13 | Mi corazón está latiendo por ti

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Viernes.

Los cuatro días siguientes a ese, fueron una jodida tortura para Taehyung en el trabajo. Incluso para Jungkook.

Los rumores de la salida que ambos habían tenido en el cine el viernes anterior explotaron como pólvora entre todos los empleados del lugar.

¡Incluso personas ajenas a las actividades de la empresa se habían dado cuenta de ello!

Habían varios artículos en internet que señalaban a uno de los solteros más codiciados de toda la sección empresarial del país como una persona ya no tan soltera. Por suerte no habían publicado aún su nombre en ninguna revista de mierda, pero sabía que no faltaba mucho para que se enteraran de que él era el "doncel bello" que había empezado a salir con Jeon Jungkook.

Hasta sus padres le habían llamado también, invitándolos a Daegu el fin de semana para conocer a su pareja.

No entendía cómo se habían enterado de que tendrían que hacer un viaje en esos días a la pequeña ciudad manzanera -tal vez había sido Jisoo la informante- para la firma de algunos contratos y reuniones urgentes con un colega importante como lo era Min Yoongi, pero lo sabían y ahora iba a ser imposible negar la invitación sin sonar como un desprecio o una evasión.

Así que allí estaban, en silencio, uno al lado del otro en el auto negro de Jungkook con el afán de llegar ese viernes antes de que anocheciera y no pudieran conseguir un buen hotel para pasar los días que tenían programados para el viaje.

Los siguientes dos días eran para descansar, ir a conocer a los padres de Taehyung y recorrer un poco los campos llenos de cultivos de manzana y arroz. El lunes y el martes eran exclusivamente para las juntas corporativas con el socio de Jungkook y el miércoles por la mañana, ya estarían partiendo a Seúl a continuar la rutina que ambos llevaban desde siempre.

— ¿Estás cansado? — Jungkook miró por un segundo al castaño y luego devolvió su vista al frente.

Taehyung estaba agotado, así que asintió un poco y se apoyó un poco más en el vidrio del lado del copiloto.

— Creo que podría dormir 12 horas seguidas sin problemas. Anoche tuve que desvelarme para terminar todos los informes que usaremos en las reuniones con el señor Min y apenas tuve tiempo para pegar el ojo unas dos o tres horas.

— Dios, Tae. — Jungkook abrió la boca sorprendido y volvió a verlo un momento. Su cabello castaño brillaba con los rayos anaranjados del atardecer y pintaban su piel de un color canela precioso.

Apretó el volante con su mano izquierda con fuerza y dirigió su vista al frente nuevamente. El Rolex plateado que había en esa mano, y que se lograba ver a simple vista por la camiseta de mangas cortas que llevaba puesta, brilló también y reflejó en el techo del lujoso automóvil una luz.

— ¿Por qué no me dijiste para ayudarte a organizar todas esas cosas contigo? No me hubiese molestado en ayudarte.

— No quería molestarte. Sabía que hoy en la mañana tenías esa larga reunión con los Bae y que tendrías que manejar el auto para el viaje... Preferí dejarte descansar un poco más y no arriesgarnos a ambos así.

No había notado que ya no se refería a él de manera formal. Y aunque lo hubiese notado, tampoco le importaba.

Ya no.

— Prométeme que esta noche dormirás todo el tiempo que necesites, me siento muy mal por haber sido responsable de manera indirecta de este problema.

— No es tu culpa, Jungkook. — Bostezó el menor, acurrucándose mejor en el asiento. Apenas podía moverse bien por el cinturón de seguridad, pero logró subir sus piernas un poco y abrazarlas con sus brazos.

Boss | KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora