Día 6 ❣ Mítico

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Hace ya muchos, demasiados años para un humano, sucedió algo en el tierno Fingon que cambiaría su vida para siempre y no encontraría el fin hasta haber cruzado el mar

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Hace ya muchos, demasiados años para un humano, sucedió algo en el tierno Fingon que cambiaría su vida para siempre y no encontraría el fin hasta haber cruzado el mar.

Recordaba tener cerca de unos doce años en apariencia de un hombre, cuando su padre llegó molesto a casa. Mamá le había logrado calmar y entonces, Fingolfin le explicó que había defendido a Maedhros de su padre, quien a sus ojos, explotaba demasiado a su hijo.

No era esa la primera vez que Findekano escuchaba el nombre de Maedhros, sabía que era su primo, que era fuerte y tenaz. Estaban en Valinor y el nombre de Maedhros viajó casi tan rápido como el de Fëanor entre todos los elfos, sean estos Noldo, Vanya o Teleri. Maedhros era muy conocido entre mujeres por su belleza y cuerpo, mientras que los hombres se admiraban de su valentía y madurez.

Sucedió que al día siguiente Fingolfin lo despertó temprano y lo llevó a presencia de Fëanor con la intención de explicar la fragilidad que tiene un hijo. Fingon en todo momento se portó temeroso porque la mirada de Fëanor sobre él era fuerte, pesada y juiciosa.

—Tu hijo a duras penas es un bebé, no quieras compararlo con el hombre que tengo por hijo —escuchó la voz de Fëanor tan firme y cruel.

En este instante, el joven Fingon no le tomó tanta importancia a las palabras de su tío, porque cuando se atrevió a levantar la mirada se encontró con un elfo alto, no muy mayor a él y con marcas en las manos. Sus cabellos eran rojos y su rostro estaba pintado en pecas, mientras sus ojos eran de un color gris. No se pudo haber percatado, pero Fingon se ruborizó en ese preciso momento y volvió a bajar la mirada tan pronto como Maedhros se percató de su presencia.

—¡Este es mi hijo, Maitimo! —Fëanor alzó la voz tomando a Maedhros por los hombros.

Los recuerdos después de eso eran borrosos para Fingon, lo último que vino a su memoria fue que Maedhros se inclinó un poco para saludarle y a la vez presentarse como su primo. Al día de hoy, Fingon bufó ante el recuerdo y se sentó a la orilla de la cama que compartía con su novio.

—No puedo creer que a final de cuentas... —susurró Fingon pues era de noche y pensaba que su pareja ya estaba durmiendo—. El hombre, hijo de mi tío, me escogió como su compañero.

Entonces una figura se levantó del otro lado y apoyándose demasiado en la espalda de Fingon, le bajó la ropa por los hombros para depositar en ellos besos y marcas. La espalda tan delgada de Fingon era su perdición por las noches, mientras que el medio de sus piernas era el camino.

—Y yo no puedo crees que el hombre más valiente que se ha conocido comparta sentimientos conmigo —le dijo.

—Ya cállate Maedhros, no intentes compararme con una leyenda como tú —murmuró Fingon entregándose totalmente a las caricias—. justo como diría tu padre.

—Yo no soy mi padre —le murmuró al oído como respuesta, lamiendo de paso la ligera punta de su oreja—. y te aseguro, me tienes completamente loco.

Las caricias de Maedhros poco a poco descendieron por el cuerpo de Fingon y más temprano que tarde se liberaron de las ropas que tanto se habían vuelto molestas esa noche.

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Un mes de Russingon ━ Fictober 2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora