TE SIENTO
– ¿Qué es cierto Harry? – Pregunté alarmada. Desde que había recolectado toda aquella extraña información acerca de Ángeles y Demonios, sabía que había una posibilidad de que fuera cierta. Las cicatrices en la espalda de Harry eran las mismas que en las fotografías que había visto, pero había otro 99% de mí que no quería que fuera cierto, simplemente por el hecho de que era extraño y algo aterrador. Los ojos de Harry estaban clavados en el suelo a sus pies. Tomé su mano cálidamente, dándole a entender que podía confiar en mí.
– Puedes hablar conmigo – Dije tomando su mentón para que me mirase, sus ojos verdes oscuros escondían mil secretos detrás, estaba segura de ello.
– Correrás – Dijo serimente, yo parpadee sin entender.
– ¿Por qué correré? – Pregunté acercándome aún más a él.
– Si te lo confieso correrás, huirás de aquí Luci y no quiero perderte – Su voz ronca salía temblorosa y no podía creer que estaba viendo a Harry sollozar. Lo rodee en un fuerte abrazo.
– Habla – Dije susurrando en su hombro. Harry me soltó y se separó de mí.
– ¿Prometes no correr? – Preguntó serio, asentí. ¿Qué tan grave sería como para querer correr?
– Lo prometo… – Tomé su mano en la mía, para afianzar mi promesa de no correr.
– De acuerdo, seguro te habrás dado cuenta de que no soy como tú, digo – carraspeó – que puedo hacer cosas que tú no puedes, eso es porque soy diferente a ti y a las demás personas, no vengo del mismo lugar que tú – Su hablar paró en la parte más interesante. Lo miré para que continuara. No estaba asustada, en lo absoluto.
– Harry no entiendo… – Dije sacudiendo la cabeza – ¿Por qué eres diferente a los demás? – Pregunté siguiéndolo hacia la cocina. Él se apoyó sobre la mesada, reposado en sus brazos.
– Digamos que puedo hablar en tu mente, meterme en tus sueños, borrar tu memoria, poseer cuerpos Nephilims, y no puedo morir, ni volver al cielo.
Lo miré con la boca abierta. Él era uno de ellos. Pero eso era imposible, sólo pasaba en cuentos fantásticos, en películas, no en la vida real. Caminó y se sentó en el sofá de la sala nuevamente. Escondió su cabeza en sus manos. Yo solo estaba parada frente a él, buscando algo para decir.
– Por favor di algo cielo – Susurró agitadamente, sonreí al escuchar salir de su boca la palabra cielo, Harry levantó su cabeza y me miró – No es gracioso – Dijo seriamente, yo amplié aún más mi sonrisa. Cuando estaba nerviosa, solía reír. Me senté a su lado sin decir nada. Sus ojos verdes estaban alineados con los míos, y me él observaba atentamente. No podía entender muy bien que era lo que realmente pasaba, pero el miedo no había estado presente en ningún momento.
– ¿Entonces no eres humano? – Pregunté con algo de inseguridad, el curvó su cabeza y negó.
– ¿No tienes miedo? ¿No quieres irte? – Preguntó incrédulo, yo negué con la cabeza y me acomodé en mi lugar en canastitas frente suyo.
– No me iré y no tengo miedo ¿Responderás preguntas? – Dije señalándolo con mi dedo índice, él sonrió.
– Responderé preguntas – Afirmó. Bien, me sentía como una niña de cinco años con su nueva muñeca.
– ¿Qué eres exactamente? – Dije jugando con sus manos.
– Soy un Ángel Caído – Contestó seriamente, mis ojos se fueron a él. Era increíble la atracción que había sentido cuando lo dijo. Un Ángel Caído... no había nada más sexy que un chico malo.