Capítulo 13

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— ¡Bestia. Arriba! –Mina tenía la costumbre de despertarme con golpes en la puerta, por eso era lindo que se fuera a trabajar.

Balbuceé entre la almohada y luego comprendí que los molestos golpes en la puerta no pararían hasta que Mina me viera con los ojos abiertos. Me llevé los puños a los ojos y comencé a tallarlos para desemperezarme, luego abrí paso a un bostezo grande.

Me paré con pereza y abrí la puerta, Mina estaba en la cocina buscando algo en el refrigerador. Me miró.

— Ponte algo lindo, algo verde, a Joshua le gusta el azul. –dijo.

— Estás loca. –musité y me di la media vuelta para vestirme.

— Si quieres gustarle a Joshua, escucha mis consejos. –gritó desde la cocina.

— No quiero gustarle a Joshua, ni siquiera lo conozco. –me quejé, saliendo de nuevo de mi habitación; increíblemente asombrado del esfuerzo de Mina por emparejarme.

— Solo vístete, ¿Quieres? Ellos llegarán en cualquier momento.

— Eres perversa. –la fulminé con la mirada.

— Pero así me quieres. –me sacó la lengua y me vi obligado a reír.

— Tonta. –dije.

Me vestí con una camiseta blanca y con unos jeans negros entubados, solo por llevarle la contraria a Mina. A los poco minutos, oí el timbre sonar, y la fierecilla empezó a saltar de un lado a otro cantando el nombre de Hansol.

Salí de mi habitación al oír el murmullo de las voces, y allí junto al ángel, reposaba otro.

— Hola. –musité.

— Seungkwan, mira, él es Joshua. –me dijo Mina, empujándome por el codo hacia el par de ángeles. Extendí la mano para saludarlo y él respondió mi saludo.

— Hola. –me dijo.

No estaba muy seguro, pero sentía dentro de mi como dos partes; una, atenta a Joshua
pero la otra, atenta a Vernon. Seguro la fierecilla estaba dentro de la segunda.

— Bueno, ya que se conocieron, ¿A dónde vamos a ir? –preguntó Mina.

— ¿Quieren desayunar en...? –la voz de Hansol habló por fin, y yo, completo, me perdí en ella.

Dejé de oír entonces la conversación que tenían los tres, de hecho, mis ojos estaban tercos y habían dejado a mis otros sentidos inactivos, ya que ellos se aferraban a mantener la vista en Hansol.

Los labios de los demás dejaron de moverse, luego me miraron. ¡Reacciona! Me ordenó una voz en mi cabeza. Entonces mis sentidos comenzaron a activarse de nuevo.

— ¡Seungkwan! –me sacudió Mina.

— ¿Eh? –musité terriblemente desconcertado.

— ¿Qué si quieres desayunar pizza? –me preguntó.

— Amm... sí. –dije. ¿Cuánto tiempo me habían estado hablando?

— Vamos, entonces. –concluyó Hansol.

En la Hybrid de Hansol nos dirigimos a un pequeño local de pizza, que desprendía el aroma a salsa abarcando alrededor de unos tres metros y medio.

Nos sentamos en una mesa, Hansol y Mina en un lado y Joshua y yo en el otro. Ambos enfrente de ambos.

— Pidamos la pizza típica, para que Hansol pueda probarla. Apuesto a que jamás has probado una hecha en Italia.

— Eso es obvio, Mina, ya sabes que no. –dije, riendo.

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