Capítulo 5

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El sueño abrumado me despertó, una pesadilla que me perló la mayor parte de la cara con sudor frío y que me obligó a abrir los ojos casi tan precisamente como me paré

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El sueño abrumado me despertó, una pesadilla que me perló la mayor parte de la cara con sudor frío y que me obligó a abrir los ojos casi tan precisamente como me paré. El horrible accidente que mis padres habían tenido se había proyectado esa noche en mis sueños.

Miré el reloj, aún con los nervios de punta. Eran las siete con cuarenta y dos minutos.

Suspiré y me levanté de la cama, había dormido con la misma ropa con la que había llegado, así que me di una rápida ducha y luego me cambié.

Salí a la cocina, Mina aún no se despertaba así que me dió tiempo de prepararle el desayuno. Cociné un par de huevos fritos y unas salchichas con un pedazo de tocino, luego preparé un jugo de naranja. Mina será japonesa y vivirá en Venecia pero parece americana.

— ¡Mmm! ¿Qué es eso que huele tan delicioso? –salió de su habitación directo hacia la cocina luego me sonrió.

— Quise prepararte el desayuno. –le puse el plato en el pretil.

— Aw. –exclamó– Es maravilloso tenerte aquí.

Ambos reímos y luego nos pusimos a ingerir todo lo que había salido de la sartén.

— ¿Qué planes tienes para hoy? –me preguntó.

— Creí que tú ibas a hacer mi agenda de este día. –dije confundido.

La grande sonrisa de la que ella era dueña se expandió por su rostro.

— Solo quise asegurarme de que no la hayas olvidado. –rió de nuevo– Te llevaré por las mejores tiendas de ropa que jamás hayas visto. La emoción saltó a sus ojos.

— Genial. –musité.

Ropa. No era un adicto a la moda o algo por el estilo por lo tanto nunca me emocionaba tanto ir de tienda en tienda hasta encontrar el atuendo perfecto; pero a Mina siempre le había gustado y tenía un excelente gusto en ropa. Cada vez que íbamos a una tienda, era ella la que terminaba más de cinco bolsas en la mano.

Hacía frío, un gélido aire vagabundeaba por la la atmósfera de Venecia mientras que mi mejor amiga y yo caminábamos por sus calles.

— ¿Cómo pasó lo de Hyunwoo? Eso jamás lo supe. –me dijo y la miré extrañado– Quiero decir, que nunca supe cómo lo olvidaste.

— Oh, bueno, simplemente decidí superarlo y ya. –me encogí de hombros y me quedé mirando a través de una vitrina una hermosa chaqueta café de gala.

El reflejo de Mina se dibujó a mi lado en el vidrio y una repentina curiosidad vino a mí como una ola de mar.

— Dime, Mina, ¿Cómo conociste a Hansol? –musité sin mirar el rostro de ella y fingiendo que observaba detenidamente la bella chaqueta del aparador, nervioso.

Algo definitivamente raro.

— En un café, un día lluvioso. –suspiró como si de pronto volviera a ver el recuerdo nítido en su mente y se perdiera en el, entonces la miré. Se acercó y hablamos un poco- ¡Él es tan gracioso! –suspiró- Me contó que era de Nueva York, que allí había nacido y que había venido a Venecia por lo mismo que yo: olvidar amores del pasado. Sin embargo, hasta la fecha no me ha dicho que fue lo que pasó... –se perdió pero luego volvió a retomar el curso animoso– Luego de reírnos un rato, me pidió mi número de teléfono y en la noche del mismo día me llamó. –sonrió– Solo quería desearme buenas noches. –suspiró, teatralmente.

— Suena como... un cuento. –sonreí.

— Me siento como en uno. –sonrió también– ¡Estoy tan feliz! –me abrazó, completamente llena de emoción; cosa que hacía cuando estaba así.

— ¿Cuántos años tiene? –pregunté, retirándome de su abrazo.

— Veintitrés.

— No hay mucha diferencia, tú tienes veintidós. –dije, aliviado.

— ¿Sabes qué nos dicen? –inquirió, animada.

— ¿Qué?

— Que somos la pareja perfecta. Que los dos estamos hechos a la medida. Que nacimos para estar juntos. –suspiró.

Estaba feliz, pero algo dentro, muy dentro de mi se removía incómodo y desesperado.

Como una fierecilla enjaulada en lo más oscuro de una habitación, muy lejos de la salida; pero sin embargo, deseosa de salir.

— Me alegro mucho por ti.

— ¡Ya sé! Podríamos salir todos alguna vez, así te presento. –comentó.

— ¿Todos?

— Sí, Hansol, tú, Joshua y yo.

— Sí, Hansol, tú, Joshua y yo

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^___^ ## ★ MANUAL OF THE FORBiDDENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora