¿Y bien? ¿Qué esperas mamá? ¡Adelante, cásate con él! Esas fueron las últimas palabras que susurré antes de que mi vida cambiara por completo ese día.
Las personas miraban la misma escena que yo delante de mis ojos, mi madre casándose con otro hombre. Según su mirada, era feliz... pero yo no lo era. Nos mudaríamos aquí, a Maine, lo suficientemente alejado como para no ver tan seguido a mis mejores amigos... bueno, solo a mi amiga Becca. Ella y yo eramos muy cercanas desde jardín de infantes, con solo cuatro años de edad comenzamos a andar juntas de acá para allá, el día entero, ya que también era mi vecina de al lado.
Cuando noté los aplausos abrumadores volví de mi viaje mental usual. Yo era bastante distraída, mucho en realidad, solía tropezar con cualquier cosa en el suelo, llevarme paredes o columnas puestas, o lo que sea que tenía al paso y no haya visto. He pasado por una y mil humillaciones en el colegio a causa de mi defecto, por un lado, estaba contenta de dejar ese estúpido colegio, donde no tenía vida social, porque todos allí dentro me odiaban solo por el hecho de que no llevaba una falda corta, zapatos de tacones, y una blusa que deje ver mis atributos, que pensándolo bien, aunque la llevara, no verían nada, ya que he salido a mamá y mi zona delantera no estaba muy bien desarrollada, aún tenía fe en que crecieran, pero al menos mi parte trasera está bastante cargada, también salí a mamá.
Una vez más dejé escapar mi mente. Me centré en papá que aún así ha venido al casamiento de su ex-mujer, me pregunto por qué, y cuando observé como miraba a mamá, noté que todavía seguía amándola, después de diez años, todavía la esperaba. A veces me daba lástima que estuviera tan solo, mamá era un poco mala con él al respecto, digamos que de un día al otro, luego de ver al señor millonario, se olvidó de él, espero que algún día no muy lejano encuentre a una mujer que lo aprecie y lo quiera como él se lo merece.
Mamá estaba alucinante con ese vestido blanco hasta los pies, bordado cada centímetro con brillantes transparentes, parecía una princesa, cuando pasó de la mano con Ethan, su nuevo reciente esposo, ella me buscó con la mirada y me sonrió, sí, estaba feliz. Le devolví la sonrisa, tratando de parecer feliz también y creo que lo logré. Luego mamá mira a papá y también le sonríe, él le devuelve el gesto simpáticamente.
Ese sin duda fue un hecho bastante importante, pero no más que el que pasaría la siguiente semana, mi hermana Lola, comenzaría la Universidad en Washington D.C. Ciencias Políticas, Ella vivía allí con papá. En ocasiones la envidiaba, deseaba vivir y pasar más tiempo con papá, pero... mamá me quiería con ella, aquí en Wells un pueblo completamente marginado de Maine. Y como no tenía suficiente edad para decidir por mí misma, debía de permanecer con ella.
Cuando todos nos retiramos de la inmensa y exagerada fiesta que acababa de terminar, mi cabeza dolía, y me sentía algo enferma, tenía mucho frío. Salí por un segundo del salón donde todavía invitados alcohólicos que negaban a irse quedaban dentro, y me senté por un momento en uno de los escalones, cerca de la acera. Miré hacia los costados, las calles se veían oscuras, la última luz del lugar tintineó y pareció que iba a apagarse, entonces en un abrir y cerrar de ojos lo hace, se apaga. Miré hacia la luna, que esa noche estaba espléndida, ninguna nube, así que no comprendía por qué razón estaba empezando a llover de aquella manera. Me levanté decidida a entrar cuando ví a alguien parado en medio de la calle, que podía apostar hace segundos no estaba allí. Giré a verlo fijamente ¿Qué se supone que estaba haciendo? Era un hombre, si no veía mal, un muchacho, por su físico. Usaba solo pantalones negros, que caían en sus caderas, estaban mojados, su torso estaba el descubierto, como sus pies descalzos, y su cabello mojado también por la lluvia, pero no podía ver su rostro, porque en mi contra no había luces. Parecía perdido, o triste, cuando dí un paso, decidida a ayudarlo, giró su rostro a mí. Tenía miedo, él se alejó, caminando en dirección al bosque frente a nosotros, su cabeza estaba gacha, mirando el suelo mientras se alejaba, tenía algo en su espalda, un tatuaje tal vez, no lograba ver. Sentí un viento helado en el lugar, como si él hubiera dejado o traído el clima horrendo solo a esta parte del lugar, porque voltee a la esquina, y noté que allí no estaba lloviendo, y ni siquiera los árboles se sacudía con el viento. Cuando giré mi vista de nuevo al desconocido, no estaba, parpadee un par de veces ¿Cómo es que caminó tan rápido al centro del bosque en solo segundos?, fruncí el ceño, algo andaba mal... ¿Quién era y de dónde vinía aquel chico? . Lo busqué con la vista por los alrededores y noté que la lluvia había parado.
Decidí la loca idea de perseguirlo bosque adentro, pero un grito se escuchó, completamente ensordecedor, tanto que tapé mis oídos. El corazón me latía agitadamente, y tenía la vera sensación de que aquel desconocido estaba gritando ahogada y desesperadamente allí, quería ver qué sucedía, pero algo me decía que no me acercara, que no era mi problema. Cuando giré para entrar otra vez al salón donde la gente inconsciente y fiestera se encontraba, sentí cosquillas en mi oído izquierdo, como si alguien hubiera estado respirando cerca de él, instantáneamente me quedé quieta y muda, con los ojos clavados en el suelo. Mientras, ví una sombra a mi costado por el rabillo del ojo. No tenía forma, pero noté que se trataba de algo. Estaba completamente paralizada.
Mis oídos captaron una frase vagamente, mientras la escuchaba sentía la respiración en mi oído, como si alguien hubiera susurrado eso en él, cuando la extraña sensación me dejó, reaccioné y busqué hacia mis lados, pero no hay nadie allí, solo yo, o eso creo. Si hubiera habido alguien lo hubiera visto hablar a mi oído, pero no, no había visto a nadie, solo al extraño desconocido y a esa extraña sombra a mi lado. Me quedé unos instantes más parada en la misma estática posición, esperando algo, pero nada, así que entré otra vez al salón.
Abro mis ojos repentinamente, me he dormido una vez más mirando televisión. Mi madre estaba preparando sus bolsos en la habitación de arriba, junto a Ethan, para su luna de miel, pensaban ir a Hawai. Pero un llanto termina de despertarme completamente y corrí hacia el piso de arriba.
Mamá estaba sosteniendo el tubo del teléfono en una mano y en la otra sostenía la mano de Ethan fuertemente. Las lágrimas corrían por sus mejillas y en cuanto cortó comenzó a llorar desgarradoramente sobre el hombro de Ethan, quien la consolaba tranquilamente. Mis ojos se aguaron al verla en aquel estado, aún sin saber que sucedía.
– Lola...
Mamá susurró el nombre de mi hermana entre sollozos. Algo malo le sucedió. La angustia se coló rápidamente en mi cuerpo paralizándome lentamente como lo había hecho en mi sueño anterior, ese sueño tan raro. Me acerqué a ella lentamente y sus ojos marrones me acabaron por confirmar lo que había sucedido.
Primera Parte de la trilogia El Angel Caido
Escritora: Camila.B.R