6. Salvajes.

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– ¡Juguemos un rato preciosa!

Ahora sabía de qué se trataba todo esto.

– ¡Es una jodida broma! ¿No es así? – altanera empujó a yuzu. – ¿Perderás tu virginidad de esta manera?

– Lárgate mei, no es seguro.

– ¡Chica ven ahora mismo. Pague mucho por ti, así que ven acá! – apunto en dirección de mei.

Señor, por favor. Es un mal entendido. – dejo atrás a su hermanastra. Alzó las manos enseñando las palmas con cierto temor a que disparará alguna de las dos. No quería admitirlo pero sentía algo por su hermanastra y no por gusto.

Se había acostumbrado a sus olores y fragancias, cuando salía de su hogar o de la bañera.

Su costumbre de jugar videojuegos, ganar; era algo que le gustaba ya que hacía un ridículo baile de victoria, era divertido y patético. Al perder; solía azotar la almohada con el sofá y se echaba en ella, a pegar gritos o mover las rodillas como berrinches de niña pequeña en el supermercado implorando por una muñeca.

Su costumbre de tenerla a su lado, y ver maratones de Avengers o Disney cantar las pegajosas canciones a todo volumen.

Pero ahora, quizás la perdería. Jalo el gatillo el cliente dispuesto a disparar sin contrincciones.

La azabache corrió hasta él, golpeándole el estómago, que al instante se quejo del dolor. Intento quitar el arma pero giro la mano,  golpearla con la punta de la pistola.

Comenzaron a golpearse, pero ninguno recibía un golpe que desmayaría al contrario, yuzu se entrometió a la pelea tratando de proteger a la violáceo. Era su primera pelea así que lo tenía la agilidad de moverse, por lo que, fue golpeada varias veces por parte de los dos.

Fue golpeada que la llevo a golpearse contra uno de los muebles que se encontraba ahí, dejando caer una pequeña estatua de una mujer desnuda a color blanco, quizás podría hacer de colección o haberla comprado en el mercado.
Se levantó con pocas fuerzas pero corrió hasta él e intento golpearle a lo que, en un desprevenido movimiento. El adulto agarro la estatua y la chico con la cabeza de la azabache sangrando al instante y perder un poco el equilibrio.

– ¡Mei, por favor vete! – imploró desesperada.

¡No me iré sin ti, idiota!

Con poco equilibrio, sostuvo la mano de la rubia. Una extraña sensación las mantuvo con la mirada fija una con la otra observando cada detalle de los ojos. Había preocupación y desespero. Una rara conexión se formo. 

– ¡Perra desgraciada! – grito captando la atención de las adolescentes. Disparo con mala puntería, la bala atravesó la piel.

Se miraron con horror y mei poco a poco perdió la consciencia. El balazo lo recibió en una de sus rodillas. Ante este acto la ojos glaucos miro a su hermanastra temerosa pero el sentimiento se esfumó cuando miro aquel hombre que, comenzó a reír. Cómo si eso causará una gran alegría, disparar a alguien.

De su nariz comenzó a salir humo, metafóricamente. E inmediatamente se dirigió a él, a paso largo se abalanzo contra el adulto. Tomando su forma lobo.
Solo se escuchó un grito ahogado.

Pov. Mei.

Voces, voces casi imperceptibles me rodeaban. Muchas decían: "Le diagnosticamos un estado grave". Y la voz odiosa de yuzu, suplicando una cura. Realmente no podía comprender que sucedía. Solo recuerdo que todo se tornaba oscuro. Oh...ahora recuerdo; un disparo de una tauranus. Si, eso era.

– ¡Yuzu! – grito exaltada. Pensando que todavía seguían en el departamento asqueroso.

Asustó a la rubia que dormía plácidamente a su lado. – ¿Qué carajos te sucede? No deberías de asustar a la gente así.

– ¿Por qué estamos aquí?

– recibiste una bala en una de tus piernas, pero la operación fue un éxito podrás recuperarte en tres meses. – forzó una sonrisa para no preocupar a la menor. Sabía que estaba terriblemente mal, pero no lo reconocería se comportaría tan indiferente como es su costumbre. Le calaba ver a su hermana en este estado, pero sangre se paga con sangre.

¿Qué sucedió con el señor?...¡Justo ahora te mataría! – cambio repentinamente el tema de conversación al recordar el porque estaba metida en ese lío tan estúpido. – ¡Quiero saber porque estabas ahí ahora mismo! ¿¡Quién es yuzuko okogi!?

Exigió con seguridad. Yuzu arta de la situación y la voz chillona de la tes blanquecina. Se encimo y la tomo de las manos, ignorando los cuantos cables se encontraban en su cuerpo.

Número uno: no es de tu incumbencia. Número dos: Era por necesidad no por voluntad. Número tres: Consumo droga. ¿Contenta?

Un enorme silencio se formo en la habitación blanca, solo el monitor de signos vitales inundaba el cuarto. La inquietud era tanta que mei se rindió y a lado de ella se encontraba el control remoto de la televisión que se encontraba a una altura. Encendió el televisor y el canal que indico eran las noticias.

hoy, en las siguientes noticias; – anuncio la representante – . Uno de los empleados de Tokyo en el hotel: Ocho estrellas. Fue encontrado descuartizado y mordió varias veces por un alpha. La evidencia está fresca, aún. El culpable dejo grandes manchas de sangre y saliva. Qué ingenuo.

Mei llevo sus manos a su boca de la impresión e abrió los ojos tal cual platos. Su mirar se dirigió a su hermanastra quien también estaba horrorizada.

Acaso t-...

Antes que dijeron algo más, la rubia salió despavorida de la habitación. Dejando a la azabache preocupada.

Tuya || 𝑂𝑚𝑒𝑔𝑎𝑣𝑒𝑟𝑠𝑒.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora