SUS MARCAS
Los rayos del sol se colaban desde una pequeña ventana a mi lado cuando abrí mis ojos. Sentí el fresco olor a naturaleza entrar por mi nariz y respiré profundo cerrando mis ojos. Lo último que recordaba era la tenebrosa escena en el bosque, a aquel hombre, y luego a Harre. Una sensación de angustia mezclada con miedo me inundó el estómago ¿Dónde estaba?
Miré a mis alrededores el lugar parecía ser una cabaña. me levanté sigilosamente, y vi la chaqueta de Harre colgada sobre una silla al costado de la habitación. Abrí mis ojos en sorpresa y me levanté de la gran cama sintiéndome un poco más aliviada. Mientras daba pasos se escuchaba el rechinar de la vieja madera del suelo bajo mis pies. Al llegar a la puerta de la habitación sentí la ducha, la puerta del baño estaba entreabierta y asomé mi cabeza con curiosidad. Harre estaba lavando sus dientes, llevaba pantalones de pijama negros y tenía su torso al descubierto. Noté los músculos de su abdomen, pero lo que más me paralizó fue lo que vi cuando quedó de espaldas a mí. Unas cicatrices en forma de "va" invertida, tenían un color entre rojas y negras y eran del largo de su espalda, analicé que era lo que le podía haber causado esas tremendas cicatrices y el dolor que seguramente habría de haber sentido en ese momento.
Me alejé rápidamente cuando Harre volteó a verme, tratando de fingir que no había estado allí, pero al segundo sentí su mano en mi brazo impidiendo que siguiera mi paso.
– Lucí... – Susurró tras mi oído. Me giré a verlo tímidamente, tratando de ocultar mis rojas mejillas.
– Lo siento, yo no... yo no estaba viéndote, es que no sabía dónde estaba, bueno... no sé dónde estoy... – Las palabras salieron a borbollonees de mi boca. Harre me había atrapado mirándolo, que estúpida...
–Show... no tienes que explicarme nada cielo... – Susurró acariciando mi mejilla dulcemente. Recordé las cicatrices desgarradoras en su espalda. Pero sabía que no debía preguntar, seguramente era algo delicado como para preguntarle en ese momento.
– ¿Dónde estoy? ¿Qué pasó anoche?
– Esta es mi casa, te traje aquí luego de que salimos de Ángel´Sol, uno de los hombres de allí...
– Víctor – Solté recordando el momento en que Harre le ordenaba en medio de la noche que me soltara. Él asintió.
– Pero te llevaré a casa luego de encargarme de algo, me esperarás aquí ¿De acuerdo?
Harre tomó una remera, su campera y una gorra de Béisbol que dejaba salir algunos cabellos castaños por los costados. No me dio tiempo a responder, él ya estaba fuera. Caminé hacia la puerta, para al menos preguntar o ver hacia dónde se dirigía.
"Quédate dentro cielo"
La voz de Harre sonó como la noche pasada en mi cabeza. Pero esa vez era nítida y sabía que era él. Ignorando la anormalidad de que podía hablar en mi mente, trabé la puerta y caminé hacia la cocina, buscando algo de comer. Había Ocupantes, como los que Carolina hacía... ¡Carolina! Corrí rápidamente resbalando con la madera y tomé el teléfono de mi bolso, cinco llamadas perdidas de Carolina, seis de Luis y diez de mi madre. Luego mi buzón lleno de correos. Mierda.