04 | Y me siento bien

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Cuando Taehyung salió del auto y respiró el aire frío de la noche no pudo evitar recordar todo lo que había planeado antes. Su jefe se iría demasiado tarde de su casa, y no quería que le ocurriese algo al volver.
Quiso llorar, y se dio vuelta. Tal vez demasiado tarde. Jungkook salía del auto con una sonrisa en el rostro que parecía infantil, casi perfecta, y ya no pudo negarse a darle paso a su hogar. Su pequeño y mal adecuado hogar.

Ambos subieron los primeros escalones del edificio y juntos saludaron al señor Lee, el de la entrada. Taehyung observó los ojos de su amigo el portero y quiso morirse cuando el hombre mayor le sonrió de manera pícara cuando Jungkook no le veía. Ugh.

Ahora sí quería meter su cabeza en la tierra y no sacarla nunca más de ahí.
Recordaba haber limpiado su casa, tal vez para su suerte, el día anterior.
Así que cuando entraron al ascensor pudo soltar un suspiro aliviado. También tenía algunos tés suaves que podía darles a su jefe, y que posiblemente le podrían gustar. Los había comprado para llevarlos a la oficina y brindarles a las visitas de Jungkook, pero decidió mejor no hacerlo, porque sentía que era demasiado.

— Yo... Mi casa no está a un nivel súper elevado. Es simple, es pequeña y no es lo mejor del mundo, pero vivo bien y me siento cómodo con todo lo que tengo y lo lamento, estoy muy nervioso porque es mi jefe y nunca he traído a un jefe a mi casa. Aunque es algo raro porque usted es mi primer jefe, jaja. — Jungkook soltó una carcajada y solo se apoyó en la pared por un segundo, hasta que finalmente llegaron al sexto piso. Ambos salieron, y Taehyung no podía parar de jugar con sus manos, así que Jungkook volvió a tomar entre las suyas una de las de Kim. El castaño brincó del susto, y el pelinegro solo pudo reír por lo tierno que se estaba comportando.

— Tranquilo. Aunque no lo creas, cuando yo aún no trabajaba para mi padre, vivía en un departamento muy maloliente. Habían humedades, los baños no funcionaban, en todos los rincones había moho y... Era horrible... Así que no digas nada, ¿ok? Estaré cómodo en cualquier lugar al que me lleves. Menos en un club gay, nunca me lleves allí, ugh.

Taehyung se rió a carcajadas hasta que finalmente llegaron al final del pasillo. En todo el corredor solo habían dos puertas, la de su vecino y la suya. Tomó sus llaves y abrió con cuidado para después prender las luces y darle a Jungkook la bienvenida a su hogar. Era pequeño, pero estaba muy bien adecuado. Si de algo se había dado cuenta Jungkook cuando conoció a Taehyung era que al menor le encantaban los colores. La sala era rara, pero cálida. Tenía un sillón blanco largo, que no estaba recostado a ninguna pared y que hacía una especie de pasillo, que dividía la sala con el pequeño comedor de madera oscura. La sala estaba acondicionada con muchísimos cojines amarillos. Había un puf amarillo mostaza a un lado y un sillón de un tono de amarillo parecido a los otros de otro lado, con una mesa de madera con el mismo tono que la del comedor. Frente al sofá blanco había una chimenea que estaba rodeada de una piedra color suave, y arriba un televisor junto con unas bocinas.

La cocina se separaba del comedor por una barra y era de los mismos tonos amarillos que estaban de la sala. Las gavetas eran de madera y su encimera era blanca. Habían flores de colores cálidos, como amarillas y naranjas, y las sillas del desayunador eran de un tono rojizo. Luego estaba el pequeño pasillo que conducía a un balcón y a tres puertas, de las cuales dos de ellas dirigían a lo que eran las dos habitaciones. En la primera, la de Taehyung, todo era de color rojo. Su alfombra, la silla de su escritorio, su cuadro, sus almohadas. La cama estaba vestida con frazadas blancas y tenía un espaldar de madera oscura, como la del resto de la casa. Las puertas corredizas de su closet eran del mismo color oscuro y su baño seguía los mismos contrastes de colores fuertes. La otra habitación era casi igual, solo que un poco más pequeña, con una cama un poco más reducida para que entrara en el espacio y de color naranja. En el balcón, que era un poquito grande, había adecuado unas sillas de madera con cojines amarillos, y había puesto unas luces que colgaban e iluminaban. Su casa era linda, pequeña, pero acogedora. Estaba en una buena ubicación, tenía unos excelentes vecinos, la casa en sí no le generaba muchos problemas. Todo era pacifico en ese lugar, y se sentía feliz porque era la primera casa que tenía con su propio dinero y la había establecido de tal forma que parecía la casa de sus sueños.
Quien le decoró todo estuvo muy feliz con el resultado, y Taehyung, quien había sido su cliente, estuvo muchísimo más feliz.

Tenía todo lo que siempre había deseado, y no podía pedir más.

— Bien... Creo que eso ha sido todo.

— ¿Tú has hecho esto solo? Osea... ¿Tú la colocaste así? — Jungkook le miró sorprendido mientras seguía a Taehyung nuevamente adentro de la casa, hasta llegar a la cocina. Se quitó su abrigo y su saco hasta que dar en su camiseta blanca. También se despojó de su corbata roja y subió sus mangas. Taehyung buscaba en los estantes la pequeña tetera que le había obsequiado su madre cuando se mudó, y cuando la encontró, volvió con su jefe. Su rostro se encogió luego de ver sus gruesos brazos. — Disculpa si te incomoda...

— No hay problema. — Susurró mientras colocaba a hervir el agua. — ... Yo estuve ahorrando por un año y medio, mientras dormía en un colchón viejo en el sótano de un amigo. Tuve dos trabajos en puestos de comidas y cuando tuve suficiente pagué las primeras 10 cuotas mensuales del departamento. Luego comencé a trabajar con usted, y en los primeros 7 meses he conseguido terminarlo todo. Ahora que tengo un año trabajando con usted, y que ya no tengo que apartar dinero para el departamento, vivo una vida feliz. Es un lugar muy pacífico y todos están amañados conmigo, así como yo también lo estoy con ellos. Somos como una familia, más que todo porque aquí solo viven hombres y mujeres ya mayores, padres solteros con hijos pequeños y algunos muchachos jóvenes como yo, que han logrado establecer su casa aquí.

— Es magnífico... Me alegra que hayas podido hacer tu casa... La verdad es que todo está muy bien. Tiene ese aspecto cálido que te da ganas de quedarte aquí para siempre.

Taehyung le sonrió a Jungkook mientras se apoyaba en la encimera y estiraba su torso un poco hacia adelante.

— ¿Le gustaría quedarse a dormir? — Jungkook le miró sorprendido y Taehyung brincó de su lugar cuando supo que no había dicho bien las cosas. Estúpido, estúpido, estúpido. — ¡Quiero decir! A dormir en la otra habitación que tengo, jaja... Lo que pasa es que ya es muy tarde, y no quiero que se vaya así a casa, cuando de seguro está muy cansado. El cansancio puede provocar muchos accidentes automovilísticos y no quiero que le pase nada malo por no haberse ido a su casa directo del trabajo, solo por venir a traerme a mí. — Taehyung seguía y seguía parloteando mientras Jungkook caminaba hasta acercarse a él, del otro lado del desayunador. El menor no sabía a dónde ir ni a dónde esconderse. Tenía miedo y no sabía qué hacer.

— Tae, hablas demasiado, ¿lo sabes no?

— M-Me lo dicen a menudo, jef- ¡Jungkook!

Jungkook sonrió y quitó del fogón el agua que empezaba a hervir, y de la que Taehyung no se daba cuenta. El mayor dejó la misma tetera en la encimera y tomó el té y metió las bolsitas en las tazas, esperando a que se enfriara un poco el agua para servirla.

— ¿Tienes ropa que puedas prestarme? Me quedaré, pero debo lavar esta para no ir con el mismo traje sin lavar mañana. Podría simplemente cambiar de corbata y nadie se daría cuenta... ¿Tienes una corbata que puedas prestarme? — Cuando el menor negó, haciendo brincar sus hermosos rizos, Jungkook sonrió y se estiró un poco. — Entonces, iré sin corbata.

— Yo... No creo que mi ropa le quede...

— Busca lo más grande que tengas en tu armario, igual, solo será por la noche.

Las mejillas de Taehyung se pusieron más rojas, si eso era posible, luego de que un pensamiento cruzara su cerebro.

— ¿Y la ropa interior?

— Pues... Dormiré sin ella... Debo lavarla también, como a mi ropa. No te preocupes, solo iré a dormir, no buscaré incomodarte.

El menor asintió en silencio.
Era malísimo para ocultar las cosas, y no quería que su jefe supiese que lo había imaginado en su casa, caminando sin ropa interior por todos lados, como si fuese la suya. Mucho menos que supiese que se sentía demasiado bien que fuese así.

❤️

Perdonen el relleno :(
No sabía qué poner en este capítulo, y en el siguiente. En los próximos, ya comenzará a cambiar la cosa, florecitas.
No había actualizado antes porque el capítulo anterior tuvo muy poquitos votos y quería esperar, pero al final no pude resistirme.
Los amo, demasiado.
Gracias.

Boss | KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora