracho. En la última "batalla" que tuvieron, yo me interpuse con una fase que ni yo conocía.

Mete a mi padre a la edad de doce años.

Al pensar mucho en ello. No me percate de que había llegado a mi hogar en menor de dos horas. Saque las llaves de mi pantalón y abrí la puerta, encontrandome con mei.
La odiosa mei.

¿Y mamá? – sin muchos ánimos, dirigió su mirada a mei.

Dejo una nota, mírala.

Yuzu obedecío. Dejo sus cosas en el sofá y se dirigió a la mesa donde dejó una larga nota.

Yuzu y mei.
Por este día no llegaré a la casa; me dieron mucho trabajo y es algo bueno, ¡Muy bueno! Hay comida en el refrigerador.
Las amo hijas.
Atte: Ume.

– Perfecto, me quedaré con la loca – comenté, no me di cuenta que no lo había susurrado.

Al alzar la mirada, una me mataba poco a poco. Ante mi comentario.

Eres una idiota.

Estar dormidas en la misma cama, es una total pesadilla. Por las noches suelen golpearse a pesar que dicen que es un "accidente"
Mei aburrida de la situación, llevo su manos discretamente a su vagina, sabía perfectamente que estaba mal incluso si estaba su hermanastra a su lado pero no sé datos cuenta. Poco a poco movió sus dedos y la excitación crecía, llevo una de días manos a su boca para tapar sus gemidos y no ser escuchados algo que estaba logrando con éxito.

–Gime más fuerte y está vez lo harás con más provecho. – el un acto seguido, yuzu se coloco encima de la chica.

Tuya || 𝑂𝑚𝑒𝑔𝑎𝑣𝑒𝑟𝑠𝑒.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora