LA NUEVA YO
Comencé a sentir ruidos en la habitación en donde me encontraba, pero al abrir mis ojos, todo estaba en penumbras, dejando sólo un rayo de sol entrar. Me moví para poder levantarme de donde estaba recostada, pero las sogas atadas en mis pies y manos me detuvieron por completo, sin dejar despegar mi cuerpo ni un centímetro de la cama en donde estaba. Mi respiración se hiso agitada, lo último que recordaba era que Harry y yo caminábamos hacia su casa en el bosque, y que tuve una recaída como al salir de la Universidad. Giré mi cabeza hacia la ventana y pude ver que el sol estaba empezando a ocultarse. Los ruidos que ocasionaron que despertara habían cesado en cuanto abrí mis ojos.
– ¡Harry! – Grité con desesperación, pero nadie respondió, el silencio capturó mi cabeza, y el crujido de unos pasos sobre la madera me sobresaltaron en tanto silencio. Llevé mí vista hacia el origen del sonido, sin poder bien de qué o de quién se trataba.
– Él no vendrá por ti – Susurró una voz dura y ronca. Los pelos de mi cuello se erizaron por completo, dándome una alerta, que no era precisamente buena. Estaba en peligro, atada en la cama de alguien al que no conocía, y no podía ver. Y lo peor de todo, Harry no estaba aquí – Nos encargamos de que no interfiera en esto – Dijo en un tono divertido. Tragué en seco y tiré aún más fuerte de las sogas que me amarraban las extremidades.
– ¡¿Qué quieres?! ¡¿Que le hicieron?! – Grité comenzando a desesperarme, una risa sínica e insensible se escuchó en la habitación.
– Querrás decir ¿Qué le hiciste tú Luci? – Murmuró dejándome ver su rostro. Tenía el cabello negro azabache, algo largo, como hasta los hombros. Era de piel pálida, como los… Vampiros. Sus ojos eran rojo fuego, mezclado con un amarillo que en mi vida había visto.
– No… No entiendo a lo que te refieres – Susurré a punto de dejar caer mis lágrimas, él me tomó el rostro haciéndome girar hacia un lado de la habitación. Mis ojos se abrieron de par en par al descubrir a Harry tirado en el suelo, desvanecido en una de las esquinas de la habitación. Sollocé causando la risa del sujeto inhumano frente a mí. Eso sólo significaba una cosa, la espesa y poca sangre que recorría su cuerpo de Ángel Caído había sido absorbida por un Vampiro.
– Querida Luci, todo lo que conocías hace algunas horas terminó, eres una persona nueva… – Sus palabras fueron dichas junto a una sonrisa cínica pintada en su rostro. Se acercó a mi oído lentamente, pero no sentí su respiración, lo que me extrañó a sobre manera – Bienvenida a mi mundo – Dijo cerrando la puerta y yéndose tras ella.
Forcejee con las sogas en mis manos, luego de dar un leve tirón, estas se soltaron con facilidad. Me pareció bastante extraño, pero me preocupé en desatar el nudo hecho en mis pies y corrí hacia Harry tomándolo en mis brazos y sacudiéndolo, era inútil, estaba inconsciente. Comencé a llorar sentada junto a él en el frío suelo. Sabía que no podía morir, pero de alguna manera me desesperaba verlo así. Estaba pálido, su cabello despeinado y su camisa estaba manchada de su sangre, en el cuello de ella y más abajo, como la mía. Ellos habían hecho lo mismo conmigo, o eso parecía. Pero me di cuenta de que la sangre que yacía en mi blusa no era roja, era negra, como la de Harry. No podía entender que sucedía ¿Por qué aquel sujeto me había dicho “Bienvenida a mi mundo”? No tenía sentido decirme eso si él no me había hecho daño. Revisé el cuello de Harry, pero tampoco tenía ninguna mordida. Los Vampiros mordían sólo en el cuello, fue lo que me explicó Harry anoche. ¿Entonces, por qué él estaba así? ¿Qué fue lo que lo atacó?
Sumergida en mis pensamientos y conclusiones tiré de Harry hasta ponerlo sobre la cama en donde antes yo estaba recostada. Me sorprendió haberlo podido arrastrar hasta allí, a pesar de la poca fuerza que poseía. Él no se movió, parecía no sentirme, aunque me explicó que cuando un Ángel Caído quedaba inconsciente, sentía todo lo que pasaba a su alrededor. Lo miré por un par de minutos. Una rabia indescriptible creció de mí, juré que si encontraba al Vampiro que había hecho eso con él, lo mataría, aunque dejara mi vida en ello. Me parecía absurda la idea de que alguno de esos malditos chupa sangre haya podido con él. Harry era demasiado fuerte. Decidí parar mis lágrimas, ya que eso no nos sacaría de allí. Tenía que ingeniármelas para lograr salir con Harry. Había una ventana en la habitación, pero también varios guardias cuidando fuera, en el oscuro bosque. El sol ya se había ido, y la noche se acercó para hacer aún más difícil mi tarea.