VOLVIENDO AL PASADO
Un año atrás...
Harry Black y William Dember eran los mejores jugadores en todo WestWells, además de ser mejores amigos. Al pasar la medianoche se encontraron en la puerta de Ángel´Soul, el lugar al que solían ir casi todas las noches a jugar biyar o póker. Nadie les ganaba. Cuando dieron las doce treinte entraron al bar y su contrincante, Matt, los estaba esperando.
– ¿Así que, después de todo decidieron venir? – Preguntó agrandándose.
– Nunca se me ocurrió faltar, esto es pan comido – Dijo Will, Harry se movió junto a su amigo a la mesa de Póker donde siempre solían jugar.
La partida acabó un considerable tiempo después. Con puntos a favor de los dos amigos. Matt les entregó la llave de su Audi R8 negro.
– Creo que son tan buenos como decían después de todo… – Susurró Matt algo avergonzado, Harry le palmeó el hombro.
– Siempre se pierde en la vida… – Dijo Will riéndose de Matt a su espalda.
Los dos amigos salieron contentos del bar. Harry apretó la alarma de su nuevo auto, esta sonó a su izquierda. Miraron aquella tremenda maquina negra sin poder creer que era de ellos. Will largó un silbido de admiración. Los dos chicos se acercaron al auto, pero el problema comenzó cuando también los dos quisieron ir a la puerta en donde se encontraba el volante, Harry se paró en seco alzando una ceja. Will rodó los ojos.
– El auto es mío… – Susurró el castaño de ojos verdes con una sonrisa de advertencia, Will rodó los ojos.
– No es justo… – Dijo bufando y subiendo del lado del acompañante.
– Ya tienes auto ¿Para qué quieres otro? – Harry le preguntó al subir. Will sacudió la cabeza.
– ¿Llamas a la basura del Escarabajo en mi cochera un auto? – Gruñó furioso, Harry rió aumentando su furia – Ayer volvía de trabajar y me dejó a píe, tuve que caminar cuatro quilómetros para llegar a casa…
– Oye, encontraremos a otro idiota que quiera apostar dinero contra nosotros, lo devastaremos y te comprarás un auto, sencillo… – Dijo Harry hablando como si un auto fuera un caramelo. Will lo miró incrédulo.
– Sería más sencillo que me enseñaras a jugar al Póker, así tú – señaló a Harry con su dedo índice – no tienes que indicarme cómo hacerlo por medio de tus pensamientos…
– Traté de hacerlo mil veces, eres malísimo, no entiendes Will… – Harry introdujo la llave en la ranura y arrancó el bellísimo motor del auto poniéndolo a todo marcha por la carretera.
– Al menos si no vas a enseñarme Póker, iremos a donde yo diga esta noche – Advirtió Will en tono severo, Harry sintió
– ¿Dónde?
– Black and White – Dijo Will guiñando un ojo celeste a los verdes de su amigo. Harry rodó los ojos.