Capítulo XLIII

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Suika abrió sus ojos ante las luz del sol que se escabullen entre las hojas del gran árbol que se refugiaba en su tronco, ante el entorno desconocido se levantó asustada con miedo pero al ver a dos personas dormidas aún, lejos de ella, recordó lo sucedido de ayer y se calmó. Más tranquila observó a su alrededor donde había uno que otros animales pero lo más extraño era que no podía escuchar ningún ruido; se levantó asustada y camino fuera de la barrera, que al traspasarla pudo ver un ligero brillo y despues pequeños trozos de algo transparente. 

__ ¿Eh? __ el sonido del viento y de algunos animales entraron en su oído. Miro hacia el cielo y vio el sol en su punto más alto, era ya mediodía y ella aún no había vuelto a su aldea, lo mas seguro es que todos estén preocupados por ella por haber desaparecido por tanto tiempo. Miro a Sesshomaru que estaba recostado en un árbol, seguramente dormido y a Kaoru que estaba a su lado acostada con una cosa esponjosa en sus brazos, aunque lo más raro fue verla con otro tipo de ropa y con algo en su cabeza __ Disculpe __ llamó suavemente para atraer su atención, no vio reacción por ninguno de los dos pero su instinto le dijo que uno de ellos la escuchaba __ Volveré a mi aldea, muchas gracias por todo __ agradeció y se dio la vuelta, su pequeña figura desapareció entre los árboles.

Kaoru que dormía profundo frunció el ceño mientras acercaba su espalda a la fuente de calor, Sesshomaru abrió sus ojos, acomodo la túnica que apenas la cubría. Por el rabillo de su ojo y el olor supo que la niña humana había vuelto.

__ Esto.. __ avergonzada miró al Daiyokai __ No se como volver __ no dijo nada ante sus palabras y solo volvió a su pose original. Suika lo tomo como un ¨no me importa lo que hagas¨ y se sentó donde antes estaba dormida. Tenía hambre y ya había pasado la hora de comer, con ojos brillantes miró el río y corrió para atrapar su almuerzo.

Con felicidad comenzó atrapar peces, aunque algunos se escapaban, pudo atrapar algunos decentes para comer. Lista para salir se asustó cuando escuchó un grito desgarrador, miró en dirección del sonido y se sorprendió al ver como la sangre salía del hombro del Daiyokai.

Kaoru reaccionó ante la persona que tenía en frente, incrédula observó cómo sus garras estaban clavadas en el hombro derecho de Sesshomaru. Sabía que si no hubiera sido la rapida reaccion de este, lo mas seguro es que hubiera apuñalado su corazón; retiró su mano y comenzó a sanar la herida.

__ Lo siento, yo... __ su mirada mostraba remordimiento, sus ojos eran como si estuvieran inyectados en sangre, su cuerpo temblaba y su  tez estaba mortalmente pálida. El sueño que había tenido recién, era tan real que sintió frustración al ver cómo su pequeña hija era asesinada sin poder hacer nada, se repetía una y otra vez en su mente. En sus sueños vio al culpable y lo atacó sin pensar.

Con emociones complicadas se levantó y caminó hacia el río donde se lavó la cara; miró su reflejo. No podía perder la cordura, hasta que reuniera la alma fragmentada del Dios de la Muerte y puedan derrotar a Naraku, ella pagará sus pecados por haberse confiado demasiado, había sido arrogante todo este tiempo solo por ser una reencarnada y tener los poderes, fue su culpa por no matarlo cuando pudo la primera vez, por ese error murió su hija.

Respiro profundo: uno, dos, tres...

Contó en su mente hasta que sus emociones se calmaron, miró la prenda de vestir que tenía y supo que el dueño era el Daiyokai, agradeció que la cubriera ya que su ropa estaba hecha jirones por la noche tan desenfrenada que tuvo con él. Había perdido la cuenta en la cuarta ronda, a veces en la mitad se desmayaba pero inmediatamente despertaba por sus movimientos feroces, era como si se la pudiera tragar en cualquier momento. Solo supo que cuando el sol salió fue que pudo tener tranquilidad. Con solo recordarlo, sintió vergüenza que se haya dejado vencer fácilmente, tampoco nadie la mandó a salir de la barrera donde el olor estaba al minimo y estaba segura.

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