11 | En mi cabeza estamos destinados

760 103 19
                                    

Lunes.

Jungkook siempre había sido realmente pulcro con todo lo que tenía que ver con su cabello, su ropa, o su apariencia.

Su traje siempre estaba impecable, planchado, sin una sola mota encima o sin alguna anomalía. Le gustaba verse increíblemente bien para dar una buena imagen tanto a sus empleados como a sus clientes, sus socios.

Esa era una de las cosas que su madre siempre resaltaba de él y que le gustaban mucho, así que cuando lo vio pasar por su puerta con una apariencia terrible, supo que algo malo había sucedido.

Ese lunes por la mañana, Jungkook se había despertado más temprano de lo habitual. No había podido pegar bien el ojo en la noche del sábado, ni en la del domingo. En su casa, siempre estaba la costumbre de desayunar juntos los lunes y cenar los viernes, así que no pudo ocultar los rastros de sueño que su rostro pálido y casi sombrío mostraban.

Parecía un espectro completamente enojado y malhumorado. No había podido llevar una corbata, y su camisa de color blanco hueso estaba un poco arrugada.

— ¿Ha ocurrido algo? Dios, Jungkookie, estás horrible. — Su madre se acercó un poco preocupada, agarrando sus mejillas y su frente para comprobar que no tuviese algo de fiebre.

— No es nada, mamá. Solo estoy un poco cansado, no he podido dormir estos últimos días bien.

— Upa. — Moonbyul apareció en la cocina con una sonrisa coqueta, levantando y subiendo sus cejas con descaro. Su padre, que observaba desde una esquina mientras bebía un poco de café, se rió por la actitud de su hija. — Deberíamos hablar eso con Taehyungie, te está matando, hermanito...

Jungkook quería fulminarla con los ojos. Su jaqueca tampoco ayudaba a ser un poco más tolerante con ella y con su habitual actitud juguetona.

— Hablando de Taehyungie, deberías invitarlo a venir con nosotros los lunes y viernes para acompañarnos. — Aseguró su madre mientras acomodaba un poco el traje de su hijo con sus manos. Jungkook solo cerró los ojos y se dejó arreglar un poco. No pensaba comer, necesitaba irse. — Es un chico increíble, me encanta para ti, Jungkookie.

— Solo ha venido una vez, mamá. No puede encantarte aún para Jungkook. — Graznó Moon desde una esquina. Su padre alzó las cejas, observando a su esposa, esperando su respuesta.

— Lo hace, es un chico muy dulce. Creí que sería un poco más cariñoso, pero estoy fascinada por lo amable y hermoso que es.

Jungkook hizo una mueca.

— ¿Más cariñoso? — Habló, alejándose un poco de su madre para verla a los ojos directamente. La mujer miró a un lado, un poco avergonzada.

Ella era igual de tierna que su Taehyung.

Antes de que la mujer pudiese decir algo, Moonbyul salió con su típica voz chillona a parlotear.

— Mamá se refiere a que tu novio no te trata como si fueses su novio. — La señora negó, lanzándole uno de los trapos de cocina más cercanos a su hija. La chica fue rápida y pudo esquivarlo con hazaña.

— Para nada. No es eso, Jungkookie... Es solo que Taehyungie, es un poco tímido, así que no te dice cositas lindas ni apodos tiernos. Incluso tú no lo haces. Pensé que eran un poco más dulces entre ustedes, por cómo se miran.

Boss | KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora