Capítulo 4

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— Vamos, Seungkwan, sé que conociste a alguien, tus ojos me lo dicen

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— Vamos, Seungkwan, sé que conociste a alguien, tus ojos me lo dicen. –insistió, con la sonrisa aún más amplia y los ojos chispeantes de curiosidad.

— Sí y no. –farfullé.

— ¿Sí y no? ¿Cómo es eso?

— Bueno, conocí a alguien que ha decir verdad, me deslumbró; pero...

— ¿Pero qué?

— No puedo decir que sea ese "alguien especial" –hice comillas con mis dedos.

— ¿Por qué no?

— No creo en el amor a primera vista, lo sabes. –sacudí la mano, como restándole importancia al asunto.

— Sí, ¿pero sabes? con Hansol fue amor a primera vista. –sonrió, como si de pronto se
hubiera perdido en el recuerdo– ¿Tú dónde conociste al chico? –preguntó de repente.

— Emm.. en... –vacilé, mientras buscaba un lugar ideal– En el avión.

— ¿Ese sentó junto a ti? –la curiosidad de Mina parecía nunca terminar.

— Mmm... –recordé entonces cuando Hansol se sentó a mi lado en el piso del pasillo, reí– Algo así.

— ¿Quieres contarme?

— No en realidad, no tiene demasiada importancia, Mina. Era solo un chico atractivo.

Y era cierto, porque para empezar, Hansol solo era una cara bonita entre otros muchos rostros de Venecia y además, no podía inventarme una historia acerca de otro chico solo por no tener el valor de decirle a Mina que su novio me parecía lo más atractivo desde que había llegado a Venecia.

— Estoy realmente cansado, Mina. Dime, ¿Dónde está mi cama?

— Habitación. –corrigió ella y luego sonrió– Justo allá. –señaló hacia la derecha, apuntando una blanca puerta de madera.

— Gracias, mañana será un día fenomenal, mañana que no esté cansado.

— Que duermas bien, Kwanie. ¡Wow! No puedo creer que estés aquí. –lo último pareció que se lo había dicho a ella misma– ¡Te quiero!

— Y yo a ti. Buenas noches.

Arrastré el par de maletas hasta el pequeño cuarto que sería mi habitación y luego me interné en el. Era tamaño medio, ni tan grande ni tan pequeño, ideal para mí. La cama estaba al otro extremo de la puerta contra la esquina; cerca de la ventana. Había un pequeño escritorio y un armario frente a la cama.

Saqué de la maleta más pequeña el estuche donde traía mi cámara y tomé una foto de la habitación. Aventé luego las maletas en alguna parte de la habitación y puse con cuidado la cámara en su estuche y lo coloqué sobre el escritorio, estaba demasiado cansado como para ponerme a acomodar la ropa justo ahora.

Me acosté sobre la cama y coloqué las manos bajo la cabeza, entonces me puse a pensar en todo lo ocurrido durante el día, y el rostro que había traído a mi memoria, era tan bello como el de un ángel, pero, un rostro que no me pertenecía.

Pero, ¿Por qué había pensado en él? en la idea de que Mina y Hansol no se conocían lo suficiente como para decirse "Te amo"; me reí por lo bajo al descubrir que lo que yo tenía ahora era envidia. Desde Hyunwoo solo dos idiotas habían figurado en la lista de mi corazón, y ahora, que Mina había encontrado a alguien, yo le tenía envidia.

Volví a reír. Que patético. Pero lo cierto era que detrás de esa risa burlona había una palpable preocupación.

El corazón de Mina no podía volver a romperse por segunda vez de una forma tan desastrosa como la primera. Allí figuraba mi miedo.

O eso yo creía.

O eso yo creía

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