4. Noche inolvidable.

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A la corta, había muchos sentimientos confusos desde la noche en que beso a su hermanastra. No podría concentrarse nada relacionado a los estudios – según decía himeko –. En realidad, estaba en lo cierto y por mucho que mei negara aquella actitud "inaceptable" en el fondo sabía que su corazón era otra víctima de cupido: yuzuko okogi.

La rubia era poco popular. Pero cada vez que pasaba delante de algún alumno, bueno, ante la belleza de yuzu. Todos entregarían sus trabajos para solo darle un beso a esos finos labios. Sin mucho esfuerzo mei lo logro, será envidiable si todos lo supieran.

Incluso, solía ser torpe en sus deberes en el hogar y de esto se percataron ume y yuzu.
Tal punto que, soñaba a la ojos glaucos en poses eróticas, o escuchar nuevamente su respiración agitada y su gemir.

Al despertar de esos sueños. Su ropa estaba mojada, más sus pantaletas. El sudor recorría todo su cuerpo, giraba la vista y se encontraba con la okogi perdida en el sueño. Con un hilo de saliva corriendo por su mejilla y parte de la almohada. La mente impura de mei, pensaba a yuzu queriendo tocarla. Pero trataba de desvanecer esos pensamientos de cualquier modo, no funciona.

– himeko, ¿será posible que puedas hacerme un favor?

– Por supuesto, ¿Qué es?

– Deberás entregarme toda la documentación de la alumna: yuzuko okogi – menciono de repente, con alta seguridad.

…¿Seguro?

Camino hasta un locker, donde se hallaba toda la documentación de cada estudiante. Busco por orden alfabético y encontró el nombre "okogi" una de las primeras alumnas en la letra "o".
Con seguridad y confianza le entrego el papeleo a su compañera que agradeció a tal favor.
Abrió el cuadernillo: 

Alumna: yuzuko okogi.
Edad: veinte años de edad.
Nacionalidad:  Japón.
Fecha de cumpleaños:  8 de agosto.

Recado:
La alumna yuzuko okogi a perdido dos años de academia. Debido a que, la conducta no fue la correcta al presentar algún examen, clases, ensayos. Los docentes lamentablemente la reprobaron al no tener ni un apunte en su libreta correspondiente de cada material. Cómo consecuencia. Reprobó dos años consecutivos.

– que idiota – susurro con la boca de lado.

¿Qué sucede?

– Debemos mantener el ojo en esta alumna – señaló el informe.

– ¿Por qué? – cuestiono dudosa, se supone que eso hacen los docentes y no las presidentes. Era raro que alguien pudiera tal deber y que ellas lo realizarán.

– Órdenes del director. Nos vemos en unas horas, adiós. – sin más que decir. Se retiró de la pequeña oficina dejando a momokino-san con la duda.

Por los pasillos buscaba con la mirada a aquella cabellera chillona. La encontró, se dirigía atrás del plantel. Sin pensarlo demasiado, fue tras de ella. Mientras más caminaba podía escuchar con claridad la conversación.

– ¿Debería de hacelo? – su tono de voz era; confidencial y tajante.

– Sí, me debes más que otros estudiantes.

– Solo por una noche.

– Deberás ser puntual, a las siete estarás allá, al cliente no le gusta esperar.

– De acuerdo, pero ¿qué me pondré?

– algo provocativo.

– Bien, está bien, buscaré en el ropero de mi madre.

– ¿Sabes? Recapacita, este vicio no te está ayudando a nada. Tienes la oportun-...

– Preocúpate por tus problemas ¿Sí? – interrumpió al chico con amargura. Odiaba que le dijeran tales sermones.

De su billetera, saco unos 8,443 yenes. Le pago al contrario y de ahí salió despavorido sin ser visto por nadie, a excepción de la azabache.

Mei con sigilos se puso en marcha y comenzó a caminar, con preocupación pero seguridad. De momento una mano interrumpió su plan posada en su hombro.

¡Wah! – grito mei asustada.

De tal susto cayó en uno de los arbustos que estaba cerca de ella.

¡Mei-mei! ¡Lo lamento tanto! – arqueo un poco las rodillas. Estiró su brazo a la altura de la violáceo y está, lo tomo en seguida apoyándose para levantarse.

No hay problema, pero no vuelvas hacer eso – sacudió cada parte de su vestimenta. Haciendo que las hojas danzarán antes de caer al suelo. – Lo lamento himeko, tendré que salir urgentemente, ¡Chao!

Hizo una reverencia a himeko por toda la ayuda, y de ahí, salió despavorida. Era la salida, las clases ya habían cesado y los estudiantes prodian ir a sus casas.

– ¿Qué estás preparando? – con curiosidad se acercó más a yuzu, recargando se con poco peso en la estufa.

Curri.

– ¿Dónde está nuestra madre? – poco a poco se acercaba a yuzu. Sin que la contraria la viera.

Ya que estaba muy concentrada en su comida que no prestaría mucha atención a su alrededor.

– antes que llegarás, salió a comprar un poco de sal.

Mei. Abrazo a yuzu por las caderas, recargando su frente en la espalda de yuzu.
Podía sentir la calidez que transmitía su cuerpo. Y un aroma proveniente era tan característico de la ojos glaucos. Balsámico y perfumado. Yuzu sin objetar nada, seguís cocinando. Pero mei – con otras intenciones – . Alzo su rostro y su boca se dirigió a su oreja de la mayor, la mordió con lentitud y con deseos.

agahj...basta.

– ¿Debería? – con su voz seductora, seguía y seguía. Y una de sus manos recorrió todo su abdomen.

Paro, cuando se escuchó la puerta del hogar. Era su madre, ume, llegó rápido con una bolsa de cosas para comer. Algunas de las eran dulces y otras solo ingredientes para la cena.

Después de la cena, todas fueron a sus habitaciones con la intención de dormir. Pero  yuzu cambio de vestimenta algo tan sencillo y en una mochila coloco una bolsa negra. Mei mirándola atentamente, un pequeño enojo se apoderó en su cuerpo.

– ¿A dónde vas? – su voz era tan neutra.

Hacia el intento por no mostrar sus celos a flor de piel. Así que se dirigió a su pequeña alcoba dónde solo miraba las luces de la cuidad en la noche.

No debería importarte. – coloco su mochila en su hombro.

Se dirigió a la puerta de la habitación y la cerró con seguridad por fuera. Pensando ingenuamente  que la azabache no saldría e investigará a dónde irá. Sin embargo, no sabía que a pesar de ser una omega; tendría  una increíble fuerza.

Tuya || 𝑂𝑚𝑒𝑔𝑎𝑣𝑒𝑟𝑠𝑒.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora