Capítulo 18

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— Bueno, ¿Y qué quieres que haga? Joshua se ha vuelto un amigo excelente y Soonyoung es una persona grandiosa. A Mingyu lo conozco porque trabaja en el
laboratorio de fotografías y es un chico sensacional. Así estoy bien, no ocupo tener tantas personas en una vida que pronto dejaré. No voy a quedarme a vivir en Venecia por siempre. –dije.

— Ya lo sé, Kwannie. Lo que trato de decir es que disfruta el tiempo que estés aquí.

— Eso lo hago, créeme.

— Pero...

— ¡Tu pizza está lista! –canté al oír el pitido del horno– Me voy a dormir, te quiero, buenas noches. –me fui a paso apresurado a mi habitación.

Me sentía culpable, porque la verdad era que no me entusiasmaba tanto la idea de pasar el día con Mina, al menos no si lo veía de la perspectiva de que no vería Hansol, o mejor dicho, de que no estaría yo solo con él.

🥀✨


Me revolqué entre las sábanas de mi cama hasta que la apenas cálida luz de sol me llegó a los ojos.

— Bestia. –los golpes en la puerta no fueron tan intensos, pero sí molestos.

— Ya estoy despierto. –farfullé.

Salí de mi habitación y miré a Mina sonreírme. Me sentí mal de nuevo.

— ¿Cuáles son los planes de hoy? –pregunté, totalmente desganado.

— Conseguir un atuendo elegante.

— ¿Elegante? ¿Qué celebramos? –inquirí, confundido.

— El próximo domingo es el cumpleaños del señor Vittore y ya sabes cómo son todas esas personas. –puso los ojos en blanco– Gastan hasta el último centavo para darle lujo al ambiente.

— ¿El señor Vittore? –traté de pronunciar el apellido con el acento que Mina había utilizado.

— Si, el dueño del Hospital.

— Oh... ¿Y...?

— Estamos invitados. –sonrió ampliamente.

— ¿Invitados? –quería saber a quienes se refería.

— Sí, tú, yo y Hansol. Quien por cierto ya debería estar aquí. –divagó, mirando el reloj de su muñeca.

— ¿Hansol? ¿Nos acompañará? –hice un mohín.

— Claro, y luego ¿Quién me dirá que me veo linda con los vestidos? –bromeó.

— Pero Hansol... sabes que no le gusta eso. –intenté encontrar una excusa creíble para que Hansol no fuera, yo no debía siquiera estar cerca de él.

— Pero es mi Hansol. –dijo y me dolió– El está dispuesto a acompañarnos.

Entonces el timbre sonó. El corazón me latió ansioso, presuroso y angustiado. Mina corrió hasta la puerta, mientras que yo me quedé parado allí, con ganas de correr en dirección opuesta. Después de la pequeña
discusión que tuvimos ayer, no sabía qué sentir.

Pero entonces Mina abrió la puerta y la luz apareció en mis ojos, allí estaba él, tan deslumbrante como siempre, usando una camisa en color azul, desabotonada, y un jean de color negro, ajustado a sus piernas. Hizo que el mundo se me volteara en un segundo cuando me miró.

— ¡Amor! –dijo Mina, sin duda feliz. Pero esta vez, en vez de darle un beso en los labios, se lo dio en la mejilla. Agradecí aquello, aunque la fierecilla igual se sintió celosa.

^___^ ## ★ MANUAL OF THE FORBiDDENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora